Experiencias de anteriores procesos de paz

Es importante, útil y necesario, en vísperas de un nuevo esfuerzo de conversaciones con las guerrillas -el cuarto intento con las Farc-, repasar las lecciones aprendidas de anteriores procesos.

Es importante, útil y necesario, en vísperas de un nuevo esfuerzo de conversaciones con las guerrillas -el cuarto intento con las Farc-, repasar las lecciones aprendidas de anteriores procesos.

Precisando que una cosa es el cierre del conflicto armado y otra la construcción de paz, que es una tarea de competencia de todos los colombianos.

El gobierno de Belisario Betancur inició estos procesos y por lo tanto no existía experiencia, todos aprendimos.

Las principales experiencias fueron: no es posible negociar sin el apoyo de los factores de poder, tampoco se puede negociar sin las Fuerzas Armadas.

No es posible políticamente la llamada ‘combinación de las formas de lucha’ y las treguas o ceses bilaterales traen más dificultades que beneficios -necesidad de concentración de fuerzas, mecanismos de verificación-.

El gobierno de Virgilio Barco formuló una política que produjo resultados positivos basada en un cese unilateral de acciones militares de las guerrillas, una agenda acotada -sólo se negocian condiciones de desmovilización y reinserción, aunque en su desarrollo se amplió a temas políticos-, una participación organizada y restringida de la sociedad civil; hubo negociaciones ‘parceladas’ con cada organización guerrillera.

En la administración de César Gaviria se negoció con la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar en el exterior -única vez que se negoció con la guerrilla en su conjunto- y sin cese el fuego, pero hechos de violencia en el país fueron la causa para la suspensión por parte del Gobierno de las conversaciones en Caracas, cuando el Eln hizo un atentado cerca de Popayán al Presidente del Senado y en Tlaxcala cuando se murió secuestrado por el EPL un exministro.

Durante el gobierno de Ernesto Samper, por la crisis de legitimidad del Gobierno -proceso 8.000- hubo un alto nivel de protagonismo de la sociedad civil -empresarios, sindicatos, académicos, ONG, iglesias-, pero igualmente con gran desorden.

Se firmó un preacuerdo con el Eln en Madrid, pero se evidenció la dificultad de un gobierno debilitado para avanzar en procesos de paz.

Durante el proceso del gobierno de Andrés Pastrana , volvimos a aprender lo difícil que es negociar en medio del cese del fuego y dentro del país con una zona de despeje, la posibilidad de nuevas zonas de despeje tiene un amplio rechazo en la ciudadanía.

Igualmente que una agenda amplia de temas no es viable; la participación, altamente desorganizada de la sociedad civil puede convertirse en una interferencia y por primera vez el contexto internacional comienza a jugar un papel relevante -recordemos el impacto de los actos terroristas del 11/9 sobre el proceso del Caguán-.

La experiencia de negociaciones del gobierno Álvaro Uribe con el Eln en Cuba, mostró que se puede llegar a avances en el exterior -el llamado Acuerdo Base sobre el cual se llegó a un alto nivel de consenso entre gobierno y ELN-, pero todo indica que no había una clara decisión de avanzar; igualmente se hizo evidente la dificultad de definir un rol positivo y proactivo para la sociedad civil.

Como enseñanzas generales tenemos que resaltar lo siguiente:

1. Una negociación es exitosa si los alzados en armas han tomado la decisión de ir a un proceso que le dé fin a la guerra.

2. La Mesa de Diálogo siempre refleja la correlación de fuerzas militares y políticas.

3. Lo recomendable es una agenda acotada con puntos precisos.

4. Debe hacerse la negociación en el exterior.

5. La sociedad civil debe apoyar el proceso pero no generar interferencias a la Mesa de Diálogo.

6. Lo deseable no son las ‘negociaciones parceladas’, sino una negociación con el conjunto de la guerrilla.

* Profesor Universidad Nacional

Twitter: @alejo vargasve

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