Sorpresivamente la Ministra de Minas y Energía Irene Vélez ha revelado que su cartera ha determinado aplazar hasta febrero de 2024 la publicación de la Hoja de ruta de la Transición energética justa, después de año y medio de iniciado el cuatrienio del actual Gobierno2.
Llama poderosamente la atención este anuncio, sin que medie ninguna explicación del aplazamiento, toda vez que la propia Ministra en su intervención en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio climático COP27, que tuvo lugar en Sharm el Sheikh (Egipto) entre el 6 y el 18 de noviembre pasado, manifestó que la misma se daría a conocer el 10 de mayo de este año3.
Ello mueve a preocupación, en momentos en los que como lo afirmó la Presidenta de la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica (ACOLGEN) Natalia Gutiérrez “la Transición energética está en cuidados intensivos” 4.
Y no es para menos, dado el ostensible atraso de los proyectos de los parques eólicos que se están instando en La Guajira, los cuales comprometen inversiones del orden de los $16 billones5 .
Aunque Colombia siga con el acelerador a fondo en su política de transición energética, esta sigue en neutro, toda vez que mientras no se destrabe la ejecución de estos proyectos de expansión de la capacidad de generación con base en fuentes no convencionales de energías renovables (FNCER) del orden de los 2.400 MW, no se van a poder integrar a la matriz eléctrica. Peor aún, hasta tanto no se cuente con la Colectora, que se debe instalar en el Municipio de Uribia en La guajira por parte del Grupo Energía Bogotá, la energía que se genere no se podrá transportar hasta inyectarla al Sistema interconectado nacional (SIN), quedaría atrapada in situ, y según el más reciente reporte ello no será posible antes del 2025 (¡!).
La preocupación es mayor porque, como lo hemos venido advirtiendo este atraso en los proyectos de generación a partir de FNCER, sobre todo eólicos, se viene a sumar al atraso en el proyecto de HIDROITUANGO, el cual de 8 unidades con capacidad de generación de 2.400 MW de potencia, que han debido entrar en el 2018, pero debido a una contingencia hasta ahora sólo operan en este momento 2 de ellas y se espera que hacia el mes de noviembre, según lo ha anunciado el Gerente de EPM, entren otras 2 turbinas6.
Las otras cuatro, con capacidad de 1.200 MW, el 50% de la promesa de este proyecto, se prevé que sólo entrarían a operar entre el segundo semestre de 2026 y primer semestre de 2027. Lo cierto es que apenas se está licitando en este momento el montaje de las mismas (¡!)7 .
Entre los proyectos de generación a partir de FNCER, la térmica y la hidroelectricidad existe una interdependencia, que es la que garantiza la firmeza y la confiabilidad del SIN. Sería un error garrafal pretender reemplazar la generación hídrica y la térmica sólo por FNCER, con la Transición energética no se trata de reemplazar unas fuentes por otras sino de complementarlas. Las FNCER están llamadas a servir de respaldo a las fuentes convencionales (hídricas y térmicas) y estás a su vez deberán servir de respaldo a aquellas, máxime cuando las FNCER son intermitentes.
Es más, insistimos en destacar como la mayor virtud de las FNCER su propiedad contracíclica que las caracteriza, consistente en que cuando el verano es más intenso y en consecuencia los niveles de los embalses en condiciones de hidrología critica impiden la plena disponibilidad de la generación hídrica es justamente cuando la velocidad del viento es mayor, se experimentan más horas de sol y la radiación solar es mayor. Por ello, reiteramos que, el mayor mérito de las FNCER es que al integrarlas a la matriz eléctrica torna esta más resiliente frente al Cambio climático. Ah falta que le van a hacer al Sistema eléctrico la entrada en operación de los parques eólicos de La Guajira y las unidades restantes de HIDROITUANGO, ahora que se avizora la llegada del fenómeno de El Niño!