Tiger Woods fue arrestado en la madrugada del pasado lunes en la ciudad de Júpiter, al sur de Florida, por conducir supuestamente bajo los efectos de alcohol, sustancias tóxicas y marihuana.
En la mañana de ayer, el golfista fue puesto en libertad sin que tuviese que pagar fianza. “Entiendo la gravedad de lo que hice y asumo toda la responsabilidad de mis acciones”, confesó el jugador sobre los hechos. “Me gustaría pedir disculpas con todo mi corazón a mi familia, amigos y seguidores. Haré todo lo que esté a mi alcance para asegurar que esto nunca vuelve a suceder”.
Sin embargo, Woods quiso aclarar que la Policía no le detuvo por estar bajo los efectos del alcohol sino que la infracción se debió a “una inesperada reacción” al tomar unos medicamentos que le había recetado un doctor.
“Quiero que el público sepa que el alcohol no estaba involucrado. Lo que ocurrió fue una reacción inesperada a unos medicamentos recetados. No me había dado cuenta de que la mezcla de medicamentos me había afectado tan fuertemente”, explicó Woods en su comunicado.