El exilio del esmeraldero

Los conflictos generados por la explotación de esmeraldas generan ciclos de violencia periódica. En el suroriente de Boyacá se estaría gestando una nueva guerra verde por cuenta de las amenazas y atentados fallidos en contra del herededro del emporio Quintero. Wilson, hijo de Víctor Quintero, el patriarca de las esmeraldas se encuentra fuera de Colombia por cuenta de esta situación y desde su exilio habló con Confidencial Colombia.

Wilson Quintero es el heredero de un emporio esmeraldero que hasta el momento ha pasado desapercibido para quienes no vivan en el valle de Tenza. Es hijo del legendario Víctor Manuel Quintero, patriarca de las esmeraldas que, entre muchas de sus historias, cuenta como ayudó a Víctor Carranza a encaminarse en el mundo de la esmeralda.

Los últimos años no han sido tranquilos para los Quintero por cuenta de un presunto despojo de tierras del que habrían sido víctimas. Un despojo en el que se encontrarían involucrados varios de los competidores de este clan y el exadministrador de sus tierras. Los responsables de estos hechos serían Ernesto Rodríguez Guatavita y Ángel María Roa Castañeda (alias Cagarruta), junto a Pedro Pablo Montenegro.

Desde su exilio, Wilson Quintero, habló con Confidencial Colombia sobre la situación que está enfrentando su familia y sobre las razones que motivaron su salida del país.

Confidencial Colombia. ¿Por qué tuvo que salir de Colombia

Wilson Quintero. Salí del país por amenazas de gente que tomó dominio de unos predios de nuestra propiedad, en Chivor, Boyacá. Ante la falta de garantías del Gobierno Nacional me tuve que ir. Esos predios nos fueron despojados a comienzos de la década del 90 cuando nos iban a asesinar.

C.C. ¿Ustedes son víctimas de quién?

W.Q. Nosotros nos presentamos como víctimas debido a un sinnúmero de amenazas, atentados y el robo de nuestras tierras. Los que no despojan son personas que a la postre montan empresas para legitimas los desmanes hechos y de esa forma poder explotar las minas de esmeraldas que nos quitaron.

La unidad de víctimas hizo el reconocimiento como víctimas y así se pudieron congelar 25 bienes que nos pertenecían. Esos predios quedaron en manos de la minera San Francisco, entre otras.

C.C. Si usted ha logrado esas “victorias” jurídicas ¿por qué salió del país?

W.Q. Yo he puesto en conocimiento de la Procuraduría y de la Fiscalía General de la Nación, estos hechos. Fui ante la Unidad Nacional de Protección. Estos últimos reciben la información de mi caso pero cuando se pregunta responden que no sabe nada del asunto. Al parecer todo desapareció.

A lo anterior súmele el hecho de que en noviembre pasado entraron a la casa 11 personas armadas, con equipos de visión nocturna. Eso es parte de un plan que les ha costado 1500 millones de pesos y que tiene como fin asesinarme.

C.C. ¿Cómo comienza ese proceso de victimización de su familia?

W.Q. Todo empieza con un atentado contra mi padre en 1989, hecho por Ángel María Roa, alias “cagarruta”. No lo concretan gracias a varios amigos y a mi hermano mayor. Luego asesinan a varios hombres cercanos a nuestra familia y que eran colaboradores nuestros. A eso súmele varios atentados en Bogotá.

Por esa razón mi padre y yo salimos del país y dejamos, prácticamente, abandonadas las minas de esmeraldas. Al regresar es que nos encontramos con la sorpresa de que esas tierras están ocupadas por personas que tienen interés en que no sigamos en el negocio. Además, las autoridades mineras expidieron títulos sobre esas minas, generando un problema legal ya que apareció una doble titulación.

C.C. Cuál es el propósito de entregar títulos de tierras en el Valle de Tenza.

W.Q. La entrega de tierras de mi papá se da porque creemos en la igualdad y en la paz de Colombia; esto solo se logra con inclusión social. Esa donación de tierras se ha hecho en varios municipios a varias familias campesinas que han trabajado en esas tierras.

Se han entregado en Somondoco, San Luis de Gaceno, Gachalá, Sabanalarga (Casanare), San Pablo de Borbur, entre otros. Eso es algo que vamos a seguir haciendo ya que la mayor riqueza a la que podemos aspirar es la paz de Colombia.

C.C. Cuándo piensa regresar a Colombia?

W.Q. No se cuándo voy a regresar; todos los días lo pienso, pero la realidad es que el Gobierno Colombiano que nos reconoce como víctimas del conflicto nos debe dar protección.

Por el momento me consume la ansiedad y la angustia de lo que pueda pasar en Colombia, mientras tanto salgo a caminar, a visitar museos y a aprender de otra cultura. Los conflictos

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