A Horacio Serpa la posibilidad de hacer parte de un Congreso que estará envuelto en los futuros acuerdos de paz, lo hizo volver su mirada a una candidatura al Senado. Aunque en su casa, la mayoría de sus hijos no estaban de acuerdo con este nuevo reto, fue su esposa la que lo ayudó a que tomara la decisión de volver a la política electoral. El líder liberal habló con Confidencial Colombia sobre el multifacético escenario que se avecina en Colombia, así como de su “amado” Partido Liberal, Álvaro Uribe Vélez y una eventual renuncia a este nuevo desafío por no encabezar la lista de su colectividad.
Confidencial Colombia: ¿Por qué volver al Congreso de la República?
Horacio Serpa: En política es muy difícil colgar las botas, porque se tiene un vínculo con la comunidad, con el Estado y se tienen ideas. Siempre existe el deseo de participar. Por otra parte, la paz me llamó mucho la atención. Sé que el próximo Congreso va ser uno constituyente y deseo estar allí. Hace muchos años, a lo largo de mi carrera pública, he luchado por la solución política del conflicto y se ve a presentar esa oportunidad. Luego viene la reconciliación y ahí va a estar el Congreso.
También el anuncio de que otras personalidades lo van hacer, como en el caso del doctor Uribe. Todo eso estimula y bueno, las sugerencia de los amigos, los rechazos de los enemigos y termina uno de candidato al Senado. Fui senador muchos años y renuncié para ir a la Asamblea Nacional Constituyente.
C.C.: ¿Sigue en pie su idea de que si no encabeza la lista del Partido Liberal retira su candidatura al Senado? ¿Por qué?
H.S.: Lo que pasa es que presenté mi aspiración con esa idea. Eso también me llamó la atención, ya que implica más responsabilidades, más obligaciones, compromete la presencia mía en una lista. Todo esto significa tener una gran consideración con el partido, con los compañeros, colaborar para que salga todo bien.
Me he puesto a pensar, si la decisión no es en ese sentido, tal vez me desanime un poco. Lo que he dicho, sin ninguna clase de arrogancia o para presionar, solamente lo afirmé una vez. De la misma manera entiendo que esa es una responsabilidad del señor director. Soy un militante del partido. Apoyo la dirección del doctor Simón Gaviria y sencillamente estoy a la espera de la medida sin mayores problemas. Otra cosa es que uno quiera o no seguir, eso ya es distinto.
C.C.: ¿Por qué Horacio Serpa genera tanta resistencia en sectores del liberalismo y del país?
H.S.: Porque soy una persona que ejerce la política con carácter y que tengo unos principios que defiendo siempre. Soy un luchador de la política y para eso hay que explicar, proponer, convencer y hay que rechazar también. Yo confronto a mis contradictores como a los enemigos del Partido Liberal. Por ejemplo, enfrento a los que no están de acuerdo con la paz. Creo que por eso así como muchos me quieren, otros no. Así es esto. Lo otro es uno no decir nada, no opinar, pasar de agache en todo y tratar de quedar bien con todo el mundo. Nunca intento quedar bien con todo el mundo. Obro según mis conocimientos y mi conciencia, así quedo bien con los que comparten mis criterios.
Adentro del partido también. Ahora no tengo pleitos ni nada pero yo represento una línea dentro del partido: soy un socialdemócrata.
C.C.: ¿La decisión de volver al Congreso no cree que represente que en el Partido Liberal no se está dando un recambio generacional?
H.S.: Soy partidario de la renovación en todos los conceptos y he sido una de las personas que en la política, muy especialmente en mi partido, he propugnado por la renovación generacional, la que tiene que ver con la edad. Formé, por lo menos, dos generaciones en el Partido Liberal y me siento supremamente contento por eso.
Por otra parte, yo no soy la renovación generacional, pero nunca he dejado de ser la ideológica. Es más, fui de los que le dio a Colombia, con dos connotados amigos, una nueva Constitución Nacional después de 105 años para renovar las instituciones, el concepto de Estado, los criterios de sociedad, el ejercicio de la política, la justicia. La mayor renovación del siglo pasado se hizo en la constituyente del año de 1991. En donde quiera que esté he hecho esa renovación. Me nombraron ministro de Gobierno y terminé siendo el primer ministro del Interior.
También, cuando fui Procurador General de la Nación, en una época de bárbaras naciones, afirmé con un criterio absolutamente innovador: esta será la Procuraduría de los Derechos Humanos. Nadie le ‘paraba bolas’ a ese tema. Aquí se hacían atrocidades de toda clase y nadie decía nada. Se pensaba que lo concerniente a los Derechos Humanos y al Derecho Internacional Humanitario era estrictamente relacionado a la guerrilla, a la extrema izquierda. Por eso le dije a los colombianos: los Derechos Humanos son de todos y de todas. De esta manera ha sido mi vida.
En el Partido Liberal he sido siempre el abanderado de los conceptos de mayor avanzada. Lo vinculé a la Internacional Socialista. De manera tal que soy un innovador, adjetivo que no tiene nada que ver con la edad. En relación a todo esto, hoy por hoy, el político más innovador de América Latina se llama ‘Pepe’ Mujica. Tiene 78 años. Francisco, un obispo que tiene 76 años, está produciendo la renovación de la Iglesia Católica, un conglomerado de mil quinientas personas.
Otro ejemplo es Steve Jobs: produjo lo más importante de su vida innovadora después de los 50 años. Si estuviera vivo, con 60 años, sería la cabeza de las grandes transformaciones. Entonces esa es una manera elemental de pensar las cosas.
Con esto puedo decir que generalmente los partidos no ponen al frente de la colectividad al que menos años tenga; sino al más sabio, al más serio, al más responsable, al más fogueado, al que más haya defendido los conceptos, al que más le haya dado brillo al ejercicio de la política. Eso ha ocurrido aquí y en todas partes.
Y termino con este tema: en la política vale mucho tener la capacidad de orientar. Soy un admirador de la juventud y soy un extraordinario testigo de todas las maravillas de la tecnología contemporánea. Hace mucho rato cambié la idea de que cualquier tiempo pasado fue mejor. El mejor tiempo es este. La juventud de ahora es privilegiada por el momento magnífico en el que está, pero va a tener que entenderse con cosas muy de atrás para ser realmente transformadores. Quiénes podrán en Colombia lograrlo: los que consigan la paz porque van a terminar una guerra vieja de 50 años. Le van a poder poner fin a un desastre que en Colombia y en el mundo es consuetudinario como lo es el hambre y la pobreza.
Vivimos en una época en la que todos tenemos que colaborar: TODOS. Esa lista al Senado del liberalismo y las de los otros partidos, deberá tener mucha gente nueva y de mediana edad. Así como personas mayores, entre otras cosas porque el 40 por ciento del país es de gente mayor. Yo no le pongo atención a los que me dicen viejo, les digo: ‘usted tiene toda la razón’.
C.C.: Que el partido no salga con candidato y apoye la reelección del presidente- candidato Juan Manuel Santos ¿Cómo se puede leer esta decisión?
H.S.:
C.C.: ¿Cuáles son las características que este nuevo Congreso va a tener y pueden llegar a marcarlo como uno histórico para el país?
H.S.:
C.C.: ¿Cómo ve las posibilidades de que el candidato presidente Juan Manuel Santos se reelija?
H.S.: Respecto a las encuestas va bien. Tocó fondo. Ya empezó a subir. La tendencia de Santos es a seguir así, tiene seis meses para poner en las urnas el 50 por ciento más uno de los votos.
Ha tenido momentos difíciles. Como lo ha dicho el senador Cristo, le tocó una herencia maldita. En materia de seguridad le dejaron a las Farc, Eln, Bacrim y todo el tema del narcotráfico. La pobreza, con uno de los países más desiguales del mundo. El problema de la salud le cayó en las manos a Santos, como dicen por ahí: le tocó bailar con la más fea porque fue la única que le dejaron del baile pasado.
Por eso tengo el convencimiento que el apoyo del Partido Liberal va ser muy importante para el presidente. En la convención se le va a brindar ese apoyo. Nuestro partido viene subiendo en la conciencia ciudadana sin desconocer que van a ver otros partidos políticos como Cambio Radical y el Partido de La U que van a ayudar en esa tarea.
Otro tema que creo que aumenta las posibilidades de Santos y que ayudó a convencerme: el río Magdalena. Es la joya más preciosa que tiene Colombia y llevamos 500 años dándole palo. Nadie se ha preocupado a fondo. Nosotros en la Constituyente creamos una corporación para que se recuperara pero no hubo recursos. Acaba el Gobierno, a través de la corporación que creamos, de disponer una inversión de 850 millones de dólares para recuperar nuestro río. Eso no lo sabe el país. Ese solo hecho indica la capacidad de interpretar a Colombia que tiene el presidente Santos.
En materia de empleo, aun cuando una política de empleo será satisfactoria cuando la no ocupación baje al 5 o al 4 por ciento, se ha mantenido durante dos años en cifras de un dígito.
C.C.: ¿Cuál es la Historia de la foto con Luis Alberto Gil?
H.S.: Ese fue un escándalo hipócrita y una manera de pretender desprestigiarme. En Floridablanca había unas elecciones por la alcaldía y estaban enfrentados dos candidatos. Yo estaba apoyando al candidato del Partido Liberal, el cual tenía coaliciones con varios partidos y el sábado anterior convocaron a un desfile para apoyar la candidatura liberal. Al llegar allá me empezaron a pedir fotos y me encontré con la esposa del exsenador Gil, quien funge en este momento como senadora, y en esa dinámica nos tomaron una foto con ellos. Yo no estoy avergonzado de ellos pero me parece ridículo que eso pase, que lo presenten como si fuera algo que indicara quién sabe qué cosa de mí. Yo no tengo convenios políticos con ese señor, no los he tenido nunca ni los voy a tener. Mientras estuve en la Gobernación de Santander no participaron, fueron la oposición y todo el mundo en el departamento lo sabe.
C.C.: La mayoría de liberales cree que van hacer la mayor fuerza política en el próximo Congreso ¿A qué le atribuye esa confianza?
H.S.: Creo que el Partido Liberal va a volver a ser la primera fuerza política del país por varias razones. En esa travesía por el desierto que padecimos los últimos 12 años, la colectividad aprendió muchas lecciones y con su representación en el Congreso y en otras responsabilidades políticas tuvo un buen desempeño. Perdóneme que me ponga como ejemplo, me da un poco de vergüenza, pero yo fui gobernador del partido y señalado como el mejor de Colombia. Los doctores Cristo y Galán fueron calificados como uno de los mejores congresistas.
Por otra parte, los nuevos partidos políticos no resultaron ser las organizaciones perfectas de la política colombiana. Resulta que empezaron a tener los mismos defectos y a sufrir los mismos males de los partidos tradicionales y peor. Gente de las otras colectividades terminó en muchos problemas graves y en la cárcel.
Por encima de eso, no fueron las colectividades dinámicas, respetables, con ideas, propuestas, con plataformas políticas. Eso nunca existió.
Y por tercera medida, el Partido Liberal no participó en los desaciertos de los 12 años anteriores a la elección del doctor Santos. Por ejemplo todo lo que ocurrió alrededor del Caguán. Eso dejó marcado al país profundamente y estuvo bajo la dirección de un presidente conservador. Durante esa época se cometieron muchas equivocaciones jurídicas en el proceso de La Haya y terminó Colombia perdiendo 75 mil kilómetros cuadrados de mar Caribe. En el año de 1999 ocurrió la caída de la economía más grave desde la gran depresión de los treinta. La gente recuerda con horror las chuzadas, la persecución a los opositores, los ‘falsos positivos’, la corrupción en las instituciones públicas. En nada de eso participó el partido, entonces eso también ha servido.
Ahora, al frente del partido han estado nuevas figuras. Es algo que nos ha servido mucho. Y una cosa muy importante: muchos en Colombia siempre mantuvieron una añoranza por el Partido Liberal. Me daba mucha risa cuando me decían, “yo soy liberal de la U” o “soy liberal de Cambio Radical”. La gente se había cambiado de partido pero mantenía un lazo sentimental con su anterior organización y están regresando. Y van a continuar volviendo mientras sigamos asumiendo responsabilidades frente al país.
C.C.: ¿Qué representa un Congreso con el expresidente Álvaro Uribe Vélez?
H.S.: Así no esté de acuerdo con el expresidente, y no lo estoy en mucho, Uribe es un personaje con carácter, que opina, con criterio y que tiene propuestas. A mí me parecen muchas de una gran inconveniencia pero eso es permitido en la democracia. Una persona de su talente y prestigio en el Congreso de la República, además de la condición de expresidente, sirve para el propósito de elevar el nivel de la discusión política del debate y sin duda va a contribuir al mejoramiento de las causas legislativas
C.C.: ¿Cómo ve que se están desarrollando el proceso de paz que se está llevando en La Habana?
H.S.: Va muy bien. Les he hecho seguimiento diario a todos los temas de la paz y la guerra de este país, por eso puedo decir que nunca, con estas dos organizaciones guerrilleras que están vigentes -Farc y Eln-, se llegó a acuerdos. Nunca. Ni con el gobierno del doctor Betancur, ni en Tlaxcala, ni en el Caguán, ni en las conversaciones que se han hecho independientemente con los ‘elenos’. Lo único en lo que se había avanzado fue sobre agenda, de ahí no más. Ahora sí hemos avanzado.
Haber avanzado sobre el tema agrario me parece todavía increíble. En el campo las diferencias con las Farc, que son una guerrilla campesinista, son enormes. Y en el segundo punto sobre participación política, se puede decir que este es el punto álgido, porque es la vida misma de los que estando en el monte y regresan a la vida democrática, es el ‘cómo voy yo’ de la negociación y ya se pusieron de acuerdo.
Hay una cosa que me parece trascendental: tanto el Gobierno como la guerrilla están preocupados por saber cuál va ser el mecanismo para refrendar los acuerdos. El Gobierno dice que tiene que ser una consulta popular y la guerrilla dice no, Constituyente. Si ya están involucrados en cómo rubricar el acuerdo, es porque se van a poner de acuerdo. Ya está la voluntad de ambos lados para ello. Cuando uno empieza a averiguar por un sacerdote para que le oficie el matrimonio es porque uno se va a casar, entonces creo que así están las cosas. Claro está que yo tengo una teoría: consulta popular como lo pide el Gobierno ahora y dentro de cinco años, sobre la base de que forma parte del pacto, una Asamblea Nacional Constituyente. Para que se refrende con un nuevo constitucionalismo todo lo que ha sido la experiencia de la reconciliación, las aguas ya estarán en su nivel, todo estará más acoplado y en cinco años hacemos una nueva Constitución.