El Mercedes del millón de dólares

La desaparición de Maybach pro decisión de Daimler dejó al grupo alemán en desventaja frente a sus competidores en el segmento de superlujo: BMW tiene a Rolls-Royce y Volkswagen-Audi a Bentley. Pero ahora la automovilística que dirige Dieter Zetsche quiere ponerle remedio por todo lo alto con la comercialización de un Mercedes-Benz cuyo precio rondará el millón de dólares.

Con un precio de más de doble del Rolls-Royce más caro, se trata de una versión muy superior de la nueva Clase S de la marca de la estrella que, a modo de limusina, ofrece cuatro plazas traseras enfrentadas dos a dos y separadas del puesto de conducción por una mampara que garantiza la discreción de los distinguidos ocupantes. El Mercedes Clase S Pullman, como ha sido bautizado, contará pues con tres filas de asientos y dispondrá de una carrocería blindada para garantizar la total seguridad de los viajeros.

Este automóvil, que vuelve a recuperar la denominación de la limusina 600 Pullman que brilló en los años 60 y 70, llega para proteger la reputación de Mercedes como una marca para la élite, que parece estar perdiendo con sus últimos movimientos. Con una longitud de 6,04 metros, el coche será unos 40 centímetros más largo que el Rolls-Royce Phantom de carrocería larga, el más caro de la marca de origen británico hoy de BMW, por lo que se convertirá así en el mayor vehículo de pasajeros fabricado en serie.

De momento, no hay aún imágenes oficiales del futuro tope de gama de Mercedes-Benz, pero Bloomberg espera que la marca muestre un primer prototipo en algunos de los salones del automóvil que se celebrarán después del verano.

Con el nuevo tope de gama de la Clase S “que trata de evocar el famoso viejo 600 Pullman que fue utilizado por importantes estrellas de la música y el cine e incluso algún dictador, quieren demostrar que Mercedes aún da la talla para la élite absoluta, el lujo y la opulencia. Hay un valor simbólico en este tipo de coche”, expone Tim Urquhart, analista en Londres de IHS Automotive.

La importancia de la nueva Clase S


La dirección de Daimler, encabezada por Zetsche, cuenta con toda la gama de la Clase S (que comprende un total de seis variantes distintas) para alcanzar el objetivo de superar a sus rivales, BMW y Audi, en ventas y resultados para finales de esta década.

De hecho, el propio Zetsche ha participado en el proceso de diseño y pruebas del Pullman, examinando una docena de versiones con el fin de encontrar el equilibrio adecuado entre comodidad y manejo. “Nos pusimos en marcha con la ambición de construir el mejor coche del mundo”, afirma el consejero delegado de Daimler en una entrevista con la agencia Bloomberg en la Toscana (Italia), donde Mercedes está mostrando el Clase S Coupá a la prensa. “Es genial cuando coges la primera curva y te das cuenta de que este es un nivel al que la competencia no puede llegar”, presume orgulloso Zetsche.

Por otro lado, por encima de ese Clase S Coupé y por debajo del futuro Pullman, Mercedes-Benz recuperará el nombre de Maybach para apellidar otra versión de la Clase S, con una batalla más larga para ofrecer mayor espacio a sus cuatro pasajeros, y destinada especialmente al público chino. Además, a finales de este año está previsto se presente una variante descapotable del buque insignia de la marca de la estrella. “Con la Clase S, ofrecemos un paquete de tecnologías con el que nadie puede competir, de una calidad que expresa la máxima exclusividad”, asegura Zetsche.

Las previsiones apuntan a que las entregas de la Clase S se dispararán un 63% este año hasta 98.600 vehículos, superando el total combinado de 88.100 entregas de sus rivales BMW Serie 7 y A8 de Audi, según IHS Automotive.

“El Clase S es un vehículo decisivo para la marca y, al mismo tiempo muy rentable”, cree Juergen Pieper, analista en Bankhaus Metzler, que estima que el coche tiene un margen de beneficio operativo de entre el 12 y el 15 por ciento. “Su importancia va mucho más allá de sus cifras de ventas”, insiste.

Contrapeso a la popularización de la marca


Mediante la suma de más variantes en su tope de gama, Mercedes-Benz trata de equilibrar su creciente dependencia de los coches compactos. Las ventas de modelos más pequeños como el sedán CLA, clave en su estrategia de crecimiento de los últimos meses, constituirán el 30 por ciento de las ventas globales de vehículos de la marca este año, en comparación con el 15% de 2011, según IHS, algo que conlleva ciertos riesgos para su imagen de marca.

“El mito de la estrella podría perderse en el camino”, advierte Patrick Welter, editor de la revista alemana S-Club. “Tienen que tener cuidado de no diversificar demasiado, están perdiendo parte de su exclusividad”.

“Con la desaparición de Maybach y la ampliación de su gama de coches compactos, podría decirse que es más importante que nunca para Mercedes volver a mostrar su destreza en el segmento de lujo”, concluye Neil King, nalista de la firma Euromonitor.

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