En las últimas semanas, el sistema TransMilenio ha sufrido todo tipo de bloqueos organizados y sistemáticos por personas que han incurrido en actos de vandalismo. Los buses, cargados con pasajeros, han sido atacados con piedras, puntillas y hasta monedas (para rayar los buses). ¿Y quién gana con esta forma violenta de protestar? Nadie. Todos los ciudadanos resultamos perdiendo.
Veamos 10 razones.
1. En primer lugar, pierden los propios usuarios que deben abandonar los buses por razones de seguridad, con el grave impacto que eso trae para la movilidad. Dos, pierde la ciudad directamente, porque los daños se cubren con todos nuestros impuestos y así le quitamos recursos a la salud o a la educación. Y, en tercer lugar, pierden los que incitan a protestar con violencia, porque las autoridades judiciales ya están próximas a castigar severamente a aquellos que se comportan de esta forma.
2. Los bloqueos violentos, según investigan las autoridades, podrían estar siendo convocados con otro tipo de intereses políticos. Es decir, algunas personas tendrían otro tipo de motivaciones más allá de protestar, de forma legítima y pacífica, por las dificultades que atraviesa TransMilenio.
3. La situación del sistema se agravó en los últimos ocho años. Cuando TransMilenio nació, en la primera Alcaldía de Enrique Peñalosa, era un orgullo de la ciudad y cambió por completo la forma de movilizarse de millones de ciudadanos. Atrás quedaron los buses viejos del transporte público tradicional y se le abrió paso a un sistema moderno, con tarjeta de pago y paraderos establecidos, que sin duda contribuyó a una mejor ciudad y a una mejor movilidad. Sin embargo, por ejemplo, la infraestructura del sistema sufrió una parálisis en los últimos años. En el 2015, por ejemplo, debía haber en funcionamiento 388 kilómetros de troncal por toda Bogotá. Hoy, apenas hay 114, por cuenta del atraso en todos los planes de construcción de nuevas troncales que se proyectaron cuando nació TransMilenio, en el 2000.
4. Subir anualmente las tarifas del transporte público en cualquier ciudad, como el agua o la luz, es una necesidad y casi que una obligación, por el incremento tradicional de los costos en una economía de mercado con inflación. Estos incrementos debían ser progresivos en los últimos años, pero no fue así.
5. Si las tarifas de TransMilenio hubieran tenido el aumento habitual de 100 pesos entre 2012 y 2015, el pasaje en este último año estaría en 2.100 pesos. No ocurrió así, y se mantuvo en 1.750 pesos e incluso se bajó en hora valle a 1.400 pesos, con todo el impacto económico y fiscal que ello tiene para sostenibilidad del sistema.
6. La Alcaldía Peñalosa está actuando con responsabilidad frente a TransMilenio. Lo más fácil sería no incrementar las tarifas y seguir profundizando la crisis del sistema. Sin embargo, como lo han reconocido ciudadanos y expertos, su decisión fue la más responsable con todos los ciudadanos y usuarios de TransMilenio, pues evita que una crisis fiscal impacte gravemente la prestación del servicio.
7. La reciente modificación tarifaria no solo dejó la tarifa en 2.200 pesos, sino creó beneficios que hasta ahora no existían: A partir del primero de abril ningún trasbordo costará más de 200 pesos:
– De $300 a $0 cuando el usuario pasa de un TransMilenio a un SITP.
– De $300 a $0 cuando el usuario pasa de un SITP a otro SITP.
– Y de $300 a $200 cuando el usuario pasa de un SITP a un TransMilenio.
Otro beneficio adicional que se incluyó, es que se pasa de 75 a 95 minutos el tiempo en el que se puede hacer trasbordo entre TransMilenio y SITP y a la inversa.
8. La recuperación de TransMilenio ya está en marcha. La Alcaldía Peñalosa puso a andar un plan para ampliar la infraestructura, mejorar el servicio, reorganizar las rutas y frecuencias y construir más troncales. El propio Alcalde ofreció excusas a los ciudadanos por las dificultades, que se están buscando solucionar,
9. Pero el sistema, además de una reestructuración profunda, necesita guardianes de la cultura, y ciudadanos dispuestos a dar buen ejemplo a la hora de ingresar y salir de un articulado, a no arrojar basuras, a no dañar las puertas ni los torniquetes, a respetar a otros ciudadanos, a no colarse. Solo en el 2016, la Policía impuso 6.000 comparendos a colados. Todos tenemos que poner nuestro grano de arena.
10. Es clave no dejarse engañar por quienes solo tienen intereses políticos y que cuando estuvieron al frente de la ciudad no hicieron nada para sacar a TransMilenio adelante.