El Procurador ha sido, de lejos, el funcionario más controvertido en ese cargo en los últimos años. Desde su elección ha sido polémico, no solamente porque su reelección fue en una terna de dos candidatos en donde votaron funcionarios que debían haberse declarado inhabilitados para tal hecho, sino porque guardó la Constitución para poder cargar la biblia debajo del brazo.
Alejandro Ordóñez lleva más de un año en el cargo y ha absuelto a varios funcionarios implicados y condenados por delitos como la Parapolítica, uno de los casos de corrupción en el Gobierno que más ha sonado en la historia reciente del país, y en la que gran parte de los funcionarios investigados hacen parte de lo que fue el gobierno de Álvaro Uribe Vélez.
Entre tanto, muchos hablan de una persecución que tiene contra el Alcalde Mayor de Bogotá, Gustavo Petro, y contra su administración, a la que han investigado por el nuevo esquema de aseo, la marcha del 9 de abril y en donde hay evidentes fallos con sentido político, como por ejemplo la investigación que se le abrió a Hollman Morris, gerente del Canal Capital por la transmisión del concierto de Paul McCartney, la inhabilidad de Guillermo Asprilla y la persecución a Guillermo Jaramillo.
El Procurador predica pero no aplica. Hace poco les pidió a los alcaldes que están en proceso de revocatoria, que se abstuvieran de hacer actividades proselitistas para influir en la decisión de los ciudadanos, pero visitó Medellín en un homenaje que le hizo el Partido Conservador y al que asistieron más de 1200 personas, interpretada como el lanzamiento de una pre candidatura a la Presidencia.
“Monseñor” Ordóñez, como le dicen sus detractores, está de rodillas ante Dios, pero para no pocos, a espaldas de la Constitución que debe defender. Su posición sobre el matrimonio igualitario y sobre el aborto, va en contra de cualquier idea de inclusión social y de igualdad.
Fue justamente en uno de esos debates en los que tuvo otra salida en falso y esta vez en contra de los periodistas, de los que dijo que “entre porro y porro, y entre pase y pase” tendían a estigmatizar a quienes no aceptan determinadas ideologías. Tomates para el Procurador.