El exitoso trámite que ha surtido la iniciativa de referendo propuesta por la liberal Viviane Morales en Congreso ha suscitado reacciones apasionadas entre detractores y partidarios, pues es un tema que constituye un debate trascendental de lo que significa “vivir bien” o “correctamente” ante la abrumadora ‘moral’ de la mayoría que plantea conceptos inamovibles de familia o matrimonio. Dadas las circunstancias y en un Estado como el colombiano, concebido bajo la lupa de una democracia moderna, el tribunal constitucional proveerá labores de valioso talente y tendrá que tomar la decisión de darle la posibilidad o no al constituyente primario para tomar la polémica decisión.
La tarea de la defensa de los derechos fundamentales de las minorías no es cualquier cosa; se entiende sobre la lógica de la deficiencia garantista que presenta la esencia de la democracia que supondría un vaivén circunstancial dado que los derechos quedarían a merced de la coyuntura; como podría suceder de aprobarse el proyecto de ley de la senadora Viviane Morales.
Uno de los teóricos más prominentes del mundo sobre el garantismo jurídico, Luigi Ferrajoli, ha advertido que los derechos fundamentales nos protegen en todas las relaciones asimétricas en las que nos vemos inmersos a lo largo de nuestra vida y en las que potencialmente podemos quedar sometidos frente a quienes tienen más poder.
El jurista subraya que “dichos derechos deben quedar por fuera del mercado y de la política ordinaria por lo que no puede existir una justificación colectiva que derrote la exigencia que se puede derivar de un derecho fundamental”.
Confidencial Colombia consultó con expertos sobre el tema para entender los alcances que, de ser aprobada, tendría dicha iniciativa que será debatida en los próximos meses en la Cámara de Representantes.
Andrea Romero, abogada constitucionalista y colaboradora de la Corte Constitucional por diez años, asegura que la labor que tendrá la Corte de aprobarse el referendo en el Congreso, es de garantizar que el derecho de las minorías no se pueda someter a la voluntad popular. Roa insiste en que la iniciativa no sólo le hace daño a la infancia desprotegida, sino que además es discriminatorio pues desconoce la diversidad de familias en el país. “Nosotros tenemos familias pluri-diversas no necesariamente compuestas por dos hombres o dos mujeres; unos crecen con la abuelita, con el tío, el primo etc… y todo ese tipo de familias son las que pretende desconocer el referendo”, aseveró.
La abogada hace hincapié en un hecho fundamental. Según ella, el problema no está en la jurisprudencia, pues “mal que bien jurídicamente tenemos las herramientas para visualizar la discriminación, el problema hay que atacarlo desde la educación. Si nosotros no creamos sociedades más igualitarias, donde los niños y las niñas tengan respeto por las diferencias, no vamos a avanzar. Habrá más generaciones perdidas”.
Por su parte el fundador de la Comisión de Juristas, Gustavo Gallón, afirma que Colombia es una sociedad profundamente desigual. Por lo que, más allá de los avanzados desarrollos legales, predominan unos poderes de hecho que hacen que en la práctica el Estado y el reconocimiento de los derechos se reserven para unos pocos y se le desconozcan a los demás, sin importar lo que establezcan las disposiciones legales.
Pero más allá de lo jurídico, afirma, en lo político esta iniciativa de participación es lamentable; un país tan polarizado como el nuestro, no debe ser sometido por oportunismo electoral a un nivel de polarización mayor y a través del cual se pretende negar a un grupo social el ejercicio de sus derechos.
“Un referendo cuyo contenido está basado en la negación de los derechos de personas por razón de su orientación sexual pugna bastante con la Constitución. Es muy probable que ese referendo vaya a tener tropiezos, por decir lo menos, en la Corte Constitucional”, afirmó.
Finalmente, hablamos con una representante de la iglesia luterana sueca en Colombia, Reverenda Lisa Vinsander, acerca de su percepción desde la iglesia sobre la situación. La religiosa afirma que desde su experiencia con sectores conservadores, la displicencia viene dada a partir del miedo y el ‘status quo’.
“La iglesia tiene como objetivo liberar el espíritu y congregar al púlpito. Jesús ha otorgado los mandamientos, pero uno en especial por sobre todos ellos y es que debes amar a Dios, amar a tu prójimo y amarte a ti mismo. Por eso se tiene que contextualizar, ¿qué significa eso hoy? Significa derechos en igualdad de condiciones para todos “, dijo a Confidencial Colombia.