Segunda parte de la entrevista con Gina Potes, la primera persona en denunciar en Colombia una agresión con sustancias químicas en 1996 y creadora de la fundación Reconstruyendo Rostros. Conversación sobre su vida, reflexiones a lo largo de aproximadamente 20 años de haber sido agredida, sobre su percepción del mundo antes y después de lo sucedido, de conocer lo que es el amor años posteriores a su recuperación, sobre su renacimiento y la construcción de un mejor mañana para ella y para otras mujeres que padecieron el mismo dolora, así como de lo que para ella significa la proclamación de la Ley de Ácido, el trabajo desde su fundación y sus proyectos para este 2016.
“Yo creo que yo tengo algo de responsabilidad en lo que me paso. No porque lo buscara, ni porque hiciera algo para que me pasara, sino porque creo que toda acción tiene una reacción y cuando tomas opciones erradas en la vida, te llevan a un camino en el que terminas siendo víctima de la situación”, así lo manifiesta Gina Potes durante nuestra larga conversación, en la que contó una dolorosa historia de una de las mujeres a la que ayuda desde su fundación.
Historia de una mujer atacada con sustancias químicas contada por Gina Potes
Para Gina, es duro conocer y contar esta historia, sin embargo ve en ese rostro -a pesar de sus cicatrices- hermosura y ternura, “como un ángel”, dice. Comprende, desde las palabras de esta mujer, la responsabilidad que se carga frente a lo que sucedió.
“Ella me dijo: Yo fui culpable de alguna manera desde el principio, cuando él me pegaba y yo estaba ahí y no le respondía, entonces de alguna manera tengo una responsabilidad frente a lo que paso”, cuenta Potes y habla de su historia y su actitud frente a la vida antes del ataque con sustancias químicas.
“Cuando yo tenía 20 años era una niña muy linda, alta, esta cara, estos ojos, el cabello. Y yo concebía la vida como eso, como la belleza. Podía ser la persona más bruta del mundo pero era bella. Y de ahí no me bajaba nadie” dice sin pena y señala que le encanta poder hoy reflexionar sobre ello porque “afuera nuestras niñas están así. Y estamos mal. Bonito llegar uno a una edad y decir: -sí, estaba errada- y poder primero interiorizar. Creo que eso es lo más importante de la vida, interiorizar y aceptar”, manifiesta.
Asume su responsabilidad desde las decisiones que tomó: “de alguna manera fui irresponsable porque me case con una persona que no quería, que era mucho mayor que yo, porque peleaba mucho con mi mamá”, dice y señala que de alguna manera esto la condujo hacia la desgracia de ser quemada con ácido.
La opción, como toma de decisión, da vueltas en su cabeza. Recuerda una parábola en la que dos hijos, viniendo de una pareja disfuncional, creciendo con la misma hambre, con el mismo frio, con el mismo dolor, comiendo lo mismo y obtiene lo mismo, uno se convierte en medico y el otro en asesino. A la pregunta de ¿Por qué escogieron este camino? los dos responde igual: Esa fue mi opción.
Potes menciona que a veces se cuestiona y piensa si hubiese estudiado y tomado otra opción, qué sería de su vida…Suspira pero levanta la cabeza, sonríe con la mirada y admite que aunque su opción por mucho tiempo fue la tristeza, las peleas con su familia, y “hacerle la vida imposible a todo el mundo porque me quemaron”, ahora es distinto.
“Yo creo que aquí más que todo es una lección de vida lo que yo trato de dar. Cuando a veces alguien dice: -es que es el ángel de las mujeres- yo siento que sí, de alguna manera eso soy, no fue una opción sino que fue simplemente un día levantarse y voy a hacer, voy a cambiar el mundo. Ese dolor y esa tragedia de alguna manera hoy hacen que para mi sea una opción”.
El nuevo cambio en su vida fue dejar de victimizarse y salir a golpear puertas y mirar a la gente a la cara y hablar de lo que estaba pasando. La creación de su fundación en 2011 fue le chispa, lo que hizo que cada día ella sea una nueva Gina, como expresa, ” una Gina mejorada, llena de errores, una Gina llena de muchas carencias pero sobre todo una Gina de mucha ilusión y muchas ganas de hacer no solamente la diferencia en la sociedad sino un mundo distinto tanto para mí como para las mujeres”.
Con tropiezos y abusos de algunos medios de comunicación, que como cuenta, los utilizaban tomando fotos “horribles” donde solamente mostraban sus cicatriz, y con titulares de “Desfigurada”, se hicieron notar, generando alto impacto y trascendiendo.
“El hecho del que el Presidente ya por lo menos reconozca y apruebe una ley , el hecho de que el Congreso y el Senado de alguna manera se toquen el corazón y digan: -sí, es que esto no puede pasar- es un avance.”
Desde la Fundación Reconstruyendo Rostros ella busca empodera a las mujeres, una palabra tan sobrevalorada en estos días pero que entiende e impulsa desde reconocerse, amarse y respetarse. “Hacer consciente a las mujeres que debe existir una sororidad entre ellas, una unión real que haga que todas se cohesionen en una sola voz”, dice.
Igualmente entregar amor, dar un abrazo, decir: -yo te entiendo-, escuchar, ” es lo más alentador que hemos encontrado en la fundación”, cuenta.
Cuando habla de amor, le brillan los ojos y mantiene una sonrisa grande, un voz dulce que sale desde el alma. Se devuelve una vez más al pasado pero para hablar del júbilo que trajo consigo toda su transformación y cambio de actitud.
“A pesar que ya tenía dos hijos, yo nunca había sabido lo que es el amor, yo no sabía lo que era sentir un orgasmo, que alguien se interesara. Era una persona que no sabía amar, no me supieron amar”, revela sin tapujos. Pero…(ahí sonríe de nuevo)hasta hace poco conocí a una persona que me enseño lo que es el amor.
A sus 37 años vivió la magia del amor, “lo que es sentir, lo que es sentirse bella”, dice. Vivió un “idilio” como manifiesta, que solo duro un corto periodo porque para ella, el era un hombre prohibido.
“De alguna manera las personas no llegan a la vida de uno por casualidad sino que vienen para aportar algo, enseñar algo. No era la persona correcta. Y por eso digo que yo no soy una persona perfecta, no soy perfecta, solo soy una mujer que nunca sintió, que nunca amo, quise entregar tatas cosas sin querer lastimar, pero uno a veces termina lastimando por errores”, expone con un poco de congoja.
“Fue una persona que me enseño a querer, me enseño a amarme como era y me brindo y me enseño muchas cosas que hasta el momento no conocía en la vida, en mi cuerpo y en mi ser”, dice con honestidad, comunicando con todo su cuerpo la alegría de lo vivido y lamentando el sufrimiento que le causo su partida.
Hace dos años que no lo ve. “No volví a saber si respiraba, yo pensé que moriría “dice. Para ella no había día en que no se levantara y dijera: no me mato tantas cosas pero esto sí. Dice que en sus ojos se reflejaba su tristeza. A pesar del dolor, salía de su cama y se arreglaba.
“A diferencia de cuando paso lo del ácido, la depresión, el no quererme levantar, al contrario, todos los días por más que no me quisiera levantar, me levantaba, me arreglaba y aunque en mis ojos se notaba la tragedia que estaba viviendo, le gane. Y eso me enorgullece mucho de mí misma, le gane, me sobrepuse a un dolor tan fuerte como es el amor y a pesar de que ha pasado el tiempo, hoy en día se que logre amarlo, porque lo amo, pero de una manera donde ya no tiene que estar presente. De verdad que es algo muy bello lo que yo siento”, señala.
Manifiesta que la enseñanza que le queda y lo importante es que a “pesar del tiempo y que ya haya pasado, entiende que de aquí en adelante actuará más conscientemente frente a cualquier circunstancia de la vida”.
Con un suspiro y mirando al techo como maravillada con la vida, termina el tema diciendo: “Hoy en día aunque no está, sigue siendo para mí como ese polo a tierra. Que aunque haya sufrido tanto por su ausencia siento que idealice mi amor por él y el de él por mi y aunque no estamos juntos estoy segura que en la distancia estaremos siempre unidos”, comenta mientras sonríe con candidez.
Sin presumir pero consiente de sí misma y hablando desde el afecto, dice a viva voz que se siente una mujer bella, sexy, sensual, inteligente y capaz. Y espera que algún día llegue alguien a quien amar.
A pesar que se siente bien como esta, no niega que le hace falta salir con alguien. “Que alguien le hable a uno, que le regale un chocolate -aunque no me gustan- que alguien te diga estas bella, que te hagan vibrar. Pero bueno, el día que sea llegará”, afirma.
Agradecida con el universo, sintiéndose vital y abierta a la vida, considera que ya sembró y dejo un legado. Entre sus sueños que aún conserva de juventud, está el estudiar diseño de modas. “Eso hace parte de mis sueños antes de… Es la creatividad, la moda, la belleza, pero ya no la percibo como antes sino desde otra óptica”, expresa y con efusividad aspira que este año pueda construir una red de mujeres donde “podamos, hablar, expresar y podamos soltar”, concluye.
Su deseo de ayudar sigue más vivo que nunca, sus ganas de seguir sirviendo a la sociedad y de reinventarse a sí misma, se proyecta en cada palabra y cada sonrisa que brinda sin más razón que la felicidad y el regocijo que ha encontrado en lo más profundo de su ser.