La Casa del Diablo es 'propiedad' de la Unal

Durante la 17ª Muestra Internacional Documental (MIDBO), el egresado de la Universidad Nacional de Colombia Iván Reina presentó La Casa del Diablo, un retrato de cinco personajes que habitan una casa abandonada en Bucaramanga,

Tras obtener esta oportunidad en una competencia nacional, este egresado de la Universidad Nacional de Colombia cuenta la historia de cinco habitantes de una casa abandonada en el barrio Cabecera, de Bucaramanga, uno de los más acomodados y emblemáticos de esta ciudad, que se convirtió en ruinas de un proyecto residencial hace 40 años, por fallas del terreno.

Este sector olvidado se convierte en un lugar lleno de mitos y de historias urbanas que relatan ritos satánicos, actividades de “punkeros” y “metaleros” y todo lo que se oculta detrás de lo desconocido.

El lugar empezó a ser habitado por recicladores, habitantes de calle y trabajadores informales, que vieron en este espacio la posibilidad de un refugio.

El realizador Reina encontró un lugar ocupado con sus propias leyes, que se convirtió en la casa de unas personas que vivían y se relacionaban entre sí como una pequeña familia.

La película se estructura alrededor de las historias de cada uno de los personajes, que se van entrelazando. “Hay dos personajes que cobran mayor peso y terminan convirtiéndose en las caras más fuertes de la película, los conocidos como el Fercho y el Diablo, figuras que manifiestan y condensan la sensibilidad que hay detrás de cada uno”, cuenta el realizador.

En la realización, que duró cuatro meses, participaron estudiantes y egresados de la Escuela de Cine y TV en las funciones de sonidista, asistente de dirección y productor.

Los ilegales, los ocultos y los peligrosos son personajes con una devoción más por Dios que por el Diablo, figuras que son muy recurrentes en el documental.

Las historias en torno a este lugar conformaron mitos que cada día se hacían más arraigados en la comunidad. Para Iván Reina, “los mitos de ciudad son muy importantes para construir la identidad, cómo nos reconocemos, pero cuando estos recaen sobre personas es peligroso, porque se puede llegar a la discriminación y el clasismo”.

La idea, como él cuenta, era romper esa barrera y contar cómo era vivir en esa casa, qué implicaba para ellos la supervivencia y la tensión entre Dios y el Diablo mientras establecían una mirada propia del mundo. “La supervivencia no residía solo en buscar qué comer, sino en ese empuje que lleva a reencontrarse con uno mismo y saber quién es, qué te hace falta; los personajes no quieren ocultar sus falencias y muestran mucho de sus fortalezas”, asegura.

Este documental, que en algún momento fue el trabajo de grado de este joven realizador, participa en la 17ª MIDBO, gracias a una convocatoria nacional para largometrajes, y estará compartiendo salas al lado de figuras de renombre en el campo del documental como Oscar Campo, documentalista que lleva 25 años haciendo cine.

En Bucaramanga se proyectó en agosto durante la Feria del Libro y tuvo gran acogida debido al acercamiento de la personas de la ciudad con este lugar y su historia; allí, los mismos protagonistas estuvieron presentes en la proyección.

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