¿Será este 20 de Julio el último en guerra con las Farc?

Colombia celebra un nuevo grito de independencia en medio de un cese al fuego unilateral que se espera sea definitivo.

Los últimos meses han sido críticos para el proceso de paz que adelantan el Gobierno Nacional y las Farc desde La Habana. Recrudecieron los enfrentamientos, los ataques a la infraestructura, se desplomó la confianza en la mesa de diálogos y se ahondó el pulso entre defensores y detractores.

Hay quienes dicen que los diálogos ya no tienen marcha atrás, que reversarlos sería incluso peor para la institucionalidad del país y que es hora de llegar a un acuerdo definitivo. Los mismos ven con expectativa lo que se discute en La Habana y aseguran que ‘vamos por buen camino’, aunque hoy en día, gústenos o no, el aire que se respira es de incertidumbre y de miedo.

En efecto, mientras que Santos decide si continuarán o no las negociaciones –dijo en los últimos días que en cuatro meses revelaría su decisión- y las Farc inician un nuevo cese de hostilidades unilateral, otros aseguran que el tiempo se agotó y que la historia ha demostrado que la guerrilla no va a cumplir. “Ya van más de dos años y no tenemos algo concreto (…) ni siquiera la palabra de la guerrilla vale pues hacen de las suyas cada vez que anuncian esos dichosos ceses”, dicen…

Naturalmente, negociar en medio de un conflicto avivó el afán por llegar a la paz y citó a las Farc a comprometerse con el cumplimiento del alto al fuego que ellos mismos instalan. Ante esto varios sectores explican que de nada sirve que se realicen ese tipo de medidas cuando al final todo se resume a pensar en los intereses propios y en el juego sucio.

Ese mismo afán hizo que los medios de comunicación y uno que otro parlamentario, funcionario y/o líder de opinión la embarraran al hacer de las negociaciones un cuento de buenos y malos, de odios y amores, cuando lo que se pretende es sentar las bases de un posconflicto en el que predominen el perdón y la reconciliación por parte de cada colombiano y en el que no sea ingenuo pensar que en serio se puede conquistar la paz a pesar de los retos.

Sí, hay problemas y sapos que tragar… pero debe haber disposición para intentar solucionarlos con o sin la firma de la paz.

Por eso aprovechamos esta nueva celebración de la independencia colombiana para invitarlo a meditar con cabeza fría sobre el actual estado del proceso de paz, a reflexionar sobre si lo que allí sucede hará de este país un mejor lugar y a decidir sin la mano negra de la política. Hágalo con un debate sano e informado, con optimismo y sin radicalismos. Recuerde que una negociación se pone de parte y parte, se busca un equilibrio y el balance de las cosas. Tenga en cuenta que por la complejidad del conflicto es prácticamente imposible que todos queden totalmente satisfechos, pero con cada consenso que se alcance el fin de la guerra se podrá aterrizar. Y si no se logra, si en últimas “el país queda peor a cómo empezó”, intente nuevamente encontrar y compartir una solución justa y equitativa.