Con esta frase pronunciada en español, el Presidente Barack Obama anunció ayer desde Washington los resultados de los acercamientos diplomáticos que concluían la ruptura de las relaciones con Cuba y marcan el inicio de una etapa entre ambos países. A la misma hora y desde la Habana, Raúl Castro, presidente cubano, hizo también un histórico anuncio y abrió las puertas a un mayor entendimiento tras acordar el intercambio de prisioneros que estaban en manos de ambos gobiernos por más de cinco años.
¿Qué importancia tiene esta decisión para el futuro de ambas naciones en particular y de todo el continente americano en general?
Según reconoció el propio Obama, de nada habían servido casi 53 años de sanciones y bloqueos a la isla. Nada había cambiado en el régimen comunista de los Castro y todo ese monumental esfuerzo económico, político y diplomático solo había traído mas subdesarrollo y pobreza a Cuba manteniendo la esencia del castrismo casi incólume. Por años otros países aliados de los norteamericanos buscaron otras vías para hacer negocios en Cuba y así poder posicionarse para cuando se dieran las condiciones de normalización con la llamada“perla del caribe”.
El paso dado ayer no será fácil pero es un halo de esperanza para que se vayan normalizando las cosas entre estos dos viejos amigos. El control político republicano en ambas cámaras del Congreso de Estados Unidos, hará complejo que las sanciones políticas y económicas aprobadas a finales de 1960 y que requieren de un complejo sistema de indemnizaciones a las empresas y personas perjudicadas por la nacionalización cubana de esos años se logre.
Para la Habana, la noticia llega en un momento importante en sus relaciones exteriores y la necesidad de empezar a abrir su destruída economía. La necesaria aplicación de las políticas “chinas” abriendo la sociedad a unos planteamientos de economía de mercado con un control político de la sociedad civil es la orientación recomendada por los técnicos del régimen. Todo parece indicar que Raúl Castro está en esa vía y los pasos dados en los últimos meses parecen confirmar esa tendencia. Las recientes negociaciones con la UE hacen presagiar una pronta complicidad para establecer relaciones comerciales profundas con los países europeos.
¿Y para la región?
Para la región latinoamericana cambian sustancialmente las reglas de juego. Empezando por la normalización de la presencia de Cuba en la diferentes reuniones internacionales donde se definen importantes cambios políticos y económicos que afectarán el futuro de los países.
La posible ruptura del Movimiento Bolivariano liderado por Venezuela, que encuadraba a países con ansias antiimperialistas y que llevaban años conduciendo políticas en contra de los intereses de los EEUU podría ser una consecuencia.
La integración de la política cubana sin reproches ni complejos en la política latinoamericana y su importante ayuda en la normalización de algunos conflictos armados, como el de las FARC en Colombia en donde están jugando un papel preponderante, con los países garantes para que termine en buen puerto, como es el deseo de la gran mayoría de los países occidentales.
Pero sobre todo para los millones de cubanos, ya estén en la isla o en el sur de la Florida, que tengan después de tantos años de incomprensión y aislamiento, una esperanza de que esta situación cambiará en el medio plazo, dejará de producir heridas en las familias divididas y traerá a la isla mejoras en la calidad de vida, el desarrollo económico y por supuesto la vuelta a la democracia que es lo que todos queremos.