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“Es mejor cambiar fusiles por goles, balones y futuro”


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Eliecer espinosa era un pequeño niño de cinco años de edad cuando unas 119 personas murieron vilmente en la iglesia de Bojayá, Chocó, cegando la vida de inocentes, entre ellos varios niños que ni siquiera sabían que era la guerra.

Hoy este negro robusto, formado atléticamente por el fútbol y afortunadamente dueño de una blanca sonrisa que refleja el éxito que empieza a cosechar en las divisiones menores del Envigado Fútbol Club habla de fútbol y anhelos, pero eso sí, sin obviar un pasado en su amado terruño que quedó marcado por el demonio impío del conflicto que al parecer levanta copas con sangre de personas buenas y humildes que se fueron por estar en medio del fuego infernal sin deberle nada a nadie.

Es un jugador rápido, muy hábil y con una gambeta que fácilmente hace presagiar que la gran liga lo tendrá muy pronto. Este muchacho que camina por la cancha sintética de San Andrés Islas, levanta sus brazos, mira a la tribuna y luego aplaude, no era para menos, le acababan de ganar desde la lotería de los tiros penalti a un buen onceno mexicano.

Tras la felicidad, pasa su mano por su cabeza, lleva sus manos a la cintura y procede a contarnos detalles de su vida. “Gracias a Dios se me están dando los resultados, este año por fortuna me subieron a la profesional, estoy entrenando y esperando que me den la gran oportunidad en esa cantera que es Envigado”.

En su charla con Confidencial Colombia, Eliecer Espinosa habla de su familia, la cual es muy humilde, pero que gracias al amor, a la confianza y al apoyo que le dan, lo tienen soñando. “Mi papá es celador y mi mamá es ama de casa. Admiro mucho a grandes del fútbol nacional y extranjero y por eso me estoy formando para ser igual o mejor que esos atletas que tanto bien le hacen al fútbol”.

El escenario festivo de la Copa Claro en la hermosa Colombia Insular y que pintó de rojo graderías y jugadores le dio rienda suelta a muchos jugadores que nacieron en la pobreza, que fueron proscritos por la guerra o desplazados hasta de los sueños. Hoy una multinacional recorre el país y les da la opción a muchos muchachos de llegar lejos en el fútbol, esa misma oportunidad la tienen niñas apasionadas por el balompié y que ya piensan en atravesar fronteras para afianzar su éxito.

Eliecer es muy generoso, dentro de sus planes, no solamente está ayudar a su familia, si Dios le hace el favor de llevarlo lejos, sino que tiene en la mira a su Bojayá, pueblo de gente buena, muy humilde en donde el común denominador es la pobreza y una quimera salvaje que tuvo lugar aquel dos de mayo de 2002.

“Hace unos días recordamos lo de la masacre de Bojayá, eso fue terrible, yo estaba pequeño y casi no me llegan aspectos a la mente, lo cierto es que eso marcó al pueblo, dejó un luto muy grande y una historia que lamentablemente habrá que contar”, aseveró.

En su opinión es mucho mejor cambiar los fusiles de la muerte por balones y goles, porque el fútbol es alegría, el fútbol lleva ánimo y pasión a los estadios. “A todos los terroristas los invito a que dejen la violencia para que puedan disfrutar de un fútbol en paz, los invito a dejar la guerra, a trabajar, a gozar del fútbol, del deporte y disfrutar de la tranquilidad que da la construcción de un país mejor”.



Claro que si se puede


El arquero del combinado colombiano que derrotó a México en San Andrés se constituyó en la indiscutible figura. Juan Esteban Jiménez atajó casi diez minutos con una pierna lesionada, con un desgarro, y por la falta de arquero suplente debió defender el arco colombiano con más ganas y amor de patria que cualquier cosa, pudo más el amor por su país y por su oficio que el dolor muscular.

Este hijo de Medellín atajó el penalti y le dio el título a Colombia, antes la parcial lo invitaba a aguantar y corearon por ello su nombre, lo comprometieron más y fue así con verraquera cómo logro detener el cobro del mexicano para darle la ventaja al onceno nacional, después vino el golazo colombiano y a gozar.

Juan Esteban Jiménez también les pide a los violentos desde la amable tribuna deportiva por la paz, por el sosiego y el respeto por la vida y el derecho a crecer con perspectiva y anhelos.

De tez trigueña, y ojos grandes de tono café que se pierden en la tribuna mientras habla, no esconde su don de buena persona ni su delirio hoy puesto en un balón. “Estoy trabajando para ser un jugador grande, ese es todos los días mi sueño y mi ilusión, la verdad trabajo para eso. Quiero crecer en Envigado Fútbol Club, hacerme grande y llegar a la copa mayor del fútbol colombiano y seguir aspirando, lucir la camiseta de la selección Colombia sub 20 y luego, porque no, con la de mayores. Quiero jugar bien, dar lo mejor de mí y si Dios quiere ir a Europa”.

Al igual que muchos chicos del fútbol, la vida de Juan Esteban Jiménez no ha sido fácil aunque reconoce que es menor traumática que la de otros muchachos que nacieron en el conflicto, crecieron con él o fueron víctimas del mismo.

“Por fortuna tengo una gran familia, unos padres que me guiaron por la mejor senda y me apoyaron en todo. Quiero trabajar como le digo y llegar lejos para darles a ellos todo porque son toda mi motivación, quiero que tengan las cosas que yo no puede tener porque hemos tenido dificultades, pero nada muy grave”, sostuvo Jiménez.

Destacó la ayuda de Colombia Móvil y su firma Claro con el patrocinio que le da al fútbol, con la Copa Claro porque eso impulsa el deporte, saca a las personas de grandes líos y aleja a los jóvenes de vicios y de todo lo que no sirve. Aparte de todo, sostiene, sirve de vitrina para que los empresarios del fútbol descubran talento por todo el país.

Dijo que nunca había estado en San Andrés y agradeció la oportunidad de hospedarse en un excelente hotel, de comer bien y de sentirse excelentemente tratado.

Al igual que muchos, también hay que cambiar fusiles por goles y balones porque un balón es un sueño y una ilusión. Con la pelota, sostiene, se pueden conseguir muchas cosas, si hay talento, esfuerzo, disciplina y compromiso. “Los fusiles no dan más que sangre, dolor y mucha tristeza mientras que los balones dan alegría, conducen al éxito, al cumplimiento de metas y lo más importante hacen buenas personas”.

Responsabilidad e inclusión social


Para Federico González el gusto por organizar y hacer que la Copa Claro sea un éxito no es tan relevante como la cara de miles de jóvenes que con una sonrisa multiplicada por 40.000 hacen de la firma mexicana el mejor activo o el mejor balance.

Este mexicano quien atendió amablemente a Confidencial Colombia dijo que afortunadamente América Móvil es un grupo socialmente responsable en todas las partes del mundo y Colombia no es la excepción. “Todos sabemos que al corazón de los muchachos se llega a través del deporte. Aquí en Colombia estamos presentes con la Copa Claro de fútbol y con la Copa Claro de béisbol”.

Aclaró que la idea de la empresa es llegar a más jóvenes para cambiar sus historias de vida y vean en el deporte una opción de superación humana.

En Colombia, la Copa Claro cumplirá sus sexto año en 2014, pero en México la historia ya pasa por los 16 años.

Con esta apuesta deportiva, apuntó, lo que se busca es tener un mejor país y una calidad humana de gran valía para que se forme una cadena que garantice grandes naciones en el mediano o largo plazo sobre la base del deporte como formador de valores.

Agregó que se quiere un país más responsable, evitar malos comportamientos, embarazos tempranos o caminos tan indeseables como alcohol y drogas. Insistió que Claro y el deporte se articula para que los jóvenes tengan una alternativa adicional de tener una mejor vida.

Muchas historias han pasado por la Copa Claro y han logrado conmover, una de ellas es la de los muchachos del Chocó que jugaban béisbol con manillas hechas con cartón. “Por fortuna la empresa les regaló un kit completo para que pudieran practicar ese deporte, esas son cosas superlativas porque cuando usted ve sonrisas como las que vimos en ese departamento, la verdad se desbarata el corazón, pero historias hay muchas porque llegamos a las personas con mayores condiciones de vulnerabilidad”.

Reconoció que si bien la filosofía de la Copa no es promocionar jugadores, lo cierto es que es innegable que sirve de semillero para que los nuevos talentos se den a conocer, logrando proyectar vidas amables y felices. “En el torneo de béisbol había diez equipos de grandes ligas viendo a los equipos finalistas y aquí en fútbol con la Copa Claro ya hay 12 o 14 chicos que son probados en instancias profesionales y de eso se trata, si uno de ellos logra cambiar su historia de vida, ya justificamos el trabajo de todo un año”.

En el capítulo femenino los logros son enormes porque en el campeonato mundial sub 17 de mujeres y en el partido que jugaron Colombia y México, de las 34 jugadoras existentes en campo o en banca18 habían estado en Copa Claro o en Copa Telmex.

El proyecto está en Brasil, pero la idea es promover este tipo de iniciativa social y deportiva en Argentina, Perú y Chile.

Al final del torneo fueron varias las caras alegres y las sonrisas amenas que dejaban ver la ilusión y la fe de carbonero que se pone detrás de un balón y de gente buena que cree en la gente.

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