Trabajadores aspiran a mínimo de 1.2 millones

Los trabajadores aseguran que el salario mínimo debería ser de un millón 200 mil pesos, pero aclararon que aún no hay un porcentaje determinado para poner en la mesa de concertación. Dicen que la cifra por encima del millón suena a demagogia, pero es consecuente con todo lo perdido durante años y frente a un mínimo demasiado mínimo.

El presidente de la Confederación General del Trabajo (CGT), Julio Roberto Gómez aclaró en Confidencial Colombia que si bien aun no hay una cifra puntual, lo cierto es que esta sería de entre 7 y 8 por ciento más productividad y puntos adicionales.

El dirigente sindical precisó que el salario mínimo en Colombia es de sobrevivencia pues hoy nadie vive con 566.700 pesos de los cuales debe pagar arriendo, servicios públicos, transporte, vestuario, canasta alimentaria y asumir gatos de educación, salud, recreación y otros. Para Gómez un ingreso básico como el de hoy frente a tantos gastos no es más que un imposible.

“Nosotros estamos apuntando a un incremento que esté por encima de la inflación, que tenga en cuenta la productividad y que genere algunos puntos adicionales para poder contar con mayor capacidad de compra que dignifique la vida de los más pobres y permita inclusive impulsar el crecimiento económico”, agregó el señor Gómez.

En opinión del presidente de la CGT, hay varias razones para pedir un salario básico justo y tiene que ver con los acuerdos comerciales, la creciente producción de petróleo que ya llega al millón de barriles por día y a la explotación minera que concentra casi que el grueso de la inversión extranjera directa.

“Llegó la hora de que las empresas ganen un poquito menos, que los bancos deje de especular con las tasas de interés, obteniendo unas utilidades que son un insulto frente a la pobreza de la inmensa mayoría de la población colombiana, de tal manera que el país no puede seguir siendo un referente de desigualdad y carencia. Colombia es uno de los países más desiguales del mundo y la situación es tan dura que en América Latina, a duras penas le ganamos a Haití, por eso insistimos en que es el momento de mejorar la calidad de vida de nuestros conciudadanos”, declaró Julio Roberto Gómez.

Para el dirigente es poco sensato que en un país como Colombia crezca la pobreza en medio de un mar de riqueza, situación que no tiene explicación ni mucho menos justificación. Afirmó que no se entiende como más de la población colombiana esté en la pobreza y un alto porcentaje viva por debajo de la línea de pobreza, es decir con menos de un dólar al día.

Gómez alertó por la bomba social que crece y que puede estallar con saldos muy graves. Consideró urgente revisar el modelo económico para tratar de salir del caos económico de hoy.

“Si uno fuera coherente, el salario mínimo tendría que ser el equivalente al costo de la canasta familiar para el estrato obrero, es decir un millón 200 mil pesos, pero yo no voy a hacer demagogia barata y mediática. Tan solo digo que la nueva base salarial debe sumar la inflación causada, más productividad y un adicional de puntos que signifiquen reivindicar el salario mínimo legal y que nos lleve a establecer un proceso que nos permita contar con un salario mínimo vital y no un simple salario mínimo legal”, indicó.

Añadió que muchos se hacen cruces cuando se proponen ajustes del 7 ó el 8 por ciento, luego una petición de algo más de un millón podría producir más de un infarto.


Reforma tributaria peligrosa

Para el presidente de la CGT, Julio Roberto Gómez, el proyecto de reforma tributaria que pasó su primer examen en las comisiones económicas del Congreso es de alto riesgo para los intereses de la población y calificó de irresponsables a los miembros de las comisiones terceras de Senado y Cámara que votaron el paquete tributario a pupitrazo limpio, sin hacer ningún tipo de análisis sobre el articulado.

“El proyecto lo votaron de afán, con mensaje de urgencia y todo, pero lo cierto es que muchos votaron y votarán con la pantaloneta puesta porque quieren irse de vacaciones lo más pronto posible, habiéndole cumplido al país, pero acatando todo lo pedido por los grupos económicos”, Anotó.

La reforma, afirmó, castiga sin ninguna misericordia a la clase media porque es austera en todo lo que tiene que ver con retención en la fuente, situación complicada porque esta capa social es sustento de la democracia en cualquier país y sin duda se verá duramente afectada.

La CGT consideró que el pueblo colombiano debe tomar atenta nota para saber quienes están votando la reforma tributaria para no volver a elegir a unas personas irresponsables con el país que deberían hundir dicha propuesta gubernamental o no volver al Congreso.

El escenario, estima, debe ser la propia comisión de concertación para que empresarios, trabajadores, Gobierno y la clase política demuestren que son capaces de promover una reforma tributaria que tenga en cuenta al conjunto de la población y no el interés de una minoría cada vez más rica con cargo al sufrimiento y a la explotación de personas.

Julio Roberto Gómez aseguró que la caída de los parafiscales hace que tanto el SENA como el ICBF tengan sus años contados porque más temprano que tarde vendrán movimientos extraños que descapitalizarán las entidades haciéndolas inviables toda vez que les quita la fuente directa de financiamiento.

“Esta reforma está llena de micos, entre otras cosas para quitarles dinero a las cajas de compensación familiar con el tema de vivienda, para quitarles el 25 por ciento a los ingresos corrientes con destino a un programa disque de becas estudiantiles. Es decir este es el festival de la irresponsabilidad llevado al máximo grado”, concluyó.