Construir memoria a través de aguja e hilo ha sido para las víctimas del conflicto armado una manera de llevar su duelo, de hacer memoria y recordar a sus seres queridos. Hace nueve meses, por medio de varias organizaciones de derechos humanos, se creó El Costurero de la Memoria ubicado en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación.
Con elementos de costura como telas, agujas e hilos, entre otros, cada jueves, un promedio 20 víctimas (de desplazamiento forzado, desaparición forzada, violencia sexual y ejecuciones extrajudiciales) se reúnen para tejer la memoria y contar sus historias.
Blanca Nieves caminó un largo camino para encontrar a sus cuatro hijas que le fueron arrebatadas por grupos paramilitares en el Putumayo. Luego de que se firmara la Ley de Justicia y Paz y los paramilitares se desmovilizaran ella recorrió varias cárceles para preguntarles a los desmovilizados por los restos.
Después de una larga búsqueda y hacer actos fúnebres a sus hijas en uno de los talleres de memoria que en ese momento realizaban las organizaciones que defienden los derechos humanos, ella decidió como un acto simbólico de construcción de memoria; coger la ropa de sus hijas desaparecidas, convertirlas en retazos para luego unirlas y hacer una colcha.
Así es como Blanca Nieves fue fuente de inspiración para que en un inicio se creara un proyecto que se llamó “Chanchiros”. Inició dándole apoyo a las madres de Soacha, víctimas de los llamados “falsos positivos”, pero luego se convirtió en El Costurero de la Memoria. Un espacio dedicado a todas las victimas que quieran recordar y escribir su historia en un pedazo de tela.
Francisco Bustamante, defensor de derechos humanos, es uno de los líderes que conforman El Costurero desde hace nueve meses. Bustamante dice, que los tejidos que se hacen son obras de arte en donde se narra lo que vivieron las víctimas, lo que han sufrido y, al mismo tiempo, es una forma de llevar su duelo. Inicialmente el proyecto se pensó para tres meses, pero las víctimas se han apropiado del lugar cada jueves con sus tejidos (…) algo que se ha extendido por un tiempo que ya no tiene límite.
Al inicio, el primer concepto de tejido consistió en que en una primera tela contarán lo que les había pasado como víctimas; la segunda tela consistía en dibujar la paz y la tercera tela, que es la que actualmente están haciendo, consiste en contar la historia de cada una de ellas: es decir, desde su niñez hasta a hora.
El Costurero ha tenido tanto éxito que ha experimentado su propia metamorfosis. Ahora, hacer memoria y recordar a las víctimas no se queda solo en coser, sino que han surgido otros oficios de memoria como cocinar. Esta actividad consiste en recorrer varias localidades de Bogotá y, las victimas mientras preparan platos típicos de cada una de sus regiones, van contando su historia y recordando a sus familiares.
Finalmente, las víctimas y los líderes quieren que El costurero de la Memoria, se convierta en un proyecto rentable. Eso sí, Francisco Bustamente, hace énfasis en que si logra ese carácter, eso no quiere decir que se pierda la memoria. “No nos interesa que las señoras aprendan a coser bolsos bonitos o muñequitos, sino que hagan tejidos de memoria. Entonces vamos a hacer una especie de molas. Nosotros vamos a dar todos los materiales. Y la gente que quiera puede venir y comprarlas en solidaridad con las víctimas, pero también puede llevarse un elemento simbólico, no solamente un adorno para la casa. Pueden llevar algo para que se identifica con el sentimiento y el dolor de las personas”.
Es así como a través de una simple aguja y un pedazo de tela las víctimas del conflicto armado hacen su propio duelo, cuentan las historias que han marcado su vida e intentan reconstruirla.