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Cientos de recicladores en Bogotá lideraron una protesta en los alrededores del Concejo de Bogotá para exigir mejores condiciones para la prestación de sus servicios en la ciudad y que no se les persiga su actividad.
Piden además mayores claridades a la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos mayor claridad para lo que será el servicio de recolección de material de reciclaje en la ciudad de acuerdo a lo estipulado en el Plan de Desarrollo del alcalde Carlos Fernando Galán.
La señora Rosalba Rodríguez, integrante de la Asociación de recicladores Arbuic dijo a Confidencial Colombia que el reclamo se hace porque no se ha tenido en cuenta las necesidades de la comunidad recicladora y que se les juzga por lo que hacen las personas, habitantes de calle, que ejercen la labor de reciclaje sin saber ni conocer el oficio.
“Nosotros que culpa tenemos de lo que hacen los habitantes de calle. Con ellos no podemos interactuar y nos hemos sentado en mesas con el Distrito pero no nos escuchan”, afirma.
Al respecto la concejal Sandra Forero considera que este es un problema más estructural porque en Bogotá se recogen 8300 toneladas al día y solo se recicla el 18%. Comentó además que esta actividad la ejercen recicladores y además los habitantes de calle que sin saber del tema, ejercen la actividad, que son quienes dejan la basura regada en calles y andenes.
“La Procuraduría dos veces requirió a la administración de Claudia López porque no estaba funcionando ni el esquema ni la gestión ni si se estaba trabajando de la manera adecuada, sin que se diera alguna respuesta ni solución alguna. Ahora le corresponde al alcalde Carlos Fernando Galán ajustar esos contratos, dejando claro cual va a hacer el papel nuevo de los operadores porque a estos se les disminuyeron las tareas de barrido, de recolección en algunas zonas, eso no puede seguir sucediendo”, afirmó.
La concejal Sandra Forero pide a la administración pensar en un plan de choque que le permita a la ciudad incentivar la práctica del reciclaje, incluyendo campañas de educación al habitante del calle, pero además obligando a los operadores a actuar prontamente en los puntos críticos de Bogotá.