Federer se hace eterno en Australia

La recompensa estuvo a la altura de lo esperado. Nadal y Federer exhibieron sobre la pista del Rod Laver Arena un encuentro que será guardado con nostalgia para los amantes del tenis. Venció el suizo, que levanta su decimoctavo Grand Slam después de llevar cinco años sin probarlo.

Roger Federer se hizo eterno sobre la pista del Rod Laver Arena. En el mismo escenario donde mostró su lado más humano hace ocho años, cuando rompió a llorar víctima de la frustración por no poder romper el imperio de su archienemigo. El suizo se quitó la espina de aquel momento y batió con una derecha ganadora a Nadal en un encuentro que se tuvo decidir en el quinto set.

Con parciales de 6-4, 3-6, 6-1, 3-6 y 6-3, para un encuentro que llegó a las 3 horas y 37 minutos, Federer logró su decimoctavo Grand Slam en su carrera. El último fue en 2012 en Wimbledon. Además, se convierte con este en el tenista más longevo en proclamarse campeón de un Major.


El helvético se llevó el título después de una remontada pletórica en el último set. De ir perdiendo 1-3, pasó a un 5-3 con cuatro juegos seguidos claves para dar la vuelta al partido. Se repitió el mismo discurso clásico en los duelos entre estos dos maestros. Con Nadal buscando la mayor parte del tiempo el revés del suizo y este rehuyendo a intercambios largos de golpes a los que siempre le lleva el ibérico.

Federer golpeó primero, con un primer set en el que intentaba liquidar los puntos por la vía rápida. Inteligentemente acudió en más de una vez a la red para fulminar a su rival, que en el primer set no le quedó otra que claudicar. En el segundo, cambió el guión.

Nadal tomó la iniciativa y comenzó a mover al suizo sobre el campo. Rápidamente le rompió dos saques para colocar un 4-0 en el marcador que hizo que el helvético tirara el set para reservas fuerzas de cara al siguiente. Le funcionó, porque entró a la siguiente manga imperial. En un suspiro, se ponía por delante con 3-0 demoledor

Nadal no encontraba su derecha ni aprovechaba el saque. Quien si lo hacía era un Federer que terminó por arrasar al español en el tercer set. Pero el tenista ibérico no es de los que se rinden. En el cuarto, volvió a sacar la furia para devolver las tablas al marcador y plantear un quinto set que se convertía en una batalla a muerte.

El renqueante cuerpo de Federer comenzó a padecer la exigencia del partido. Acudió a la asistencia para masajear su maltrecha ingle y rompió la fuerza con la que venía Nadal. Con picardía. El parón enfrió al español y ya no pudo resistir el aluvión final de Su Majestad.

Con suspense logró el punto del partido. Nadal acudió al ojo de halcón pero solo logró demorar lo evidente. Federer estalló de júbilo. Tenía una espina clavada de hace ocho años que se quitó de un plumazo con esa derecha ganadora. Una derecha que ponía fin también a una sequía en Grand Slam que duraba cinco años. Sobre la pista donde hace ocho años fue devuelto a la tierra, alzó sus brazos para ser recibido en el Olimpo del tenis.

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