“Hoy partió un hombre bueno”, familia de Víctor Carranza

Víctor Carranza generó al mismo tiempo amores y odios durante su vida. Mientras algunos lo tildan de fundador de grupos paramiliates y despojador de tierras, otros destacan su labor como un gestor de convivencia en varias regiones del país. Confidencial Colombia recoge el testimonio de su sobrino, quien opina que el “zar de las esmeraldas” siempre quiso la paz.

Don Víctor, cómo respetuosamente le llamaban sus empleados expiró en la mañana de este jueves en la Fundación Santafe al norte de Bogotá. Sus dolores quedaron atrás y con ellos la prevención y los embates de los enemigos que consiguió por no dejar salpicar el Eje Esmeraldífero de narcotráfico y actividades criminales.

Con el deceso de Víctor Carranza, queda el recuerdo de la llamada “guerra Verde”, que surgió en la zona productora de esmeraldas por el control del negocio de las preciadas gemas y que dejó desangrada la región en la década de los 70. Paradójicamente en días pasados el esmeraldero junto con otros empresarios de la piedra preciosa le pidieron al Gobierno estar atentos para evitar el renacer de la violencia en el occidente de Boyacá y en la misma capital.

Carranza nació en Guateque (Boyacá) el ocho de octubre de 1935 y desde muy joven se dedicó a la minería. Quienes lo acompañaron decían que por donde pasaba Víctor Carranza salía una esmeralda.

En diálogo exclusivo con Confidencial Colombia, su sobrino, Jhonatan Carranza aseguró que por encima del poder económico de su tío, la muerte se llevó a una gran persona, a un buen patrón y al dueño de un gran sentido del humor. “Esta es una gran pérdida para la industria de las esmeraldas y para la economía, pero lamentablemente perdimos un excelente ser humano”.

Según Jhonatan Carranza, don Víctor se caracterizaba por ser una persona inteligente, amiga del trabajo y por su capacidad para resolver los diferentes obstáculos y retos que le ponía la vida. “Era sin duda una mente brillante”.

Precisó que la vida de su tío no fue fácil por cuanto debió soportar situaciones adversas desde niño, escenario que le dio la fuerza para crecer, abriéndose camino frente a las innumerables adversidades.

“Mi tío fue un defensor del trabajo responsable, de los temas de la paz y de la construcción de empresa por conductos transparentes y correctos”, declaró.

Por su trayectoria en el negocio de las esmeraldas, dijo, Víctor Carranza siempre anhelo una Colombia en paz, con inclusión social y sin temores. “El soñó con eso y anheló que ese legado quedara por siempre”.

Carranza agregó que muchos de los enemigos de Víctor Carranza obedecieron a que su familiar no permitió corruptelas, ni actividades ajenas a la minería en Boyacá. “En muchas oportunidades denunció actos que iban en detrimento de la ley y por eso algunos lo persiguieron”.

Víctor Carranza fue padre de cinco hijos con Blanquita, su esposa, pero dejó descendencia en otras relaciones que sostuvo durante su vida.

Por ser un hombre precavido, el “Zar” se apoyó en varias personas para dejar todo en orden y facilitar la sucesión de sus bienes a sus familiares. “Mi tío es irremplazable, pero dejó todo listo para cuando este momento llegara, de manera tal que sus negocios pasaran a manos de quien a su juicio correspondiera”.

Jonathan recordó los momentos amenos con su tío, de quien resalta la capacidad para sacarle humor a la vida con apuntes que solo los expresa una persona inteligente y con verdadera chispa.

Destacó de don Víctor la generosidad y el reconocimiento que tenía por el buen trabajo de cada una de las personas, situación que explica la inmensa gratitud y el reconocimiento de sus colaboradores.

“Hoy partió un hombre bueno y justo que respetaba y quería a sus empleados, la verdad estamos muy tristes por esta situación”, dijo.

En la mente de Jonathan queda el hombre de mirada fija y penetrante, el mismo que dejaba escapar risas y sonrisas sombreadas por un bigote grueso como sus cejas que lo caracterizaron en su físico. Evoca a ese hombre recio, de piel canela, amigo del sombrero blanco de cinta negra, de la camisa corta y el pocho de cuadros, perfectamente doblado sobre el hombro.

Las niñas bonitas de Víctor Carranza fueron sus dos enormes esmeraldas Fura y Tena, las cuales conservó cómo su gran secreto. Las dos suman más de 15.000 quilates y su precio tan solo se puede tasar en dólares. Fura es una esmeralda de 11.000 quilates, con un peso de cinco kilos aproximadamente. Tena es la esmeralda con mayor valor en el mundo y al parecer es una pura “gota de aceite”.

Estas piedras son tan imponentes, que en su momento el periodista, Germán Santamaría, director de Diners, al llegar de una entrevista con el “Zar” manifestó que las gemas mencionadas eran algo realmente fantástico. Para el hoy embajador en Portugal, una de las cosas que más le llamó la atención de Carranza fue su aprecio por los trabajadores a quienes en épocas de navidad agasajaba con un pipiripao que él mismo con su señora y sus hijos servían con familiaridad.

Quizás hoy don Víctor camina ya tranquilo por sus cuitas en vida en San Juan (Boyacá), donde inició labores en 1954, muy de seguro visitará Buena Vista y Peñas Blancas sitios en los cuales, el buscador de esmeraldas con más olfato también con fortuna cavó en los albores de su oficio.

Otra actividad que enamoró a Víctor Carranza fue la ganadería y fue así como en alguna ocasión le vimos en un Congreso ganadero en Cartagena, muy animado y luciendo el famoso sombrero vueltiao.

Ese día no dio entrevistas, pero permitió una charla larga sobre varios aspectos de la vida nacional, a los quince días concedió, gracias a ese contacto, una entrevista para Pregunta Yamid.

El negocio de la tierra le generó serios inconvenientes a Carranza quien se opuso a que a los llanos orientales llegaran personas con amenazas o extorsiones. Estaba en la mira de guerrilleros, paramilitares y otras bandas criminales, no en vano fue víctima de varios atentados como el de la vía Puerto Gaitán-Puerto López en 2009 y el último, muy cinematográfico el de 2010 cuando con rockets, granadas y carro tanque fue atacada su escolta a 20 minutos de Villavicencio.

De todos salió ileso. Al igual que muchos, Víctor Carranza pasará a la historia por ser para muchos un hombre controvertido, pero para otros, una buena persona y reconocido luchador, que como los más aguerridos quedará inmortalizado y ennoblecido por no caer ante el fuego enemigo.

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