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El pacto de fuego


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La ofensiva en Siria no se limita al Estado Islámico. De hecho, la filial de Al Qaeda en el país ha sido atacada y ahora los dos grupos extremistas podrían concretar una alianza para hacerle frente a la coalición internacional.

La ofensiva aérea lanzada por EEUU y una coalición de países árabes en Siria no se ha circunscrito a posiciones del Estado Islámico. Los bombardeos también han hecho blanco en el Frente al Nusra, la franquicia de Al Qaeda en Siria. Las consecuencias sobre el terreno son complejas: el grupo yihadista que ha puesto en vilo al mundo y sus antiguos enemigos de Al Nusra pueden estar cerca de cerrar una alianza.

Son dos conflictos dispares. La guerra contra el Estado Islámico (EI) en Siria nada tiene que ver con la de Irak, donde Occidente y Bagdad han unido fuerzas para detener el rápido avance de los yihadistas. El Gobierno de Bagdad representa, bien o mal, a los iraquíes y kurdos. En cambio, Siria es un estado fracturado después de tres años de guerra civil, con un régimen que ha cometido todo tipo de atrocidades contra la población y que, ahora, lucha por la supervivencia mientras una amalgama de grupos cada vez más radicalizados combaten entre sí y contra Bachar al Assad.

Estados Unidos y su coalición de países aliados comenzaron a bombardear la pasada semana posiciones de los grupos yihadistas en el norte de Siria. Pero el Estado Islámico no es el principal enemigo ni de la oposición a Al Assad ni del propio régimen, actores principales de una guerra que ya ha dejado más de 200.000 muertos.

‘Temo que si continúan los ataques contra las bases de Al Nusra (sus milicianos) acaben uniéndose al Estado Islámico y luchando contra nosotros’,advierte Ahmad Hamed, insurgente de la Legión al Shams, en Alepo

Damasco ha dado la bienvenida a los ataques de la coalición internacional, siempre que estos sean coordinados con el Gobierno sirio. También los ha aprovechado para reforzar su justificación de la represión: el régimen no combate una revuelta democrática popular, sino un complot del terrorismo islamista. En cambio, activistas y rebeldes sirios critican los bombardeos aliados dirigidos contra bases del Frente al Nusra, filial de Al Qaeda en Siria, al que los insurgentes consideran como el grupo yihadista más fuerte en la lucha contra Al Assad, la milicia Hizbulá (aliada del régimen) y el Estado Islámico.

“Damos la bienvenida a cualquier ataque, venga de donde venga, contra el Estado Islámico, porque ellos son también nuestros enemigos. El problema es que la coalición internacional está atacando al Frente al Nusra y otras brigadas rebeldes”, advierte a El Confidencial Ahmad Hamed, insurgente de la Legión al Shams, en Alepo. “Temo que si continúan los ataques contra las bases de Al Nusra (sus milicianos) acaben uniéndose al Estado Islámico y luchando contra nosotros”.

Eso es, precisamente, lo que está sucediendo. Los líderes de ambas organizaciones están manteniendo encuentros para planificar una guerra conjunta contra la coalición internacional, según informa The Guardian. Asimismo, ciertos informes publicados por The Independent indican que se está cerrando una alianza entre el EI y la filial de Al Qaeda en Siria, su antiguo enemigo. “Desde el inicio de los ataques aéreos, el Estado Islámico ha reclutado a 73 nuevos combatientes; al menos 41 provenían de otras facciones islamistas, como el Frente al Nusra. Han optado por cambiar de bando”, confirmó el pasado viernes el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, un grupo opositor con sede en Londres.

A diferencia de los yihadistas del Estado Islámico, que cuentan con varios miles de extranjeros occidentales entre sus filas, los combatientes de Al Nusra son “(en un) noventa por ciento sirios”, precisa Hamed, que denuncia que EEUU y los estados árabes aliados “están matado a nacionales sirios”. “Desapruebo, rotundamente, esta acción”, reitera el rebelde de Alepo, antes de agregar que “en los bombardeos aliados también han muerto civiles, entre ellos mujeres y niños”.

Obama quiere armar a los rebeldes. Pero ¿a qué rebeldes?

Además de bombardear sus bases, almacenes de municiones e instalaciones petroleras, la estrategia de Barak Obama para combatir al Estado Islámico pasa también por entrenar y armar a los insurgentes sirios. De nuevo, el plan es cuestionable. Algunos Gobiernos occidentales temen que las armas puedan caer en “manos equivocadas”, ya que no hay una separación clara entre los grupos que luchan contra el régimen sirio.

Apenas quedan insurgentes “moderados” del prácticamente desaparecido Ejército Libre de Siria: la mayoría de los rebeldes se han reconducido hacia los grupos salafistas, agrupados en el Frente Islámico. Esta formación, que reúne a las principales facciones islámicas, lucha contra los extremistas del EI, y cuenta para ello con el respaldo militar del Frente al Nusra, que, al fin y al cabo, es Al Qaeda.

Respecto a esta cuestión, Hamed revela que los beneficiarios de las armas serán combatientes de dos facciones rebeldes consideradas “moderadas” por EEUU. Estas dos brigadas son el Frente Revolucionario Sirio, que nació en 2013 como una escisión de grupos del ELS para contrarrestar al Frente Islámico, y el Ejército de los Muyahidines, una coalición de tres facciones islamistas que se formó para luchar contra los yihadistas del Estado Islámico en la provincia de Alepo y que contaría con entre 5.000 y 7.000 combatientes. Estas facciones rebeldes “tienen buena relación con Estados Unidos y ya estaba previsto que recibiesen armas y entrenamiento en Turquía o Jordania”, detalla el combatiente de Alepo.

“Hemos perdido a nuestros mejores hombres combatiendo al Estado Islámico”

“Un plan ambiguo y largo”. Así define Yasser al Dumani, rebelde en los suburbios de Damasco, combatiente de las brigadas de Al Qalamoun, el plan estadounidense de armar y entrenar a los rebeldes. “Quieren adiestrar y entregar armamento a 5.000 combatientes durante varios años. Pero esto no servirá para frenar al Estado Islámico. En realidad, lo que nos hace falta son armas sofisticadas, armamento pesado, como misiles antitanque… y ya no haría falta alargar por más tiempo la tragedia de Siria. Sobre el terreno hay muchos rebeldes que no son extremistas; y están bien entrenados”, cuenta a El Confidencial.

Al Dumani ve con escepticismo la campaña de bombardeos contra el Estado Islámico liderada por Washington, ya que considera que, en el fondo, está beneficiando al régimen de Al Assad. “Los bombardeos de la coalición han sido contra el EI, pero también contra el Frente Al Nusra y varias brigadas de la Revolución. Los ataques aéreos también han matado a civiles, y causado más desplazados. La consecuencia directa es que las tropas de Al Asad han avanzado en Alepo. Entonces, la coalición ha beneficiado al régimen y ha aumentado el número de víctimas inocentes. No ha ayudado al pueblo sirio”, opina.

“Me atrevo a decir, incluso que la coalición internacional está ayudando al propio régimen; se está coordinando con él, aunque luego vaya diciendo lo contrario. Había ya un entendimiento”, critica. “Nosotros llevamos un año y medio combatiendo al Estado Islámico y hemos perdido a nuestros mejores combatientes para frenar el avance de los yihadistas. Y, durante ese mismo tiempo, el régimen (de Al Assad) ha estado facilitando armas a los yihadistas y su expansión”, continua el rebelde de Qalamoun.

Al Dumani también advierte que, si se logra destruir a los yihadistas, la continuidad del régimen de Damasco provocará que surjan grupos similares. “Nosotros habríamos estado dispuestos a apoyar a la coalición internacional si el fin de la intervención fuese derrocar a Al Assad y combatir al Estado Islámico. Pero no sirve de nada luchar contra los yihadistas sin derrocar a Al Assad, porque saldrán otras organizaciones terroristas que sustituirán al EI”.

¿Por qué no se atacó antes?

Una de las preguntas que se escuchan con más insistencia desde el inicio de la ofensiva aérea es ¿por qué ahora?, ¿por qué se ha tardado tanto en atacar al Estado Islámico? Dani al Qabani, activista de la localidad de Modamyieh Al Sham –víctima de la tragedia de los ataques con armas químicas hace ya un año– ofrece su opinión al respecto.

“Estados Unidos y Occidente en general debería haber actuado antes. No tendían que haber esperado a que el EI se expandiera; a que (los yihadistas) decapitaran a los periodistas americanos y al cooperante británico. Ahora han abierto los ojos y se han dado cuenta de la importancia de actuar. El Gobierno de EEUU, para acallar las críticas internacionales por haber permanecido como observador mientras un pueblo es masacrado por el EI. Francia, Reino Unido y Alemania, para evitar que los combatientes del EI, franceses, ingleses y alemanes, regresen de Siria e Irak y se conviertan en un gran peligro para la seguridad de sus propios países”, lamenta el activista de los suburbios de Damasco.

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