Laura Carolina Callejas es una transgenerista que ha tenido problemas de salud por alterar su cuerpo con silicona líquida, un cambio que para ella debería hacerse de una manera más digna por el Plan Obligatorio de Salud. Esto, en medio del reciente fallo de la Corte Constitucional, quien obligó a una EPS a realizar el cambio de sexo a una joven de 25 años.
No ser mujer no es impedimento para que las nalgas, piernas y senos crezcan. La silicona líquida es la respuesta, pero a cambio de una voluptuosa figura, se atenta contra la salud corporal y sicológica.
El pasado 12 de febrero la Corte Constitucional ordenó a la EPS Comparta realizar el cambio de sexo a un joven de 25 años que nació siendo mujer. Una decisión que abrió el panorama sobre la difícil situación que viven cientos de transgeneristas del país.
Todo empezó por Julián Esnéider Clavijo, un joven que al igual que muchos transgeneristas de Colombia empezó a tomar una terapia hormonal para cambiar algunos rasgos femeninos con los que nació, incluso llegó a quemarse partes de su cuerpo para tapar la evidencia de su nacimiento como mujer.
Luego de una acción de tutela interpuesta por el Defensor del Pueblo de Cundinamarca, el Alto Tribunal ordenó que el cambio de sexo de Julián se hiciera en las próximas 48 horas, aduciendo que la salud es un estado, físico, mental y social, y no solamente la presencia de afecciones o enfermedades.
Pero la historia no es la misma para Laura Carolina, la misma transgenerista que al no tener respaldo del Estado, ejerce la prostitución desde hace más de 4 años y que lleva más de cinco intervenciones médicas porque la silicona que se aplicó casi la lleva a su muerte.
“Yo era un chico normal gay y tenía una pareja trans llamado Fabio. Él tiene un cuerpo muy formado y le pregunte qué había hecho para aumentar el volumen de glúteos y me dijo que era silicona fluida” cuenta Callejas.
La silicona líquida es muy popular para realizar alteraciones en el cuerpo por su bajo costo y sencilla manera de aplicar. Pero lo barato sale caro.
Esta silicona se adquiere en tiendas de productos químicos por 30 mil pesos y para aplicarla, por su gran densidad, se usa una jeringa de alto calibre, que oscila entre los 15 y 20 mil pesos, además se usa gasa, para apretar en la parte de arriba y de abajo donde se va aplicar el producto, para que no se baje a otros lugares del cuerpo. Osea el procedimiento casero cuesta casi 50 mil pesos.
Laura asegura que en ningún momento supo que esto iba a ser nocivo para su salud ya que Fabio no le aviso. La primera y única vez que se aplicó el pegante industrial tuvo que ser intervenida en la Clínica Centro Oriente porque le afectó los pulmones.
“Desde que me inyecte la silicona líquida mis defensas se bajaron, ya no puedo correr, se me hincha el cuerpo, los pies, las nalgas, y en mi caso, se me subió a los pulmones y no podía respirar”, asegura Laura, mientras piensa la manera en la que se quitará los rastros de la silicona, ya que sino se los quita, esto podría producirle su muerte, le advirtió el doctor.
Para Laura, el mayor problema para poder quitarse la silicona es que ese procedimiento no lo cubre el Plan Obligatorio de Salud, POS, y le tocaría pagar por aparte. Un tratamiento cercano a los tres millones de pesos. Al igual que para poder realizar el cambio de sexo a mujer. Casi 7 millones de pesos.
Por esa razón Laura se alegra por el reciente fallo de la Corte, ya que esto abre el espectro de que los transexuales sean atendidos de manera profesional. Y asevera que esa atención la haría sentir mejor, porque ella no se siente bien siendo hombre, y aunque asegura que ante los demás “nunca voy a poder ser una mujer completa” dentro de ella si quiere ser “cien por ciento mujer.”
Para Juan Carlos Prieto, director de Diversidad Sexual de la Secretaria de Planeación, “este fallo es histórico porque es la primera vez que se obliga a financiar a través del POS unas cirugías que son necesarias para la construcción identitaria de las personas transgeneristas”.
El director de diversidad también asegura que este es un tema que se presenta continuamente ya que muchos de los transexuales de la ciudad hacen uso de métodos invasivos para hacer su construcción corporal.
“El sistema de salud no ha permitido o registrado dentro de sus obligaciones a las personas transgeneristas como personas que se les debe garantizar esas transformaciones corporales de una manera adecuada”, asegura Prieto.
Además manifiesta que el fallo del Alto Tribunal, es un paso histórico para que hombres y mujeres transexuales, que quieran intervenir su cuerpo, lo hagan a través de las EPS y no pongan en riesgo su vida, y que finalmente sean reconocidos como “ciudadanos y ciudadanas de primer nivel.”