El Catatumbo dejó de ser una región desconocida en Santander por cuenta de los campesinos que salieron a marchar, a protestar, armados de valor y un pliego de peticiones para el gabinete del Presidente.
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Tomates para el Gobierno colombiano por el manejo de conflicto en el Catatumbo.
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La situación se volvió violenta mortal en el momento en que los manifestantes se enfrentaron contra la fuerza pública. El Gobierno dijo que las protestas estaban infiltradas por las Farc y aseguró que César Jeréz, uno de los líderes del campesinado, estaba aprobado por el grupo guerrillero según información encontrada en los computadores incautados en el campamento de ‘Raúl Reyes’.
Miembros del alto gobierno se han reunido tres veces con los campesinos sin ningún resultado positivo.
El ministro del Interior, Fernando Carillo, afirmó que la zona de reserva campesina no es viable hasta no hacerse el proceso legal para emitir una declaración formal, a su vez, dice que se debe esclarecer la presencia de las Farc en la protesta, procedimiento que puede tomar tiempo.
La tensión no cesa y cada vez hay más motivos para que los campesinos se sientan solos y marginados.
El Gobierno intenta solucionar la crisis en medio de críticas de la comunidad internacional, que apelan al abandono y hablan de la crisis humanitaria. Organismos como la ONU, han dicho que existe un uso excesivo de la fuerza pública en contra de los manifestantes.
Ahora, un grupo de ilustres políticos está en la mesa. Angelino Garzón, Fernando Estupiñán y Luis Eduardo Garzón, siguen buscando una salida negociada junto al director del Departamento de la Prosperidad Social, Bruce Mac Master, y el director del Departamento Nacional de Planeación, Hernando Gómez Restrepo.
Dicen que la tercera es la vencida, pero por lo pronto, tomates para el Gobierno por la tardía reacción y la falta de eficiencia en la toma de decisiones que den efectiva solución al conflicto social.
