Lo apretado del resultado previsto en Ohio, estado clave en la elección presidencial estadounidense, puede obligar a contar los llamados “votos provisionales”, circunstancia que demoraría durante semanas la proclamación de un ganador.
Los analistas advierten de que ello equivaldría a un “escenario pesadilla”, que podría recordar lo ocurrido en 2000, cuando el resultado de la elección presidencial estuvo en suspenso durante más de un mes, hasta que el Tribunal Supremo confirmó la victoria del republicano George W. Bush frente al demócrata Al Gore.
El “voto provisional” se puede ejercer cuando la identidad de quien deposita el sufragio es cuestionada por razones diversas, bien sea porque no ha acudido a votar con un documento donde aparezca su fotografía, o porque su residencia varía y su voto ha de ser depositado en otro lugar.
En esos casos, los ciudadanos deben rellenar unas boletas especiales, y sus votos no se cuentan hasta que no se haya comprobado la identidad y resuelto todas las demás dudas, lo que en el caso de Ohio puede hacerse en un plazo de 10 días.
Según el secretario de Estado de Ohio, Jon Husted, unas 200.000 personas votaron mediante este método durante el periodo abierto para el voto provisional.
Si el resultado del ganador en Ohio fuera por una diferencia inferior a ese número, habría que esperar a verificar y contar todas las papeletas provisionales, lo que llevará días.
O incluso meses, si los ciudadanos cuyos votos fueran eventualmente invalidados decidieran denunciar su caso ante los tribunales.
Según la última encuesta de la CNN en este estado, el presidente y candidato demócrata a la reelección, Barack Obama, y su rival republicano, Mitt Romney, están literalmente empatados al 49 % en intención de voto.
Hace cuatro años, “el más clave de los estados clave”, Ohio, fue para Obama, mientras que ningún republicano ha llegado a la Presidencia sin ganar en Ohio.