Germán Vargas Lleras es quizás el único funcionario del alto gobierno que no se ha pronunciado frente al proceso de paz. El país desconoce si su silencio tiene que ver con un acto de indiferencia o si, por el contrario, corresponde a una estrategia política que aprovecharía un paso en falso de Santos en el proceso de paz para catapultarlo como el contendor más fuerte del Presidente en el 2014.
Todos los referentes del Estado colombiano se han pronunciado, unos a favor y otros en contra, sobre el proceso de paz que el gobierno adelanta con la guerrilla de las Farc en La Habana. El gabinete ministerial y personajes como el Fiscal y el Defensor del Pueblo han respaldado la iniciativa, mientras que el Procurador y la oposición han dejado ver su inconformismo con las negociaciones.
El intento de esta administración por acabar de manera negociada el conflicto ha sido, sin duda, el tema de referencia durante los últimos meses. Sin embargo, uno de los “ministros estrella” de este gabinete ha brillado por su ausencia: desde que arrancó el proceso, Germán Vargas Lleras no se ha pronunciado frente a la iniciativa.
El ministro de Vivienda no es un hombre ajeno al tema de la guerra y la paz. En 1998, cuando fue elegido por primera vez senador de la República, Vargas Lleras se convirtió en uno de los principales opositores al proceso de diálogo que lideraba el entonces presidente Andrés Pastrana con las Farc.
En octubre de 2001, meses antes de que se rompieran definitivamente los diálogos entre el gobierno y la guerrilla, Vargas Lleras convocó a un fuerte debate donde mostró pruebas sobre los abusos de los guerrilleros en la zona de distensión. En este debate denunció la presencia de campos de concentración de secuestrados, cultivos ilícitos, construcción de pistas clandestinas y adiestramiento de insurgentes. Sus intervenciones fueron el refugio de muchos colombianos que ya no confiaban en la posibilidad de hacer la paz.
El camino llevó a Vargas Lleras al uribismo, desde donde militó durante años. Cinco meses después del inicio de su segundo periodo en el Congreso, el ahora ministro recibió un libro bomba, que estalló en su mano izquierda y le hizo perder varios dedos. El atentado lo convirtió en uno de los referentes de la nueva política de seguridad democrática. En 2005 fue víctima de una nueva amenaza, esta vez cuando denunciaba alianzas entre miembros del Estado y el paramilitarismo.
En su tercer periodo como legislador, Vargas Lleras tramitó el Acto Legislativo que restableció el Fuero Militar, el que tipifica crímenes como la desaparición forzada, el genocidio, el desplazamiento forzado y la masacre. El ahora ministro siempre puso sobre la mesa, en el legislativo, el tema del conflicto armado.
Como ministro del Interior, en el gobierno Santos, Vargas Lleras fue el encargado de jalonar la histórica ley de víctimas, que pretende reparar a los millones de colombianos que han sufrido el rigor de la guerra.
Ahora, el ministro de las 100 mil casas ha decidido marginarse del debate; el país no conoce su opinión frente al nuevo intento de paz. El silencio de Vargas Lleras es todo menos natural, y podría corresponder a una estrategia política para su futuro electoral.
“Entonces vamos a tener que sentarnos doctor Germán a discutir nuestro futuro, su futuro. Vamos por los votos, vamos a seguir restaurando ministerios, vamos a seguir construyendo casas. Esa es una decisión que vamos a tener que tomar juntos en el futuro cercano”, le dijo el Presidente al Ministro en enero de este año. Sin embargo, Vargas Lleras podría estar esperando un paso en falso de Santos con el proceso de paz para gestar su campaña presidencial.
En los pasillos del ministerio de Vivienda se rumora que la renuncia está lista, y que el jefe de la cartera está empacando para irse. Vargas Lleras tiene hasta el 24 de mayo para definir si se queda en el gobierno o se lanza a su segunda contienda presidencial. Por ahora, Vargas Lleras ha brillado por su silencio frente a la paz.