Tanorexia, adicción al sol

Es una obsesión por lucir siempre una tez más bronceada ya sea tumbado al sol o en las cabinas de rayos UVA. Los médicos alertan sobre el riesgo de este síndrome.

Aunque el término “tanorexia” no está aún estandarizado en la comunidad médica (que lo considera argot), el síndrome existe y contiene unos síntomas que muestran una clara disfunción. Así lo afirma Aurora Guerra, dermatóloga miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) y jefe de dermatología del Hospital Universitario 12 de octubre de Madrid:. “Este término, aunque existe en las revistas científicas y se usa en medicina, lo cierto es que no se encuentra en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, DSM)”.

Pero el síndrome existe y, según la experta, se trata de un trastorno mental impulsivo-compulsivo que consiste en la necesidad de tomar sol de manera constante, pues de otro modo, la persona tiene ansiedad. “Es un trastorno comparable al de morderse las uñas, por ejemplo”, comenta la doctora Guerra.

SÍNTOMAS FÍSICOS Y PSÍQUICOS.

Si la persona se encuentra lejos del sol, presentará ansiedad y enojo al notar que se pierde el tono oscuro de la piel. Existen, además, síntomas físicos y psíquicos.

La dermatóloga explica que “los físicos se producen como consecuencia del exceso de rayos ultravioletas, como fotoenvejecimiento (arrugas y manchas), sequedad e, incluso, tumores… siempre dependiendo del grado de sobreexposición y del fototipo de cada persona. Los síntomas psíquicos son una necesidad compulsiva de recibir rayos ultravioleta, y si no se reciben, la persona siente ansiedad y un malestar que, a veces, puede desencadenar en reacciones inadecuadas o irritabilidad”.

El estudio dermatológico “Light Tanning as a Type of Substance-Related Disorder” publicado en 2005 ya alertaba sobre este síndrome. En la investigación se demostraba que los “tanoréxicos” perdían la capacidad de autocontrol y no podían parar de tomar el sol. Este comportamiento compulsivo se puede comparar a otras adicciones como el alcoholismo o el tabaquismo, indicaban en el informe.

Otros estudios bioquímicos demostraron, por su parte, que las personas que dejaban de tomar el sol presentaban un claro síndrome de abstinencia. La exposición solar es, por tanto, algo similar a una adicción que conlleva un alto riesgo, el primero, el cáncer de piel.

COMPARADO A LA ANOREXIA.

A la pregunta de si ¿Este comportamiento compulsivo por tomar el sol a todas horas se puede comparar con otras adicciones como el alcoholismo o el tabaquismo?, la doctor Guerra responde que sí, “y también con la anorexia, y en realidad, con cualquier trastorno dismórfico corporal”.

En opinión del psiquiatra experto en adicciones, Mario Torruco Salcedo, este síndrome “pudiera tener alguna similitud con la anorexia, en cuanto a la distorsión de la imagen corporal, es decir, que la persona “se vea” totalmente distinta a como realmente es, probablemente se vea más pálida de lo que es y “necesite” broncearse para tener el color que “quiere”.”

Respecto a las drogas duras, el especialista en adicciones comenta que una de las características fundamentales que necesita una substancia para ser una droga de abuso es su propiedad de activar ciertas partes del cerebro, principalmente lo que conocemos como el circuito cerebral de recompensa.

“Esta activación provoca todas las conductas, pensamientos y emociones característicos de las adicciones a las drogas: consumo a pesar del daño que provoca, intentos por dejar de consumir o disminuir la dosis, necesidad de aumentos progresivos de la dosis, malestar físico y psicológico ante disminución o suspensión del consumo, abandono de actividades no relacionadas con el consumo, etc”, afirma Torruco Salcedo.

En este sentido, el experto dice no conocer todavía estudios que hayan detectado la activación de estas áreas del cerebro ante la conducta de broncearse, por lo cual no podría equipararla a la adicción a las drogas de abuso.

EL VALOR DE ESTAR BRONCEADO.

El perfil de las personas adictas al sol suele coincidir en que son personas que le otorgan especial importancia a lo estético y a su aspecto exterior.

“Probablemente -explica el doctor Torruco- sean personas que han crecido en un ambiente donde el “estar bronceado” tiene un valor y otorga cierto estatus, individuos que valoran más lo “aparente”, lo que se ve a simple vista o la apariencia física y no tanto otras cualidades como el intelecto, la experiencia, los conocimientos, etc.”.

Hay que tener presentes otros factores. Por ejemplo, no es lo mismo estar bronceado en la ciudad de México que en Veracruz (zona costera). Como explica el médico: “Aquí en el Distrito Federal podría significar que la persona fue a la playa, o que tiene los recursos para pagar una cama de bronceado o bronceado artificial; que lo esté en Veracruz podría significar que esta persona trabaja en un lugar donde no hay sombra”.

Según las recomendaciones de los expertos, aunque tomar el sol con moderación es positivo e incluso necesario para que el cuerpo esté en forma, su abuso esconde muchos peligros. La gente que no presenta problemas con el bronceado respeta las horas menos intensas de sol, aplica una correcta hidratación sobre la piel e ingiere mucho líquido para reponer las sales minerales perdidas durante la exposición.

Pero los “tanoréxicos” olvidan que hay que tomar vitaminas para no hacer sufrir al organismo y no prestan atención a la aparición de lunares o manchas, semilla de un posible cáncer de piel.

Según el criterio de Torruco Salcedo, la “tanorexia” se puede curar. Eso sí, “para saber cuál es el tratamiento de una enfermedad, necesitamos saber sus causas; de esta manera, tendríamos que determinar cuáles son las de la “adicción al sol”, es decir, encontrar las variables biológicas, psicológicas y sociales relacionadas con esta conducta, y de esta manera, encontrar tratamientos biológicos, psicológicos y sociales, respectivamente, que ataquen las causas”.

Por Claudia Munaiz.

EFE/Reportajes.