Vatileaks, diez frases de los nuevos libros que ponen en jaque al Vaticano

Gastos de lujo, lingotes de oro y pisos de cardenales pagados con las ofrendas. Son algunos de los obstáculos que, aseguran los periodistas Nuzzi y Fittipaldi, tiene el Papa en su labora de regeneración.

Vuelos en businnes class; ofrendas de los fieles invertidas en empresas como Exxon o Dow Chemical, protagonistas de desastres ambientales; patrimonios inmobiliarios multimillonarios; el piso de un cardenal restaurado con el dinero destinado a niños enfermos; lingotes de oro; supermercados con mercancía que no existe y millones de euros en gastos sin justificar. Bienvenidos alVaticano.

O al menos al Vaticano que dibujan dos libros a punto de ver la luz en Italia y de los que la prensa transalpina (Il Fatto Quotidiano y La Repubblica, entre otros) publica hoy algunos adelantos. Se trata de Via Crucis(Chiarelettere) del periodista Gianluigi Nuzzi (lea aquí la entrevista al autor) yAvarizia (Feltrinelli), del periodista de L’ Espresso Emiliano Fittipaldi.

Los dos volúmenes estarían detrás de la detención de Lucio Ángel Vallejo Balda yFrancesca Chaouqui, el cura español y la relaciones públicas acusado de filtrar información a los ‘plumillas’. En los libros no aparece ninguno de los dos, pero están basados sobre todo en la documentación de la Comisión Económica creada, y ya disuelta, por el Papa Francisco en la que ambos han participado.

Las que siguen son sólo algunas, textuales, revelaciones que se encuentran en los dos libros. Una figura que destaca en ambos es la del australiano George Pell, el monseñor nombrado vicesecretario de la Secretaría de Economía, organismo nacido de los trabajos de la Comisión en la que trabajó Vallejo. Y era justamente el nombre del español el más cotizado para ocupar ese cargo.

“El Papa tiene que saber que la Fundación del Niño Jesús, nacida para recoger las ofrendas para los niños enfermos, ha pagado una parte de las obras de la nueva casa del cardinal Tarcisio Bertone. Y éste no es el único que vive en 300 metros cuadrados de casa, sino que hay muchos cardenales que viven en pisos de 500, 600 metros. Más ático y terraza panorámica” (de Avarizia).

“¿Si no sabemos custodiar el dinero, que se ve, cómo podemos custodiar las almas de los fieles, que no se ven?” (Frase atribuida al Papa Francisco en Via Crucis)

“Uno de los apartamentos más grandes, de 445 metros cuadrados, se lo ha llevado el cardenal Velasio de Paolis, nacido en 1935 y fiel a Ratzinger, presidente emérito de la Oficina Económica de la Santa Sede (…). Franc Rodé, cardenal esloveno de 81 años, vive en 409 metros cuadrados; Kurt Koch, presidente del Consejo de Promoción para la Unidad de los Cristianos, 356 metros cuadrados.

Otro palacio, en pleno centro de Roma: Marc Ouellet, cardenal canadiense, 500 metros cuadrados; su Eminencia Sergio Sebastiani, 84 años, 424 metros cuadrados, el americano Raymond Leo Burke, patrón del orden de Malta, 417 metros; Zenon Grocholewski, polaco y dirigente de la Congregación para la Educación Católica, 405 metros cuadrados; otro americano, Willian Joseph Nevada, 524 metros cuadrados en Borgo Pio” (de Via Crucis).

“El Vaticano posee casas en Roma por valor de 4.000 millones de euros. Y en ellas no hay refugiados, como quisiera el Papa, sino un montón de enchufados y VIPS que pagan alquileres ridículos” (de Avarizia).

[Conversación entre el periodista y su fuente] “Aquí fuera hay un coche lleno de documentos. Del Banco Vaticano, de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, de los auditores de cuentas, de la Comisión Referente para la Reorganización Económica y Administrativa de la Santa Sede (Cosea). Es por ello que le he pedido que viniera en coche. En moto no hubiera podido llevárselos” (de Avarizia).

“El Instituto para las Obras Religiosas (IOR) tiene cuatro fondos de lo más tacaños: a pesar de que el Instituto tenga decenas de millones de beneficio, el fondo para las obras de los misioneros ha regalado este año tan solo 17.000 euros. ¡Y para todo el mundo! El IOR todavía no ha sido limpiado y ahí dentro sigue habiendo clientes abusivos, gentuza que está siendo investigada en Italia por crímenes muy graves. El Vaticano nunca facilitó a los investigadores del Banco de Italia el listado de quienes se han ido con la pasta al extranjero, a pesar de que había prometido hacerlo” (de Avarizia).

[En los comercios del Vaticano] Durante los últimos dos años se han registrado pérdidas por 1,6 millones de euros. (…) Puertas adentro ha cundido la hipótesis de que las mercancías que en teoría se han comprado nunca han existido. Es decir, es posible que hayan sido apuntadas en los registros de los almacenes, para justificar salidas de dinero dedicadas en realidad a otros fines. (…) Cabe destacar un agujero de 700.000 euros en el supermercado, medio millón en los depósitos de ropa, 300.000 euros en la farmacia, 100.000 euros en tabaco. Hay alrededor de 10.000 volúmenes ilustrados, en su mayoría guías para turistas, que han desaparecido (de Via Crucis).

[Sobra el uso de las ofrendas de los fieles] “El 85% ha sido reinvertido en acciones, el 5% en cuentas bancarias, el 5% en fondos externos, el 3% en obligaciones financieras y el 1% en oro y materias primas” (de Avarizia).

En total, tan solo entre julio de 2014 y enero de 2015, ese departamento habría gastado 501.000 euros en gastos de funcionamiento que van de billetes desde que los cardenales viajen en businnes class hasta el sueldo del economista personal de Pell, que se llevaría 15.000 euros al mes. Y, además, “ Monseñor Pell quiere lo mejor para su hombre de negocios.

Así la secretaría le ha alquilado un piso por 2.900 euros al mes en via dei Coronari [calle en el pleno centro de Roma] y le ha comprado decoraciones de calidad para su oficina y para su casa: en las tablas se marcan 7292 euros para “tapicería”, 47.000 euros para muebles y armarios (entre ellos un lavabo de 4.600 euros), además de trabajillos varios por 33.000 euros” (de Avarizia).

“En enero de 2015, alguien envió al Papa todos los gastos de la recién creada secretaría para la Economía. Bergoglio se ha puesto las gafas, ha recorrido el listado de una veintena de páginas llenas de números y facturas y, llegado al final, ha bajado la cabeza desconsolado” (de Avarizia).