Ni el frío ni la lluvia impidieron hoy que cientos de personas se congregasen a las afueras del instituto de Newtown mientras se celebraba una vigilia en memoria de las víctimas del tiroteo del viernes en la que participó el presidente de EE.UU, Barack Obama.
“Sentimos que debíamos venir y dar nuestros respetos, tengo niños pequeños y nos sentimos muy mal por las familias que perdieron a sus hijos”, dijo a Efe Baljit Simgh, quien viajó desde Massachusetts junto a otra veintena de miembros de su templo sij para acudir al oficio.
Al no poder entrar al centro debido a lo concurrido que estaba, los sij se reunieron bajo un árbol sujetando velas y formando un círculo para orar por las víctimas del tiroteo en la escuela de primaria Sandy Hook, donde murieron 20 niños de entre 6 y 7 años, la directora del centro, la psicóloga y cuatro maestras.
“Cuando nos pasó a nosotros, mucha gente vino a apoyarnos, nos hicieron sentir que éramos parte de América”, añadió Simgh, refiriéndose al tiroteo perpetrado por un supremacista blanco el pasado agosto en un templo sij del sur de Milwaukee, que dejó un total de siete muertos.
Mientras, centenares de personas abarrotaban el salón de actos de ese instituto de enseñanza media -otras muchas fueron acomodadas en el gimnasio- para escuchar las palabras del presidente estadounidense, quien dijo que utilizará “todo el poder” con el que cuenta para tratar de prevenir el tipo de tragedias que ocurrieron en Newtown (Connecticut) o Milwaukee.
Pero, lejos de rendirse, quienes no consiguieron acceder a la vigilia se reunieron a las afueras del edificio, escuchando lo que allí se decía a través de varios altavoces y sosteniendo velas en memoria de los fallecidos, cubiertos por mantas distribuidas por la Cruz Roja.
Ese fue el caso de Lisa y Anthony Verdile, una pareja que viajó desde Nueva York porque no podían quedarse “en casa viendo la televisión”.
“Queremos mostrar nuestro amor a las familias, lo que están pasando es inimaginable y nuestros corazones están con ellos”, añadió la pareja, con cuatro nietos pequeños, y que afirmó que es “increíble” que Obama viniera hasta Newtown para ofrecer su apoyo a las víctimas de la masacre.
Allí también se pudieron ver a muchos de los estudiantes del instituto Newtown, que, como Kunal Marwaz, tienen compañeros y amigos cuyos hermanos pequeños estudiaban en la primaria Sandy Hook o incluso cuidaban a algunos de los veinte niños que murieron el viernes en el tiroteo.
Los centenares de personas que acudieron a las afueras de la vigilia llevaron además ramos de flores, globos, osos de peluche y carteles de apoyo a las víctimas, con los que conformaron un altar improvisado en el cartel que da la bienvenida a ese centro de enseñanza.
“Lo más importante que podemos hacer es estar felices, estar felices para quienes se vieron más afectados. Estoy seguro de que no quieren gente triste alrededor, querrán gente feliz, sonriéndoles y animándoles, intentando ponerles una sonrisa en la cara”, dijo también a Efe Scott Wiight, de 22 años.
Entrenador de fútbol para niños, Wiight explicó que el equipo al que da clases ha jugado en varias ocasiones contra el de Newtown, pero por ahora ha preferido no ver la lista de las víctimas del tiroteo en ese colegio por miedo a reconocer los nombres de algunas de ellas.
La tragedia ha golpeado muy duramente a esta pequeña localidad de poco más de 27.000 habitantes, un pacífico enclave en la región estadounidense de Nueva Inglaterra que no había registrado más que un homicidio en la última década y que ahora trata de recuperarse unida como una familia.