¿Regresaron los ataques con ácido?

No es claro aún si los últimos ataques con ácido a ciudadanos bogotanos se hicieron en medio de un hurto o si corresponden a temas de carácter personal, sin embargo, cualquiera que sea el motivo, la ciudad no debe bajar la guardia ante este crimen.

Quemarle el rostro a alguien es un acto no solo criminal sino además demencial, por lo que resulta inaudito que Bogotá no tome cartas en el asunto para extinguir esta práctica que solo puede existir en la mente de una persona enferma y desquiciada.

Si en la capital del país continúan presentándose este tipo de casos, quiere decir entonces que se bajó la guardia o nunca se hizo nada al respecto, y se pensó que el solo escándalo era suficiente para asustar a quienes se estaban dando a esta práctica para que desistieran de ella.

En administraciones anteriores se dijo que se trabajaría con las autoridades nacionales para restringir la venta de elementos químicos que causan lesiones graves en las personas, ¿fue acaso un anuncio de esos que se quedan solo en palabras?, o lo que es peor, ¿en algún momento dejó de hacerse?

El Congreso aprobó la Ley 1773 de 2016, más conocida como la ‘Ley Natalia Ponce de León’ que estipula penas que van desde 12 hasta 20 años de prisión y multas de 120 a 250 salarios mínimos legales mensuales vigentes para quien incurra en este delito, pero hoy vemos que poco parece importarle a los delincuentes porque estos casos regresaron y parecen estar tomando al Distrito desprevenido.

Bogotá y todo el país debe tener claro que hoy día la delincuencia no le teme a la captura, porque desafortunadamente algunas valoraciones que hacen los jueces de garantías, y que valga decir, resultan bastante extrañas, han terminado por darle confianza a quien quiere infringir la ley para hacer de las suyas y estar seguro de que no pasará mayor cosa.

Por lo anterior, considero que no nos podemos descuidar ante este delito porque es claro que no ha desaparecido, que la amenaza sigue latente y lo que es peor, se teme que se utilice como método para amedrentar y cometer hurtos.

La violencia con la que se han ejercido los hurtos en Bogotá durante el último año, ha generado las alertas y la prevención en los ciudadanos, como para que ahora se sumen actuaciones demenciales en la manera en cómo se ejerce este delito.

Si es cierto que en la capital se están cometiendo robos callejeros utilizando ácidos, las autoridades del Distrito y la Policía están en la obligación de decirlo y además de actuar de inmediato para dar captura a los autores de este crimen y ponerlos en manos de la justicia.

Si no es cierto y es una falsa alerta, en todo caso no deben quedarse quietos, porque los últimos tres casos, independiente de las motivaciones que hay detrás de este acto demencial, demuestran que esta práctica no ha desaparecido y que puede dispararse.

@sevillanoscar

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