La pandemia nos hizo empezar el 2021 con un pico más agresivo que el anterior y con la amenaza de la mutación del Covid-19 hacia formas más contagiosas. Sin embargo, seguimos aplicando las mismas recetas para combatir una situación que está en constante transformación.
Es innegable que nuestro deber ético es evitar el colapso hospitalario con una sobreocupación de camas UCI, pero también, la evidencia nos demuestra que las cuarentenas que se han implementado hasta la fecha afectan económicamente a millones de personas.
A diferencia de hace un año, ahora tenemos medio millón de datos sobre cómo se ha comportado el virus en Bogotá. Con mi equipo de trabajo, y en cabeza del matemático Jorge Carlos Muñoz, analizamos toda la información consignada en la página oficial SaludData, en busca de una mutación de la estrategia.
Hasta ahora, en Bogotá los esfuerzos de todos los sectores se han concentrado en implementar cuarentenas estrictas, sin embargo, no se ha realizado un análisis de la velocidad de los contagios, lo que nos ha permitido proyectar una estrategia cuyo objetivo principal es lograr la desaceleración del virus. Matemáticamente es posible.
Imaginemos que la velocidad de contagio es un carro que acelera en una autopista. Las cuarentenas actúan como reductores de velocidad para que el contagio se frene y así liberar de presión al sistema de salud.
El problema de la estrategia actual es que permite al virus acelerar a gran velocidad antes de imponer una cuarentena o reductor. Esto hace que la cuarentena deba ser larga, afectando la economía de los bogotanos.
Las cuarentenas siguen siendo necesarias, pero NO pueden significar el fin de la economía.
En Bogotá podemos conciliarlas con el MODELO 3×2 que ayudará a disminuir el contagio ? a través de tres días con reductores de velocidad y 11 días de actividad sin restricción. pic.twitter.com/fS6HDVcsJC
— Oscar Ramírez Vahos (@oramirezvahos) January 26, 2021
Lo intuitivo es no permitir una gran aceleración de los contagios. ¿Cómo lograrlo?
A través de un software creado con este propósito, diseñamos una simulación que permite predecir la velocidad de contagio y la cantidad de reductores que debemos poner sobre el tiempo para que el coronavirus disminuya hasta frenarse totalmente en la autopista.
Calculando la velocidad inicial de contagio que hay en Bogotá (número de reproducción básico Ro = 1.31, al 25 de diciembre de 2020), y entendiendo que las cuarentenas son necesarias por la sobreocupación de camas UCI, el software mostró que es posible bajar progresivamente la velocidad final de contagio mediante un modelo cíclico de cuarentenas cortas, pero permanentes.
Para permitir que la economía no muera en este trance, el modelo 3×2 concluye la desaceleración sustancial del virus en un periodo de 42 días. Si iniciamos con toques de queda por 3 días y aplicamos esta medida cada 2 semanas, que son 14 días, no existiría restricción a la movilidad durante 11 días: el 78% del tiempo; de esta forma lograríamos dos objetivos: reducir los contagios y reactivar el sector económico.
Al llegar al día 11, la velocidad de contagio entra con una velocidad que se frena en los tres días de cuarentena total, y luego empieza un nuevo ciclo de descenso con una velocidad inicial menor a la anterior: un carro cada vez más lento. Así, a los 42 días, la velocidad inicial de contagios diarios logra una disminución del 66.82%.
Esta propuesta, que ya ha sido puesta en conocimiento de autoridades y gremios, atiende a lo que el mismo virus nos enseña: hay que mutar la estrategia.
@oramirezvahos | Concejal de Bogotá