Los movimientos y organizaciones campesinas marcharon masivamente por las calles de Bogotá como consecuencia del incumplimiento por parte del gobierno del Pacto Agrario rubricado con el campesinado en 2013. Las agremiaciones campesinas, indígenas y de las negritudes aseguraron que infortunadamente en Colombia se ha criminalizado la protesta social y el justo reclamo de quienes alimentan a la población con las actividades agropecuarias.
Fueron ríos de personas provenientes de varias regiones productivas del país las que se dieron cita en la capital colombiana para marchar por la carrera Séptima hasta llegar a la plaza de Bolívar en donde ondearon banderas y gritaron arengas.
La Sociedad de Agricultores de Colombia, SAC, que agrupa productores del campo desde 1871 manifestó, no solo su preocupación por los incumplimientos, sino todo el entorno que se está afianzando en detrimento de la rentabilidad de la agricultura en Colombia que finalmente conlleva a pensar que el proceso de paz no tendrá viabilidad porque sin economía agraria no es posible lograr acuerdos toda vez que el posconflicto no tendrá un escenario real y tangible para ocupar legalmente a quienes hoy están alzados en armas.
En diálogo con Confidencial Colombia, el presidente de la SAC, Rafael Mejía López aseguró que desde las negociaciones con el ejecutivo el año anterior no han subido los precios para la producción primaria y si por el contrario aumentaron los costos de producción, ecuación que deja la utilidad muy comprometida.
En opinión del dirigente gremial, la situación del campesino y del productor sigue complicada, entre otras cosas, porque siguen muy elevados los precios de los fertilizantes, insumos, semillas y plaguicidas, los mismos que continuarán al alza por el tema de la revaluación. Otro ítem negativo es el de percepción de seguridad económica que tampoco ha mejorado, lo mismo que acontece con el contrabando en donde no se ve una lucha frontal contra los defraudadores, haciendo que los índices de internación irregular de productos no desciendan y dejen maltrechos los resultados.
Otro reparo de la SAC está por el lado de los tratados de libre comercio con los cuales se vislumbra un perjuicio considerable a los agricultores en vista que estos no se abordan de manera consecuente ni de manera seria.
Agregó que los campesinos que queden desocupados por la factura que pasará el TLC y que desde ya se reconoce por parte de la industria, será responsabilidad total del gobierno que hizo caso omiso a las advertencias hechas por el gremio en su momento cuando se negociaba dicho convenio con Estados Unidos en tiempos del Presidente, Álvaro Uribe Vélez.
¿Cuál política agraria?
El presidente de la SAC, Rafael Mejía López aseveró en este medio que todas las protestas y reclamos tienen asidero porque lo cierto para la Sociedad que representa, es que en Colombia no hay una política agraria de estado la cual debe construirse con total inclusión en donde se converja gobierno, gremios en representación de los productores formales, dignidades e informalidad.
“Un paso era el Pacto Agrario, nosotros como SAC el 12 de septiembre de 2013 entregamos 21 protestas, 4.000 folios y una matriz, sin embargo, una de nuestras quejas es que el gobierno ha ido por su lado y no ha tenido en cuenta al sector privado, pero nos enteramos por la prensa que las dignidades dicen y creen que lo están haciendo es con nosotros, pero con nosotros no es, y si no es con nosotros y si no es con ellos es porque debe ser una política agraria de estado auto-contenida”, declaró el señor Mejía.
Para el dirigente gremial la situación es sencilla y categórica un posconflicto sin campo no funciona. Dice que es difícil precisar sobre qué podría pasar, pero aclaró que evidentemente la SAC está buscando y esperando resultados.
Uno debe entender, afirmó, que cada gobierno tiene su estilo, pero insistió en que el país carece de una política agraria de estado incluyente en donde haya cabida para todos, es decir, espacio para pequeños, medianos y grandes. “Hoy hay que terminar de interpretar y definir hasta el término acogido de agricultura familiar que es un nuevo enfoque sugerido por la FAO”.
Sobra tierra, pero falta estado
Según los registros de la SAC, Colombia tiene cultivadas alrededor de cinco millones de hectáreas. Lo anterior muestra que el número de hectáreas de 2013 frente a 2012 creció en 1.5 por ciento mientras que la producción subió 4.9 por ciento, pero aún quedan 16 millones de hectáreas sin usar, totalmente ociosas, lo que quiere decir que el estado no hace presencia en esas zonas lo cual resulta muy complicado para la economía y para la misma seguridad alimentaria.
“La ocupación que genera el sector rural es el 22 por ciento del total del empleo, y de ese total, más o menos el 62 por ciento es empleo agrícola”, explicó Mejía López.
Reiteró que tal y como se definió en el pasado Congreso Nacional de la SAC, el gobierno y el país urbano tienen que entender la cotidianidad del sector agropecuario para saber cuáles son los problemas en que está el campo y tener información real de lo que está sucediendo con los labriegos.