De acuerdo con la Secretaría de Salud de Bogotá, en el año 2024 se registraron 2.014 nuevos casos de cáncer de cuello uterino en Bogotá, lo que equivale a 48,9 casos por cada 100.000 mujeres. Las localidades con mayor incidencia fueron La Candelaria, Los Mártires, Santa Fe, Chapinero y Teusaquillo, con un impacto especialmente preocupante en mujeres entre 30 y 39 años, siendo urgente fortalecer las estrategias de prevención y detección temprana.
Pero el panorama se vuelve crítico al analizar las muertes por esta causa. Según el DANE, 193 mujeres perdieron la vida por cáncer de cuello uterino en 2024, con una tasa de 4,7 fallecimientos por cada 100.000 mujeres. La mortalidad se concentró en La Candelaria, Antonio Nariño, Rafael Uribe Uribe, Barrios Unidos y Kennedy, afectando principalmente a mujeres de 60 años, seguido de mujeres de 80 años.
«Estas cifras nos duelen, pero también nos movilizan. El cáncer de cuello uterino es prevenible y no podemos permitir que más mujeres sigan perdiendo la vida por falta de acceso a vacunación, tamizaje o tratamiento», Patricia Molano subsecretaria de Salud Pública encargada.
Frente a esta realidad, la Secretaría Distrital de Salud redobla sus esfuerzos para cumplir con la estrategia 90-70-90 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que busca:
• Vacunar al 90% de las niñas y adolescentes contra el VPH antes de los 15 años
• Realizar pruebas de alta precisión al 70% de las mujeres mayores de 35 años (al menos una vez antes de los 45)
• Garantizar tratamiento oportuno al 90% de las personas diagnosticadas.
En la capital, las acciones se desarrollan bajo el marco del Modelo MAS Bienestar, implementando iniciativas centradas en la vacunación gratuita contra el VPH dirigida a niños, niñas y adolescentes de 9 a 17 años. Además, se lleva a cabo un tamizaje poblacional con pruebas de ADN del VPH para facilitar una detección temprana del virus. Se promueven estrategias educativas orientadas a la prevención del cáncer de cuello uterino, acompañadas de acciones para eliminar el estigma relacionado con la enfermedad, promoviendo la autonomía en las decisiones de salud de las mujeres y sus familias, con el fin de garantizar el ejercicio de sus derechos y fomentar hábitos saludables.
De igual manera, se trabaja en el fortalecimiento de la atención integral, asegurando el acceso oportuno a tratamientos adecuados. Esto incluye la consulta de resultados de la citología vaginal, atención al entorno familiar y acompañamiento para garantizar que la atención médica sea rápida y adecuada desde el momento en que se sospeche de la enfermedad.

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