Unas 200 personas de las 1.067 que mató el tifón “Bopha” en Filipinas fueron enterradas este fin de semana en un mismo pueblo la sureña provincia del Valle de Compostela, mientras las autoridades aún buscan a 834 desaparecidos.
El masivo funeral se celebró en la localidad de Nuevo Bataan, una de las llamadas “zona cero” que causó este tifón tardío que entró por el sur de Filipinas con vientos sostenidos de 175 kilómetros por hora y copiosas lluvias y salió del país dos días más tarde camino del Mar de China Meridional.
Las autoridades locales explicaron por la emisora de radio dzBB hacía falta sepultarlos ya porque los cadáveres llevaban cerca de tres semanas apilados próximos al cementerio local y atraían demasiados insectos.
En Nuevo Bataan, donde la casi totalidad de sus 48.000 habitantes resultaron damnificados, hubo 402 muertos, el 65,7 por ciento del total de muertos en toda la provincia.
Siguiendo el ejemplo el funeral masivo, el Consejo Nacional de Prevención y Respuesta a los Desastres, organismo coordinador, instruyó a los distintos responsables a enterrar de una vez a los fallecidos.
El boletín oficial dominical de esta catástrofe mantiene el mismo número total de víctimas mortales del sábado (1.067), así como el de desaparecidos (834), y el de heridos (2.666).
Tampoco varía la cifra de personas que pasó la noche en los 87 centros de evacuados que continúan operativos (13.940), así como el número de casas destruidas (76.198), muchas de ellas chamizos. Las viviendas dañadas por “Pablo”, el nombre local del tifón, subió a 102.506.
Nueve puentes y una carretera continuaban esta mañana cerrados al tráfico rodado y 29 áreas aún sufrían cortes de luz.
Los daños causados ascienden a 34.409 millones de pesos (836 millones de dólares o 634 millones de euros), de los que el 77 por ciento corresponde al sector agrícola.
Según el director del citado organismo coordinador, Benito Ramos, pasarán años hasta que las zonas afectadas se recobren, en especial las provincias del Valle de Compostela y Davao Oriental, en la sureña isla de Mindanao, las más afectadas.
“Bopha” ha resultado ser el peor tifón que ha visitado el país este año y cierra una temporada que empieza por lo general en junio y concluye en noviembre.
El año pasado sucedió algo parecido con “Washi”, que se presentó en Filipinas la semana anterior a Navidad cuando se pensaba que se había acabado la temporada y mató a unas 1.200 personas.
La deforestación, la proliferación de yacimientos mineros ilegales, la escasez de infraestructuras y el chabolismo incrementan los efectos devastadores de los tifones y las inundaciones que afectan al archipiélago durante la época del monzón.