Una cabeza decapitada, cubierta por banderas con inscripciones en árabe, y colgando de una valla, es la macabra firma que han dejado los presuntos terroristas.
Las decapitaciones yihadistas llegan a Francia. Una cabeza, cubierta por banderas con inscripciones en árabe, y colgando de una valla, ha sido encontrada esta mañana en la sede de una empresa de productos químicos (Air Products) en Saint-Quentin-Fallavier, en el este de Francia, donde dos hombres se estrellaron contra varias bombonas de gas en lo que parece ser un nuevo atentado de corte islamista en territorio francés.
Los dos responsables del ataque irrumpieron en la sede de la compañía (un almacén situado en un polígono industrial) y estrellaron deliberadamente el coche que conducían contra los contenedores de gas, aunque fracasaron en su intento de detonar una gran explosión. Las primeras reconstrucciones de la prensa francesa son confusas y medios como Dauphiné Libéré dicen que la cabeza decapitada fue encontrada a varios metros del cuerpo, que no corresponde a ningún trabajador de la fábrica y que tiene “inscripciones en árabe”, sin dejar claro cómo se realizaron las mismas.
El presidente francés, Fracois Hollande, ha enviado un mensaje desde Bruselas, asegurando que “no hay duda de la intención: provocar una explosión. El atentado es de naturaleza terrorista. Se ha encontrado un cadáver decapitado con inscripciones (en árabe)”. Hollande no se atrevió a mencionar la palabra islamista en su primera comparecencia ante los medios, por prudencia y por prurito políticamente correcto.
El alcalde de la localidad, Michel Bacconnier, explicó que quienes estrellaron el coche contra las bombonas de gas se equivocaron porque su acto “no presentaba riesgo de explosión”.
La prensa local también ha informado de que uno de los dos terroristas se identificó como miembro de Estado Islámico. Además, la policía ha localizado a una persona herida que podría no ser trabajador de Air Products, por lo que fuentes de la investigación apuntan a que se trata de uno de los autores del ataque. Finalmente, se ha confirmado que un sospechoso de unos 35 años ha sido detenido e identificado.
El Ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, se ha desplazado hasta la zona e identificó al autor del atentado como Yasine Sabi, un individuo de 35 años que no contaba con antecedentes penales, pero que ya había sido controlado en 2006 por sus tendencias radicales y su relación con grupos salafistas. Por su parte, el primer ministro, Manuel Valls, ordenó “reforzar la vigilancia” en toda la región. La sección antiterrorista de la Fiscalía de París ha anunciado que ha abierto una investigación por “asesinato y tentativas de asesinato en banda organizada y en relación con un acto terrorista”.
La prensa francesa asegura que la policía llevaba toda la mañana buscando el vehículo en el que se desplazaba el presunto terrorista. Según fuentes de los servicios de seguridad citadas por Dauphiné Libéré, “estábamos en alerta roja y teníamos señales de que un ataque de esta naturaleza podría producirse en territorio nacional”
También investiga los cargos de “destrucción y degradación a través de una sustancia explosiva en banda organizada y en relación con un acto terrorista” y de “asociación terrorista para cometer atentados contra las personas”.
Una fábrica peligrosa
La zona del centro industrial atacado está enclavada junto a la localidad de Saint Quentin Falavière, en la provincia de Isère, entre Lyón y Grenoble. No hay viviendas a su alrededor, pero es una fábrica considerda de riesgo. De hecho, según expertos por la prensa francesa, una deflagración de la fábrica pudiera haber tenido consecuencias muy graves.
Esta zona de la región Ródano-Alpes es uno de los principales centros del islamismo francés desde los años 90, cuando miembros de los grupos islamistas argelinos tenía en esta zona uno de sus principales centros de acción. La región está plagada de centros industriales y centrales nucleares, y es conocida por ser el corredor de la química, siguiendo el recorrido de los importantes ríos Saona y Ródano.