El 5 de septiembre de 1993 siempre va ser un día para el deporte colombiano que no se podrá olvidar. Colombia le propinaba la peor derrota como local a la selección Argentina, dos veces campeona del mundo, y se clasificaba para el mundial de Estados Unidos 94. Este año se cumplen 20 años de ese particular hecho que puso en el radar del planeta fútbol a los jugadores ‘criollos’.
En el año 1993, la Selección Colombia entraba en una etapa de la historia del fútbol que siempre se va a recordar. El equipo de Maturana estaba, según muchos entendidos de este deporte, en la fase exacta para clasificar a un tercer mundial y tener una participación relevante.
Durante el preolímpico de 1987, jugado en Bolivia, las jóvenes estrellas empezaron a construir la etapa más gloriosa de Maturana en la Selección. En este torneo terminaron terceros, solo detrás de los más poderosos de la región: Brasil y Argentina. Ese mismo año ocurrió lo que pudo ser el principio del 5-0 en Buenos Aires.
En la Copa América de ese mismo año, realizada en territorio argentino, la selección llegó a un sobresaliente tercer puesto y con varios de los mismos jugadores que dieron el batacazo de las eliminatorias, vencieron a un combinado argentino compuesto por casi la totalidad de los campeones del mundo de 1986.
Ese antecedente seguro que pasó por la mente del cuerpo técnico colombiano. Más aun cuando la ‘hospitalidad’ gaucha afloró: batucadas, pólvora en la concentración y un bus apedreado, saludaban a la comitiva visitante.
El partido tuvo un solo protagonista el primer tiempo: Argentina. Gracias a los intereses amarillos, azules y rojos, Óscar Córdoba estuvo tocado con la ‘varita’ mágica y se batió en un duelo personal con cado uno de los atacantes que intentaron batir el arco del arquero del América de Cali.
La primera daga para los argentinos fue introducida por el jugador más regular. Freddy Rincón anotó, fiel al estilo parsimonioso de los cafeteros, un gol que se construyó de los pies del maestro de ceremonia vestido de cortos: Carlos Valderrama. Este silencio inicial dio por terminada la primera parte del encuentro.
El segundo periodo continuó con una Argentina en la misma tónica. Seguían ‘cascoteando’ el área visitante pero ya con la presión de 45 minutos encima y un gol en contra. Eso ayudó para que la identidad futbolística colombiana supiera jugar con la preocupación que crecía en el estadio.
Los siguientes goles llegaron como gotas de un aguacero que empieza: el segundo fuerte, el tercero y el cuarto con un lapso de tiempo menor entre ambos y el quinto el chubasco entero en Buenos Aires.
Colombia derrotaba de manera categórica a uno de sus padres futbolísticos. Ya había que sacar los pasajes para USA 94 y desde lo narradores ya se sentía el chocar de las copas por algo que marcó de todas las formas posibles a Colombia.
Lo que pasó en el Mundial quedó más como una anécdota. Desde lo futbolístico, otro equipo que Pelé anunciaba como favorito se iba en primera ronda con más pena que gloria. Desde lo social, se demostró la incapacidad que tienen los colombianos para convivir con el éxito y la estrecha relación del narcotráfico en todo lo que sucedía en el país.
Durante estos 20 años se han oído opiniones sobre ese 5 de septiembre de1993. El mal o el bien que hizo ese resultado al deporte más popular del país, se convirtió en un charla habitual en todas las mesas de familia Colombiana. Y lo más seguro es que dentro de muchos años más continuará siendo igual.