Con el cambio de buena parte de quienes integran las corporaciones de elección popular, se espera que las malas costumbres también cambien y se acaben, sin embargo en el Concejo de Bogotá, hay varias que parecen no se acabarán jamás, por ejemplo, el citar a sesiones que de ante mano se sabe no demorarán más de 30 minutos.
Sucedió en la noche del pasado 15 de julio cuando el presidente de la Comisión de Segunda Permanente de Gobierno, Leandro Castellanos citó a las 6 de la tarde para dar aprobación a unas cuantas actas sucintas.
Por la asistencia y registro a una sesión que duró alrededor de 20 minutos, el Distrito deberá pagarles a los concejales que acudieron a la cita, una suma de aproximadamente 1.600.000 millones de pesos. Esto sucede porque a cada cabildante se le paga por sesión en la que se registra no importa si esta tiene un tiempo de duración de 2 horas o 5 minutos.
Lo anterior, sumado a la práctica de llegar 10 minutos antes de que los debates culminen para así obligar al Distrito al respectivo pago. Aún así se les escucha hablar a diario en contra de las malas costumbres en la política.