El pasado sábado 16 de agosto los representantes de las víctimas del conflicto armado se reunieron con los miembros de las comisiones negociadoras del Gobierno Nacional y de las Farc. El balance del encuentro es positivo, según las mismas víctimas.
La visita de los representantes de las víctimas del conflicto a la Mesa de Negociación de La Habana no pudo arrojar un balance más positivo. Ambas comisiones negociadoras, la del Gobierno y la de las Farc coinciden en señalar que darle voz a las víctimas en medio de las negociaciones es un paso adelante en la terminación de los, casi, interminables ciclos de violencia.
Sin embargo, existe disenso entre los representantes de las víctimas acerca de la reparación y aplicación de justicia que debe imperar en el posconflicto. Mientras unos abogan por el reconocimiento de las organizaciones sociales y la presteza para que la justicia colombiana actúe en los casos de violación a los derechos humanos por parte de los agentes estatales, el representante de los militares en retiro fue enfático en señalar que ellos no deben ser señalados como victimarios.
La intervención de los representantes de las víctimas incluyó testimonios de su parte, sin que, en ningún momento, existieran términos desobligantes o muestras de rencor. En efecto, el común denominador de la jornada fue la franqueza en el diálogo y el respeto, así como las solicitudes de perdón, por parte de miembros de las Farc a algunos de los representantes de las víctimas.
A pesar de las críticas expresadas por el ambiente de respeto mutuo, como el tweet en el que la Representante a la Cámara, María Fernanda Cabal crítica el apretón de manos entre una de las representantes de las víctimas y, al parecer, uno de los miembros de la comisión negociadora de las Farc. “Esta ‘víctima’ saluda a las Farc muy contenta…¿Síndrome de Estocolmo?”; la unión fue el común denominador en los representantes de aquellos que han sido victimas del conflicto armado en el país.
Estos gestos de paz muestran que la mesa de negociaciones ha avanzado un largo trecho, a pesar de los reparos de ciertos sectores, en la búsqueda de un paz que sea duradera y que logre cerrar los ciclos de violencia que han eternizado la guerra en Colombia.