El presidente Nicolás Maduro nombró como vicepresidente al veterano dirigente socialista Aristóbulo Istúriz, uno de los mas aguerridos militantes del chavismo, para hacer contrapeso a la mayoría opositora en la Asamblea de ese país. Una apuesta que, según algunos analistas, podría marcar un nuevo liderazgo en la llamada Revolución Bolivariana que tenía como punta de lanza al cuestionado diputado Diosdado Cabello.
Aristóbulo Istúriz es un hombre que habla duro y que tiene un discurso radical de izquierda. Su última aparición pública, antes de ser nombrado en el cargo de vicepresidente , fue en el Palacio de Miraflores acompañando al Presidente Nicolás Maduro en la defensa de la llamada Asamblea Comunal que busca asumir funciones equivalentes a la de la Asamblea Nacional que empezó a sesionar el 5 de diciembre.
Fue uno de los hombres de confianza del expresidente Hugo Chávez y uno de los dirigentes sociales mas importantes de la Revolución Bolivariana. Antes de la llegada de Chávez al poder en 1.999 militó en el partido Acción Democrática que hoy hace parte de la Mesa de Unidad Democrática, MUD. Así que conoce muy bien a los dirigentes de la oposición como Henry Ramos Allup, el nuevo dolor de cabeza de Maduro.
De 69 años, Aristóbulo Istúriz ha ocupado varios cargos públicos de importancia en el vecino país. Desde 2012 se desempañaba como gobernador del Estado Anzoátegui y fue uno de los políticos que mas impulsó la declaración del estado de excepción para el cierre de los pasos fronterizos con Venezuela argumentando que existía un plan para poner en jaque la economía venezolana y el abastecimiento de alimentos.
También es el vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV, principal bastión del chavismo que fue derrotado en las elecciones regionales del pasado mes de diciembre. Este veterano ex maestro de escuelas públicas fue alcalde de Caracas, diputado y ministro de Educación durante el gobierno de Chávez. Por eso siempre le ha sido fiel en sus ideales y programas.
Llega a la vicepresidencia para jugar un papel clave en la nueva dinámica entre el ejecutivo y el legislativo, para ser el hombre que enfrente todas las reformas que buscará impulsar la oposición en la Asamblea y para tratar de hacerle un contrapeso interno en su partido al poder que tiene el cuestionado diputado Diosdado Cabello en el afán de Maduro de tratar de rescatar un liderazgo frente a los disidentes inconformes del chavismo.
En medio del nombramiento del nuevo vicepresidente y de nuevos miembros del gabinete ministerial de Maduro, la oposición también juramentó a los tres diputados que habían sudo imputados por el Tribunal Supremo de Justicia lo que ha desatado una nueva tormenta política en Venezuela. La bancada oficialista ha dicho que ese acto supone que cualquier acto que sea aprobado por la Asamblea se considera ilegítimo. La MUD, por su parte, sostiene que no se dejará amedrentar y que lo que fue ilegal fue el nombramiento irregular de los nuevos magistrados del Tribunal.
Entre tanto fueron sacados del edificio de la Asamblea las últimas pinturas que representaban al extinto Hugo Chávez y versiones oficiales muy particulares del libertador Simón Bolívar. En una simbología de que algunas cosas están cambiando en Venezuela
