Tomates para el Congreso

Día tras día los colombianos no dejamos de sorprendernos con la conducta descarada e irrespetuosa de los honorables congresistas por razones que en cualquier parlamento internacional ameritaría la destitución inmediata. La razón esta vez es el continuo aplazamiento al debate y aprobación del matrimonio igualitario, que la Corte Constitucional ordenó legislar y todo por cuenta de cenas y fiestas que toman su prioridad.

El descaro no puede ser mayor. Una vez el senador Guillermo García Realpe, -quien presidió el debate sobre matrimonio igualitario-, anunció a las 7.30 pm que la votación se aplazaba para este miércoles, el recinto institucional quedó prácticamente vacío. Sólo 11 de los 102 de los senadores que componen la Cámara Alta estuvieron hasta el final del debate.

Los constantes casos de corrupción y financiación de grupos criminales, de trasfuguismo, de alianzas políticas injustas y amañadas y otra serie de irregularidades ya tenían desacreditados a los padres de la patria ante la opinión pública.

Sin embargo, el grado de desfachatez con el debate y la votación del matrimonio igualitario tiene varios capítulos: la alianza de Roy Barreras con grupos religiosos, las declaraciones de Gerleín, -quién según los grupos LGBTI, usó términos denigrantes y violentos-, prórrogas por cuenta de falta de transmisión por televisión y ahora, un nuevo aplazamiento porque la mayoría de los parlamentarios estaban invitados a un coctel en homenaje al senador liberal Juan Fernando Cristo, quien será el nuevo presidente del Senado, evento que a su vez organizó Juan Carlos Restrepo, del partido Cambio Radical.

Por lo menos los colombianos nos deberíamos preguntar: ¿Cómo puede ser que los derechos igualitarios de las minorías estén en manos de mayorías cuyas prioridades son cenas y cocteles?

El honorable Congreso de la República se merece estos tomates por varias razones; porque ya es un secreto a gritos que no aprobarán el proyecto, que los legisladores no respetan nuestro Estado secular y laico y ya pactaron su voto con grupos religiosos, y porque demuestran una vez más que los temas de verdadero interés para el país y el contexto internacional, no les importan.

Mientras sigan disfrutando de los beneficios que nuestros impuestos les otorgan, se encargarán de alimentar sus egos, de legislar lo que les conviene y de darle la espalda a las minorías del país, cualquiera que sea.