Los dos candidatos ganaron estados claves en las elecciones primarias ‘gringas’ y consolidaron su ventaja.
Por los lados del partido republicano:
Donald J Trump, el magnate de los negocios, ganó Florida, Illinois, Carolina del Norte y las Islas Marianas y completó así 621 delegados, cifra que lo deja a un paso de ser el nominado de su partido para competir por la presidencia de Estados Unidos.
“Fue una noche increíble –admitió durante su discurso de celebración-, hemos vencido, vencido y vencido, y de eso se trata; de que América vuelva a ser grande otra vez (…) esta noche increíble le mostramos a la gente, a la prensa asquerosa y a todos que estamos furiosos, que estamos asqueados de los políticos en Washington”.
Por su parte, John Kasich, el gran gobernador de Ohio, ganó en las primarias de su estado, algo que era predecible pues el político ha vencido allí en más de 8 elecciones diferentes. Y se anotó así su primer triunfo en las primarias: “escuchen –dijo frente a sus seguidores-, no se trata de mí, se trata de la nación, se trata de trasladar la experiencia de lo que se hizo aquí, crecer el número de empleos, reducir el déficit, balancear el presupuesto. Todo eso se logró en Ohio y se logrará en Estados Unidos cuando yo sea el presidente”
La otra gran noticia de la noche fue la cancelación de la campaña de Marco Rubio, a quien parece ser que el electorado de la Florida, su estado natal, no le cree, pues su derrota allí fue aplastante: “felicito a Trump – dijo en medio de las rechiflas de sus seguidores-, esta es una gran victoria para él –y luego anunció su decisión-. Dios no ha querido que yo sea el presidente en el 2016 y quizás nunca. Así que no continuaré con mi campaña. En todo caso no se dejen llevar del miedo y la ira –anotó refiriéndose claramente a las ideas que abandera Trump-“.
Ted Cruz, senador por Texas, perdió en Carolina del Norte, un estado que parecía posible y que se ajustaba al perfil del candidato: conservador y ultra-católico, pero nuevamente invitó a los republicanos de todo tipo a unirse a su alrededor y juntar fuerzas para vencer a Trump: “somos la única campaña que lo puede hacer, si queremos bloquear la intención de Trump, un republicano de mentiras, que no es conservador, que no representa nuestras ideas, debemos hacerlo alrededor de mi campaña”.
Y no le falta razón al Texano porque y de acuerdo con los números su campaña es la única que podría eventualmente alcanzar y pasar a la de Trump. Y a esa verdad es a la que se apegan también el GOP, los directivos del partido, ultraconservadores que rechazan a Trump porque según ellos no representa los principios del partido. Algo difícil de creer porque al igual que el GOP, Trump se manifiesta en favor de: defender a los ricos, aún si los privilegios para con estos significan dejar al resto de la población con hambre. Irrespetar al contrario recurriendo a todos los medios necesarios, pues al final lo importante es ganar y ganar. Y defender la idea de que sus candidatos una vez elegidos manden a matar presidentes de otras naciones: como sucedió con Salvador Allende en Chile, con el fin de proteger los intereses económicos ‘gringos’.
Por el lado del partido demócrata:
Hillary Rodham Clinton, la exsenadora por Nueva York, lo ganó todo, en los cinco estados en contienda durante la jornada propino tremendas palizas a su rival: el senador por Vermont Bernie Sanders. Y, en todo caso, parece ser ya la vencedora dentro de los demócratas, o por lo menos así se comporta.
Durante su discurso de triunfo, por ejemplo, se ocupó muy poco de su rival directo y se centró en atacar al candidato republicano que lidera la contienda: “no dejemos que nos dividían entre los de allá y los de acá, no dejemos que nos hagan creer que Estados Unidos será grande otra vez, Estados Unidos jamás dejó de ser grande. No elijamos a alguien que construye muros en lugar de construir puentes entre todos”.
Sanders admitió la derrota, pero se mostró combativo: “esperemos a ver qué pasa en los siguientes estados”.
Y es que para el senador el panorama no luce nada fácil, por un lado se amplió su desventaja a casi 800 delegados, por otro lado en estados claves aun sin votar las encuestas no le favorecen y, por último, sus recursos económicos de campaña no son suficientes para competir con los súper-fondos que los grandes bancos y corporaciones le han dado a su rival, en palabras del Sanders : “ convirtiendo la financiación de las campañas es un sistema corrupto que invierte en el candidato para que una vez elegido cumpla con los deseos de los financiadores y proteja sus intereses”.