El conflicto en el país de Medio Oriente no da tregua, luego de que estallaran los enfrentamientos entre rebeldes y miembros vinculados al grupo terrorista, Al Qaeda. Entre las víctimas, yacen 42 rehenes ejecutados con los ojos vendados y las manos atadas en la ciudad de Alepo.
La guerra en Siria parece no dar respiro a los civiles. Son numerosas las tragedias que la prensa internacional ha redactado en torno a la crisis humanitaria del país, que registra miles de muertes con diferentes tipos de armamento, el más aterrador, el gas sarín utilizado por el régimen de Bashar al Assad en contra de la población de Damasco a mediados del 2013.
Luego de la crisis que desató el genocidio profanado con armas químicas que por poco provoca una guerra con Estados Unidos, la suerte del país parece no mejorar. La guerra declarada entre la rebelión islamita y los yihadistas del estado islámico de Irak y el Levante, EIIL, grupo armado de Al Qaeda, mantiene al rojo vivo el panorama humanitario de Siria y sobre la cuerda floja al Medio Oriente por la posibilidad de que el conflicto se expanda.
Según reportes de del Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH) con sede en el Reino Unido, 482 personas fallecieron debido a los combates, 240 eran miembros de las brigadas rebeldes, 157 del EIIL y 85 civiles” atrapados entre el fuego cruzado.
Asimismo, 42 de las víctimas eran rehenes del grupo terrorista en la ciudad de Alepo. Estos fueron ejecutados con los ojos vendados y las manos amarradas. El lugar terminó siendo el punto de una verdadera masacre.
De igual manera, el OSDH solicitó que todos los crímenes recopilados en Siria sean llevados ante la Corte Penal Internacional, como parte de una estrategia que permita asegurar las herramientas para mitigar la crisis humanitaria del país.
Por otro lado, los rebeldes batallan desde todos los frentes, dado que también se enfrentan a las fuerzas militares de Bashar al Assad en la ciudad de Homs. La agencia internacional Sana, confirmó que las fuerzas armadas sirias dieron de baja a 37 rebeldes en la región.
Mientras tanto, la rebelión gana terreno en las provincias de Alepo e Idleb, zonas de poca concentración terrorista. El EIIL mantiene el control sobre las ciudades de Fallujah y Ramadi. Según informan medios internacionales, la causa del conflicto originó por una supuesta marginalización a la minoría suní por parte del gobierno de Nouri al Maliki.
