A mí me enseñaron que una verdad a medias es peor que una mentira. Por ejemplo, esta semana nuestro secretario de Seguridad, el señor Hugo Acero, salió en los medios de comunicación con orgullo para contarnos a todos los capitalinos que la seguridad en enero y febrero había mejorado respecto a los mismos meses del año pasado. Una noticia para alegrarnos sinceramente, sin duda.
Los números son contundentes: en este acumulado de meses, el homicidio se redujo en un 13,8 %; el hurto a personas un 37 %; los delitos sexuales un 49 %; y, con una cifra demoledora, el hurto a comercios se redujo en un 59 %. Todos los delitos, salvo el hurto a bicicletas, fueron a la baja.
¿Quién se atrevería entonces a criticar la gestión de Hugo Acero? Estamos, según estas cifras, ante el mejor funcionario público del país. Y me quedo corto…
Lo cierto es que esto es una verdad a medias: sin el adecuado contexto, que jamás explica la Secretaría de Seguridad, los números son positivos, pero hace falta una pizca de honestidad para no salir a los medios a sacar pecho por unos resultados que son producto de las cuarentenas, y no de las habilidades técnicas de un funcionario.
Enero del 2021 fue un mes de cierres, con varias cuarentenas focalizadas en los fines de semana, toques de queda en la noche y cierre total de varias localidades. Todas estas acciones, encaminadas a restarle velocidad de contagio al coronavirus, evidentemente iban a tener una incidencia: hundir el comercio, hundir los accidentes de tránsito y, obviamente, reducir los eventos de inseguridad. De hecho, que Bogotá-región tenga 50.000 empresas menos debe influir en alguna manera en que se reduzca el hurto al comercio, ya que no existe el atraco a comercios cerrados o inexistentes.
Con una ciudad guardada en casa por periodos tan amplios y el resultado de reducción en eventos de interacción, todos esperaríamos que la comunicación oficial de Hugo Acero tuviera la delicadeza de poner el contexto suficiente sobre sus resultados. Sin embargo, la sensación al leer los comunicados oficiales es que se atribuye un mérito que no tiene y palabras como “cuarentenas”, “toques de queda” o “cierres” brillan por su ausencia.
Si esta va a ser la estrategia para justificar su gestión, los bogotanos tenemos que alistarnos para ver las maromas que hará Hugo Acero cuando los hechos no juegue a su favor y deba compararse con los meses de cuarentena que vivimos con el primer y segundo pico de la pandemia durante 2020.Solo entonces veremos si su gestión puede definirse sin tener en cuenta o no la pandemia.
¿O es que de verdad Hugo Acero cree que las reducciones en eventos de inseguridad responden a su quehacer? La ciudadanía cree y ve otra cosa. Decir que todo es un tema de percepción y soportarse con cifras que son verdades a media no es lo correcto. El gran dolor de cabeza de los capitalinos es una delincuencia en ciernes, cada vez más barbárica y con eventos nunca antes vistos, como asesinatos en buses articulados de TransMilenio.
¿La inseguridad es culpa del secretario? Desde luego que no. Acá entra en juego el discreto papel de otras secretarías, como la de Desarrollo Económico: la falta de oportunidades, la quiebra masiva de empresas, el desempleo histórico y la caída del PIB distrital son un coctel explosivo que genera una inseguridad como la vista hoy. Una inseguridad que va a oscilar en sus cifras a la baja gracias a las cuarentenas, pero cuyos porcentajes van a aumentar cuando el Plan Nacional de Vacunación le ponga fin a la pandemia y todos salgamos a las calles nuevamente, incluidos los delincuentes.
Esta es una alerta temprana: la seguridad de Bogotá puede empeorar radicalmente. Estamos a tiempo de dejar las verdades a medias y afrontar la realidad, señor Acero.
@oramirezvahos – Concejal de Bogotá