El Instituto de Desarrollo Urbano de Bogotá, que maneja un presupuesto de 2.1 billones anuales y una de las entidades públicas grandes del país por ejecución presupuestal, acaba de ser certificada en el Sistema de Gestión Antisoborno, que dicho en leguaje sencillo, es la decisión pública, frontal y sistemática de luchar contra la corrupción en forma integral dentro de la entidad. Es la primera entidad del Estado que lo hace y le pone un reto muy alto a todas las demás entidades, del orden nacional y territorial, para seguir el ejemplo y certificarse en honestidad, transparencia, en juego limpio con los ciudadanos y el país. Y marca un hito especialísimo para los colombianos: ahora sabemos que los funcionarios directivos honestos están dispuestos a declarar su trasparencia, a adoptar un sistema muy exigente de demostración de la misma y a defenderla públicamente.
Para el país corrupto esto debe parecer toda una blasfemia. ¿A quién se le ocurre tomar una decisión así, voluntariamente (!!!), en la que desmonta todos los mecanismos de licitaciones amañadas, compras con “mordida”, cobros de valorización con “tajada”, pagos de cuentas con “coimas” para que no se demoren una eternidad, y demás extra costos ilegales que por tanto tiempo se han ido refinando en las entidades públicas, en complicidad con la poca eficacia del sistema de control del Estado y la fragilidad del sistema de justicia que casi que asegura impunidad ante hechos corruptos, y que prácticamente es imposible desmontar de otra forma?
Pues para nuestro alborozo y celebración aún hay colombianos que sí están pensando en rescatar al país, en retornar a la senda de la honradez y la trasparencia, para que su paso por las entidades públicas marque la nueva era de la administración pública, que empiece por dejar de ser corrupta y se enfile a ser eficiente y lograr reales avances en su prestación de servicios a la sociedad, cualquiera que estos sean. Ese es el caso del IDU, su director, el ingeniero Diego Sánchez, su consejo de dirección y en general, los directivos y funcionarios de la institución, que se han obligado a actuar con trasparencia e integridad en cada uno de los procesos del Instituto, sus colaboradores, socios de negocio y demás partes interesadas que ahora estarán todos obligados a mantener un alto estándar de actuación ética en cada una de sus actividades.
La certificación otorgada por la empresa CMD Certification siguiendo el estándar ISO 37001, atravesó un proceso complejo en el cual la entidad tuvo que trabajar duro para crear las matrices de riesgo de soborno para sus 22 procesos internos, para concientizar a sus colaboradores, socios de negocios y partes interesadas en crear una cultura de transparencia e integridad dentro de la organización. Al entrevistar al ingeniero Sánchez resaltó el compromiso y el respaldo que ha tenido el proyecto entre directivos y colaboradores: “gracias a ese esfuerzo, hoy nos llena de satisfacción contar con esta esta certificación”. Sin embargo, es necesario advertir que los cambios de cultura son difíciles de lograr, y obtener la certificación y montar la estructura de cumplimiento constituyen un gran paso, pero sólo el primer paso. De aquí en adelante tendrán que luchar más duro día a día por mantener la actuación ética a lo largo y ancho de la institución hasta que en el futuro se pueda decir que es “su forma de ser” natural.
Para eso ayuda lo que implica una certificación así, que exige que se implemente un sistema de gestión auto controlado y auto correctivo: la estructura del sistema de gestión Antisoborno cuenta con un Oficial de Cumplimiento para monitorear el cumplimiento de las normas que lo rigen, que rinde cuentas en forma periódica a la alta dirección y al consejo directivo del IDU sobre el desempeño del sistema y, es el encargado de recibir y tramitar las denuncias hacia los órganos de control para las investigaciones y sanciones correspondientes, teniendo en cuenta que el soborno es un delito en Colombia. Anualmente el ente certificador CMD realizará auditorías externas para verificar que el IDU siga cumpliendo con los estándares de la Norma ISO 37001 y cómo es su mejoramiento continuo. Es decir, es un sistema vivo que debe refrendarse permanentemente para poder seguir ostentando la certificación. De aquí en adelante todo aquel que aspire a ser directivo y trabajar en el IDU tendrá que pensárselo muy bien si no pertenece a esta nueva generación de empleados públicos honestos y con la misión muy clara de trabajar exclusivamente por el bien de la ciudad, del país, de todos los colombianos.
Con la implementación del sistema de gestión Antisoborno, el IDU se constituye un referente y un ejemplo a seguir dentro los lineamientos de transparencia expedidos mediante el Decreto Distrital 189 de 2020 expedido por la Alcaldía Mayor de Bogotá D.C., en agosto “por el cual se expiden lineamientos generales sobre transparencia, integridad y medidas anticorrupción en las entidades y organismos del orden distrital…”. Las demás entidades ahora tienen un hito difícil de ignorar y tendrán que acelerar sus procesos en el camino a la lucha contra la corrupción efectiva.
Este no es un anuncio como el que nos tienen acostumbrados los políticos y funcionarios públicos, de “vamos a hacer…” y si no hacen posteriormente no pasa nada. En esta certificación no solamente demuestran que ya lo están haciendo, con un enorme compromiso, habiendo empeñado todo su buen nombre en este propósito y mostrando que están dispuestos a batallar para que salga adelante cada día con éxito, porque la trasparencia hay que demostrarla cada día. Su declaración de “Cero Tolerancia al Soborno”, que aquí lo vamos a traducir a Cero Tolerancia a la Corrupción, es un compromiso de orden superior, que llena de esperanza, y muestra el camino a seguir. Ahora será muy difícil que los politiqueros basen sus campañas en falsas promesas de lucha contra la corrupción: tendrán que volver sus promesas hechos verificables como esta certificación.
P.D.: Si el amable lector conoce otros casos en entidades públicas de lucha contra la corrupción, con hechos y datos, como la multiplicidad de oferentes en las licitaciones en la ciudad de Bucaramanga que habla muy bien de su trasparencia, por favor déjenoslos saber para apoyarlos, darles visibilidad y enviarles un mensaje de coraje y respaldo a esos valientes funcionarios de parte de una ciudadanía honesta que sabe que hay que rescatar al país de la corrupción que es por lejos su principal problema.
*@refonsecaz – Ingeniero, Consultor en Competitividad.