Tras el rastro de la barbarie

Por lo menos cien personas habrían sido desaparecidas y descuartizadas en la cárcel La Modelo de Bogotá en los años 90. El testimonio de un ex paramilitar revela escalofriantes detalles de cómo se realizaban estos asesinatos. Fiscalía investiga más casos en cárceles de Bucaramanga y Barranquilla por la misma época.

“Primero le metían corriente a la gente. Al que no moría en los tanques de la corriente lo sacaban y lo desaparecían en canecas de aguamasa; (…) morían envenados, a cuchillo, ahorcados y con armas de fuego muy poco”, — pues el que era asesinado de esta forma — “era miembro de las Autodefensas o era un duro que (le) dejaban tener armamento ahí”, relató un paramilitar postulado a la Ley de Justicia y Paz.

Las personas que murieron y fueron desaparecidas no solo pertenecían o eran reos de la cárcel La Modelo de Bogotá. El ex paramilitar cuenta que también serían visitantes o individuos ajenos a la institución penitenciaria.

“Había gente, por ejemplo, que tenía un problema en la calle, lo iban a resolver con alguien y le decían en la cárcel está el comandante vaya hablen con él. Resulta que subían y el comandante Arroyave llamaba al del patio 3 y le decía va una persona deténganla ahí, luego de esa detención los desaparecían”.

La Fiscalía, que ya inició las respectivas investigaciones a raíz de las declaraciones de varios postulados, señaló que los restos humanos también habrían sido arrojados por la red del alcantarillado de la cárcel, según el testimonio del preso.

“Se votó mucha gente por las alcantarillas, pero picada. Había un señor que cargaba un banco y una almádana de 16 libras, era uno de los sicarios del patio tres y cargaba tres o cuatro costales, él se encargaba de picar a la gente, llegaba y ponía los huesos ahí encima del paquete, con el costal y con almádana le daba”, relató de manera cruda el procesado.

La Fiscalía anunció que, para acelerar la investigación, conformó un grupo especial de fiscales, que ya hizo varias inspecciones judiciales en La Modelo. El máximo organismo de investigación y acusación no descarta que esta práctica, también se haya llevado a cabo en varias cárceles del país como en Barranquilla, Bucaramanga y Popayán.

Por su parte el director del Inpec, el general Jorge Luis Ramírez, dijo que “el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario, está presto para entregar toda la información que sea necesaria”. Señaló que desde que está al frente de la institución (2014) nunca recibió casos ni denuncias que estuvieran relacionadas con desapariciones en las cárceles del país.

Aunque estos hechos habrían ocurrido hace 17 años, hasta hace algunos meses la Fiscalía está recolectando información. Sin embargo, para la época dos investigaciones periodísticas que se estaban desarrollando entre 1999 y 2000 confirmarían los descuartizamientos.

La periodista Salud Hernández Mora le dijo a RCN Radio que en su trabajo como reportera pudo evidenciar dichos actos de criminalidad. Según ella, “entraba a la cárcel en compañía de una religiosa que daba asistencia espiritual a los presos, y era claro que en la cárcel sí había descuartizamientos y desapariciones”.

Por otra parte, la comunicadora Jineth Bedoya, en el 2000 investigaba el tráfico de armas en la cárcel La Modelo, que involucraba a la Policía y a paramilitares. En su investigación alcanzó a reseñar éstas desapariciones.

“Yo alcancé a documentar 16 desaparecidos con nombres, apellidos y testimonios de sus familiares.

Según información de los propios internos de la cárcel La Modelo, estas personas fueron descuartizadas y tiradas a las redes de alcantarillado. Así ocurrió bajo la mirada cómplice de funcionarios del Inpec, la Policía y de personas que trabajaban con guerrilla y paramilitares”, señaló Bedoya.

Este es un nuevo y macabro capítulo de lo que dejó una de las décadas más violentas de la historia reciente de Colombia, cuando el conflicto armado de guerrillas y paramilitarismo estaba en su mayor efervescencia.