Un tribunal de Nueva Delhi imputó a cinco de los seis acusados de violar y torturar en un autobús a la joven estudiante india que falleció la semana pasada, cuyo acompañante ha denunciado pasividad policial y ciudadana ante el crimen.
La juez Namrita Aggarwal, de la corte metropolitana de Saket, en el sur de la capital india, tomó conocimiento del pliego de cargos presentado este jueves por la policía y ordenó que los acusados, que están incomunicados en prisión, comparezcan el lunes en el tribunal.
El sexto presunto implicado en la violación, que según fuentes policiales agredió sexualmente a la víctima cuando ésta estaba inconsciente, tiene 17 años por lo que de momento se encuentra recluido en un centro de internamiento para menores.
La magistrada imputó a todos los acusados por una larga serie de ofensas entre las que figuran violación y asesinato, delito este último que en la India puede ser castigado con la pena capital.
Las autoridades locales han prometido que el juicio se celebrará por la “vía rápida”, con audiencias diarias o casi diarias, y durante el proceso está previsto que comparezcan 30 testigos, incluidos varios de los médicos que atendieron a la víctima.
La joven, una estudiante de Fisioterapia que algunos medios de comunicación han bautizado como Amanat pese a que existen diversas versiones, fue violada y torturada durante 40 minutos el pasado 16 de diciembre junto a un amigo en un autobús en Nueva Delhi.
Tras la paliza ambos fueron arrojados a la carretera desnudos y heridos.
La chica falleció hace una semana en el hospital de Singapur al que fue trasladada poco después de la agresión, que según el parte médico le causó “infección en los pulmones y el abdomen, y una herida cerebral importante”.
En sus primeras declaraciones a la prensa, efectuadas durante una entrevista difundida anoche por la cadena televisiva Zee News, la pareja de la estudiante fallecida criticó que nadie se acercó a ellos para ayudarlos tras ser abandonados en la calle.
“Intentamos detener a la gente que pasaba. Durante 25 minutos, varios motocarros, coches y motos ralentizaron su marcha pero nadie se detuvo. No teníamos ropa, no podíamos levantarnos y había gente pasando a nuestro lado”, denunció.
El joven, que también cargó tintas contra las fuerzas del orden por su lenta gestión del incidente, afirmó que “la policía no es una persona, es un sistema, y si el sistema falla repetidamente, la gente que está a cargo (…) debería renunciar a sus puestos por razones morales”.
La policía, por su parte, ha interpuesto una demanda contra la mencionada cadena por difundir la identidad del compañero de la fallecida, cuyo rostro y nombre son desvelados en la entrevista, al considerar que constituye una ofensa de acuerdo con el Código penal.
Además, horas después, el comisario adjunto de la policía Vivek Gogia compareció ante la prensa para rechazar las críticas vertidas por el joven contra su cuerpo de seguridad.
Gogia aseguró que las víctimas llegaron al hospital 33 minutos después de que la policía recibiera la primera llamada de aviso y negó que hubiera existido un problema de “jurisdicción”.
El caso ha suscitado una enorme e inusitada ola de protestas en la India, donde las mujeres son objeto de graves discriminaciones en muchos ámbitos de la sociedad pese a copar cargos de importancia en círculos como el político, el académico o el judicial.
Varias personalidades han pedido la horca para los acusados de la agresión, cuya defensa corre a cargo del Estado después de que el Colegio de Abogados de Saket afirmara que ninguno de sus 2.500 letrados estaba dispuesto a representarlos.
El ministro indio de Interior, Sushilkumar Shinde, dijo ayer tras una reunión con los jefes de Gobierno y policía regionales que una mayoría de ellos “están a favor de que la ley sea más estricta”.
Shinde explicó que muchos de estos mandatarios son partidarios de rebajar de 18 a 16 la edad mínima para juzgar a acusados de violaciones en la India y han abogado por reflexionar sobre la baja proporción de condenas en los casos de crímenes contra mujeres.
Según datos oficiales, en 2011 se registraron 228.000 denuncias de agresiones a mujeres pero solo se produjeron 30.266 condenas, un ratio que había sido similar en los dos años anteriores.