La familia y los bogotanos son lo más importante para Patricia Rincón

Los jueves en la tarde son sagrados para Patricia y sus dos hijos, con quienes va a cine a ver una película y compartir con ellos un combo de crispeta, gaseosa y perro caliente. Según ella, nada hará que cambie esta tradición, ni siquiera lo absorbente que puede ser la actividad política que desde la curul del Concejo de Bogotá podría ejercer, en el caso de que sea elegida para este cargo el próximo 27 de octubre.

A pesar de no haber nacido en Bogotá, es una enamorada de la ciudad, la que no desea cambiar por nada en la vida, ni siquiera por su natal Valledupar, ni por Medellín, donde vivió buena parte de su juventud.

Es hija de maestros, su padre Luis Ovidio Rincón es nacido en Ocaña, quien decide trasladarse a Valledupar donde conoce a María Rosalba Mazo, con quien tiene una hija a la que llaman Gloria Patricia Rincón Mazo, una mujer llena de energía y muy decidida a conseguir lo que se propone.

Patricia se traslada con su madre a Ituango, y cuando cumple los doce años decide ir a Medellín para terminar sus estudios en la Normal Femenina de la Anunciación, un internado dirigido por las Hermanas de la Anunciación, en donde su rectora era la Madre Berenice, próxima a canonizarse y cuando termina sus estudios de secundaria se inclina por la Economía en la Universidad de Antioquia.

De sus padres heredó el gusto por servir a la gente, lo que la motiva a dar clases en la Universidad del Rosario para compartir sus conocimientos a los jóvenes, enseñándoles lo importante que es para la sociedad el trabajo en equipo. A Patricia le gusta mucho conservar las buenas relaciones con las personas que conoce, gracias a eso ha logrado mantener el contacto con quienes ha compartido espacios laborales.

Su gran vocación ha sido el servicio público, esto la llevo a trabajar en la Unidad de Trabajo Legislativo del representante a la cámara Carlos Ignacio Cuervo. Más adelante, ingresa al Departamento Nacional de Planeación en el Gobierno de Álvaro Uribe, con Mauricio Castro como director, y luego se presenta a una convocatoria en el ministerio de la TIC, en donde logra quedar en la terna de finalista y tras una larga entrevista con la entonces ministra María del Rosario Guerra, es elegida para ocupar el cargo de jefe de planeación de la entidad. Al no presentarse con padrino político, sino por mérito, logró mantenerse con los dos ministros siguientes (Velandia y Molano).

En el Gobierno de Juan Manuel Santos se abre una convocatoria para el cargo de subdirector de presupuesto nacional en el ministerio de Hacienda, con Juan Carlos Echeverry como ministro, en donde una vez más es elegida por mérito. Su gran logró en este cargo fue el aumento del presupuesto para la educación. Su paso por esta labor le enseñó que detrás del número o la cifra, está la gente, lo que le despierta aún más la sensibilidad por los temas sociales.

Cuando Edgardo Maya es elegido como Contralor General de la República, este pregunta por una persona con la formación profesional y capacidad técnica para ocupar el cargo De Contralora Delegada de las Finanzas Públicas, pero que no correspondiera a cuotas políticas. Personas cercanas le recomiendan el nombre de Patricia, quien presenta las pruebas y la entrevista correspondiente y una vez más es elegida.

Luego es nombrada como vicepresidenta financiera del Icetex y cuando termina este período le invitan a presentar su nombre a una elección popular. Patricia analiza cual es el partido o grupo política en donde podría encajar y encuentra en la Alianza Verde el lugar perfecto para ella. Se da entonces a la tarea de salir a hablar con la gente, conociendo sus necesidades a través del diálogo directo y se encuentra con que los problemas de la población duelen.

El conocimiento que tiene acerca de las finanzas públicas, presupuesto público e inversión pública, la dan las herramientas necesarias para saber hasta dónde puede comprometerse en una campaña política a través del discurso, sin dejar de atender y escuchar a las personas que carecen de acceso a la salud, educación, buena alimentación, etc., temas que le apasiona por los que quiere trabajar desde el Concejo de Bogotá.

Patricia no teme que la actividad de control político y estudio de temas para presentar proyectos de acuerdo a consideración de la plenaria del Concejo de Bogotá, puedan absorber su tiempo y amenace con alejarla de sus dos hijos María Carolina y Miguel Ángel y de su esposo Abel Buriticá, porque por más trabajo que pueda tener, este espacio para ella es sagrado, por lo que seguirá acudiendo a la cita todos los jueves para ir a cine con su familia.

Patricia Rincón busca una curul en la lista al Concejo de Bogotá por la Alianza Verde

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