A los conductores del país le agregaron otro motivo para el dolor de cabeza: cambiar el pase.
El costoso y demorado trámite no busca más que cambiar el número de licencia por el del documento de identidad y estampar dos categorías en el plástico, con el fin de facilitar el trabajo de las autoridades de tránsito.
Está claro que la medida solamente quiere colaborarle a una institución y no a cientos de desesperados conductores que hacen largas filas en los Centros de reconocimiento de conductores, CRC, en donde deben solicitar el examen médico que tiene un costo entre 50 y 170 mil pesos, para luego llevarlos a una sede SIM y esperar la renovación del documento que puede tardarse hasta 10 días.
Y es que no es barato ni sencillo. Para entender, toca hacer un análisis del plástico y mirar si la fecha de vencimiento, la categoría, las restricciones y hasta la edad son motivo o no para hacer la transición a un nuevo pase.
El engorroso proceso tiene molesto a más de uno. En teoría, existe una ley antitrámites impuesta por el Gobierno Nacional que simplificaría el procedimiento, pero en este caso no es válida y definitivamente exige que las personas gasten su tiempo pasando de oficina en oficina.
La Dirección de Tránsito y Transporte en vez de cambiar la metodología de unificación de datos e identificación de conductores y a los responsables de la idea, le complicó la vida a miles de colombianos. Tomates para ellos.