La ONG Greenpeace cuestionó la ineficiencia del sistema de monitoreo de la calidad del aire en Bogotá en el estudio Evaluación del monitoreo de la contaminación atmosférica en Bogotá, Colombia. Además, destacó que los niveles de contaminación registrados en la capital superan los parámetros establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
De acuerdo con Greenpeace, más del 60 % de la contaminación en Bogotá es originada por el transporte terrestre: buses, camiones y vehículos. El 40 % se debe a las fuentes fijas de emisión, es decir, al material particulado que producen las industrias y los sectores comerciales. Entre los contaminantes dañinos se encuentra el dióxido de nitrógeno (NO2) y Material Particulado (PM10 y PM2.5). Las localidades más afectadas por la mala calidad del aire son Kennedy, Fontibón y Puente Aranda.
Tatiana Céspedes, coordinadora en Greenpeace de la campaña ‘Por una Nueva Ciudad’, recalcó que los niveles de contaminación de aire exponen a los ciudadanos a sufrir a mediano o largo plazo enfermedades cerebrovasculares, cáncer de pulmón, enfermedades pulmonares e infecciones respiratorias como neumonía, entre otras.
Ya en 2020, la Secretaría de Ambiente decretó alerta amarilla por contaminación del aire en el sur occidente de Bogotá. Los habitantes de cinco localidades se vieron obligados a limitar sus actividades, debido a los altos niveles de material particulado registrado.
Esta problemática también se traslada al interior de los hogares. De acuerdo con el National Institutes of Health hay elementos altamente tóxicos que podrían generar una mayor contaminación en espacios interiores, como el humo de tabaco, limpiadores domésticos, partículas de velas o incienso, pinturas, pegamentos, etc. Por este motivo, es importante ventilar el hogar constantemente u optar por el uso de un purificador para eliminar bacterias esparcidas en el ambiente.
El problema en Bogotá es que las estaciones que monitorean la calidad del aire están mal ubicadas. Según la ONG, al estar alejadas de la vida urbana y elevadas respecto a las vías principales de transporte, no miden la calidad del aire a la altura de donde los transeúntes y ciudades se movilizan.
Otros de los elementos que Greenpeace pone en tela de juicio son la falta de datos, los promedios utilizados, los rangos de concentración y el tiempo de exposición para cada contaminante.
La seriedad del tema plantea un contexto en el que se requieren medidas urgentes. Recordemos que la contaminación atmosférica del aire causa cerca de siete millones de muertes al año a nivel mundial, según la OMS. En España cobró la vida de 30.000 personas en 2019. Ciudades como Tokio, San Pablo, México DF, Los Ángeles y Shanghái concentran hasta 160.000 muertes relacionadas con la contaminación atmosférica en 2020. En Colombia, la polución atmosférica provocó 3900 muertes hasta septiembre del mismo año, y un gasto de 1.300 millones de dólares a la ciudad.