Ya hace casi tres años desde que el líder socialista Hugo Chávez falleció y, con un escaso margen de ventaja en las elecciones presidenciales, Nicolás Maduro, recibió el poder en medio de múltiples desequilibrios económicos. La crisis en materia de mercado de divisas, el desabastecimiento, la devaluación de la moneda, la alta inflación (cercana al 200 por ciento según cifras oficiales), la altísima deuda externa (por encima de los 250 mil millones de dólares), la casi inexistente producción industrial, la corrupción y la inseguridad, se han incrementado. Lo que los economistas llaman “la tormenta perfecta”. Todos estos elementos ponen al chavismo mal parado para las elecciones de este domingo.
Desde principios del 2013, para analistas y medios de comunicación era claro que el gobierno de Maduro debería enfrentar un reto monumental: Una catástrofe económica inminente. Para ello los expertos plantearon acabar con el control de cambio, diversificar las exportaciones y dejar de atacar a la empresa privada, entre otras soluciones a corto plazo. Pero el mandatario hizo caso omiso a estas recomendaciones tanto de analistas económicos en Venezuela como de organismos multilaterales de crédito.
Tras un año de mandato, Venezuela empezó a registrar las mayores protestas sociales en décadas motivadas por el desabastecimiento de alimentos, acaparamiento, contrabando (conocido en ese país como el bacaqueo) e inseguridad. Los manifestantes exigen cambios en la política social y económica de Venezuela. En estas protestas los agobiados ciudadanos, en su mayoría de la oposición, piden constantemente hasta la renuncia del presidente.
Ante la ola de marchas en las calles Maduro decidió reprimir con violencia y culpar a lo que llama la “burguesía parasitaria” y a la clase media “al servicio de intereses imperialistas”. La oposición, se alzó con fuerza exigiendo al gobierno cumplir con los derechos cívicos. Leopoldo López, líder opositor del partido político Voluntad Popular; Antonio Ledezma y María Corina salieron a las callen para protestar por lo que llaman las irregularidades del Gobierno. A ellos se unieron estudiantes, universidades y comerciantes. E incluso antiguos militantes del chavismo inconformes con el manejo que le ha dado al país Nicolás Maduro.
La violencia, la detención de estudiantes y de líderes opositores, la represión y la restricción de libertad de prensa por parte de Maduro, además del inconformismo con su mandato, incrementaron las protestas a lo largo y ancho de todo el país.
La crisis económica ha afectado a todo el pueblo venezolano, inclusive a los más pobres, en su mayoría Chavistas. La escases de alimentos y las dificultades para acceder a las medicinas y a otros productos básicos como el papel higiénico, los pañales y las toallas sanitarias, se hicieron más visibles con el tiempo. Interminables colas en supermercados, saqueos y disturbios.
Venezuela compra el 95 por ciento de los bienes y servicios que consume, su renta petrolera se ha disminuido ostensiblemente a menos de la mitad. El encarecimiento se acentuó y hoy la clase trabajadora siente que sus ingresos no le alcanzan para vivir dignamente.
A la caída en picada del oro negro en un país que produce aproximadamente 2,5 millones de barriles diarios y obtiene 96% de sus divisas de las exportaciones de la petrolera estatal PDVSA, se suma a la escases del dólar y depreciación del tipo de cambio. El dólar negro, hoy en 920,63 bolívares por cada dólar, se ubica 68 veces por encima del Sicad (Sistema Complementario de Administración de Divisas) 13,50 bolívares, lanzado en marzo de 2013 para privados; y 4 veces por encima del Simadi (Sistema Marginal de Divisas) 199,94 que el Gobierno lanzó con el objetivo de “derrotar” al dólar negro. Un hecho que pone de presente lo graves problemas de divisas de Venezuela son las dificultades de caja de PDVSA, principal fuente de ingreso del país.
Esta semana trascendió que varios buques cargueros con millones de barriles de petróleo liviano, estaban represados en Aruba, Curazao y de la península venezolana de Paraguaná porque se negaron a descargar el petróleo por falta de pago de la estatal petrolera.
Recientemente Maduro, quien endureció su discurso en los días previos a las elecciones, ordenó meter presos a empresarios, más específicamente a los gerentes de la compañía estadounidense Heinz por la escasez e inflación, que el mandatario atribuye al sabotaje.
A través de su programa de radio y televisión “En contacto con Maduro”, amenazó a los gerentes de Heinz con meterlos presos por saboteo a su gestión, y ordenó al Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) “revisar” lo que está sucediendo con la producción de la empresa. Trabajadores de la compañía le aseguraron al Presidente que Heinz se encuentra operando pero que los dueños no quieren que se produzcan los alimentos, lo que desató la furia del jefe de Estado.
El régimen de Nicolás Maduro, que ha puesto en jaque a los medios de comunicación que critican su administración y que ha sido acusado por sectores de la oposición de haber asesinado a un activista contrario al oficialismo, hacen pensar que su líder está dispuesto a todo por mantener lo que llama el socialismo del siglo XXI tras 16 años del chavismo en el poder.