Cacerolazo para TransMilenio

El caos en el que amaneció Bogotá este martes en varios portales de TransMilenio, refleja una vez más el tormento por el que a diario tienen que atravesar miles de usuarios del sistema masivo de transporte público de la capital para poder llegar a tiempo a sus actividades.

En efecto, ingresar al servicio es toda una odisea llena de filas titánicas, monstruos manoseadores, altos costos y buses en los que a la hora pico van empacados al vacio con cientos de pasajeros en su interior (…) pasa igual en las estaciones.

Luego, una vez se ingresa al articulado, se libra una verdadera maratón de vagón a vagón por encontrar un asiento vacío y evitar viajar con una mano en la baranda y la otra custodiando las pertenencias; o en ocasiones sin manos, moviéndose al ritmo del tumulto cada vez que el bus frena o acelera.

Pese a que la incomodidad, la inseguridad y el mal servicio imperan sobre la efectividad del sistema masivo de transporte, es preciso reconocer –tal y como lo dijo el alcalde Gustavo Petro en su intervención de la protesta de este martes en Suba- que TransMilenio es efectivamente mejor que no tener nada. En otras palabras, como enuncia el viejo adagio: “es lo menos peor”.

Pero a fin de cuentas, mal o bien se llega a lugar de destino. De hecho hay quienes agradecen la movilidad que ofrece el sistema, puesto que a veces es mucho más cómodo y rápido que viajar en un bus particular.

No obstante la gran mayoría condena el calvario de viajar de un punto a otro en Bogotá y enuncian que no hay que agradecer por un mal servicio. Más aún cuando ya son varios los meses de malestar en cada localidad de la capital y numerosas las denuncias.

Por su parte la administración distrital asegura estar trabajando para la ampliación de las estaciones y redoblar su capacidad, así como también del ingreso de una nueva flota de articulados para ventilar la presión del flujo de buses y pasajeros.

Sin embargo, para el alcalde Gustavo Petro el lio con TransMilenio también obedece a intereses económicos por parte de los operadores. El dirigente explicó desde el Portal de Suba este 4 de marzo que cuando se piden más buses en el exterior para reforzar la flota, se les extiende el contrato a los operadores.

Por tal razón, denunció que el control sobre el sistema debe ser tanto privado como público. Además indicó que sostuvo conversaciones con la empresa de acueducto de Bogotá para que ingrese al esquema de transporte por medio de vehículos eléctricos y resaltó la vitalidad del Metro para la capital.

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