Los escándalos políticos del 2014

El 2014 será recordado por algunos de los escándalos políticos más relevantes de los últimos años.

En medio de un proceso de paz que se convirtió en el caballito de batalla de todas las campañas políticas a la presidencia del país y que delimitó el comportamiento político colombiano, la polarización generó escándalos a pedir de boca.

La campaña electoral


El 2014 fue el año en el que el uribismo y el santismo se encontraron cara a cara en una contienda electoral que estuvo signada por las descalificaciones personales y que mostró lo polarizado que está el país en torno al proceso de paz de La Habana. Los debates televisados se convirtieron en un escenario de confrontación en el que los términos “tramposo” o “traidor” fueron una constante.

Tanto fue el revuelo alrededor del proceso de paz que la Fiscalía allanó las oficinas de una empresa que manejaba las redes sociales dela campaña del Centro Democrático y desde la que se interceptaron ilegalmente las comunicaciones de los miembros de las comisiones negociadoras y de periodistas cercanos a las negociaciones. Andrés Sepúlveda es el nombre de la persona condenada por estos hechos.

Mientras esto pasaba en la campaña del presidente Juan Manuel Santos se defendían de las acusaciones de ingreso de dineros del narcotráfico a la campaña de 2010. Finalmente, todo se zanjó con la segunda vuelta presidencial en la que Santos se reeligió como presidente de los colombianos.

Choque de trenes


Este año que termina las diferencias ideológicas entre el fiscal general de la Nación, Eduardo Montealegre, y el procurador general, Alejandro Ordóñez, resultaron en un choque de trenes que desnudó una vez más lo polarizado que está el país por cuenta del proceso de paz.

El debate en torno a las penas que pagarían quienes se desmovilicen y si hay un espacio para la impunidad o no fue el centro de la discusión que llevó a que procesos como el de el alcalde mayor de Bogotá; Gustavo Petro, reflejara esas tensiones con los allanamientos de la Fiscalía a las oficinas de la Procuraduría.

Por el momento ese choque de trenes que se ha visto en varios escenarios continúa con la misma intensidad por cuenta de la posibilidad de que el narcotráfico pudiera ser considerado un delito político conexo al accionar de las Farc.

Petro se quedó


Después de que el 9 de diciembre de 2013 el alcalde mayor de Bogotá, Gustavo Petro fuera destituido e inhabilitado por 15 años para ejercer cargos públicos, por cuenta del procurador general, Alejandro Ordóñez, la situación de Peto cambió radicalmente.

Un arranque de año que estuvo marcado por las acciones de tutela y decisiones judiciales que reversaban temporalmente la decisión de Ordóñez, fue seguido por la decisión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de otorgarle medidas cautelares a Petro.

A pesar de ello, el presidente Juan Manuel Santos decidió no acatar esas medidas y ejecutar a decisión de la Procuraduría en marzo. Sin embargo, una demanda en contra de la sanción, aceptada en el Consejo de Estado, revivió la Alcaldía de Petro hasta este mes de diciembre.

Chuzadas 2.0


En febrero la Fiscalía General de la Nación desmanteló una fachada de inteligencia del Ejército, llamada Andrómeda. Esta operación interceptaba comunicaciones celulares t electrónicas con varios fines, lo grave vino cuando se descubrió que desde ahí se espiaba a los miembros de la comisión negociadora del gobierno en La Habana.

Sumado a este hecho se conoció el escándalo de Andrés Sepúlveda ligado a la campaña de Óscar Iván Zuluaga quien habría interceptado, igualmente, las comunicaciones de los negociadores.

En el segundo semestre del año se conoció la existencia de otra operación de espionaje a los miembros del equipo negociador del Gobierno, así como a periodistas que cubren el proceso. Estas interceptaciones fueron hechas desde la Central de Inteligencia del Ejército. El saldo de ese escándalo fue el retiro del general Mauricio Forero, director de inteligencia.

De manera alterna y sin que fueran interceptaciones ilegales, pero si filtraciones de información sensible para la seguridad de la Nación, el expresidente y actual senador Álvaro Uribe Vélez reveló coordenadas de traslado de guerrilleros de las Farc que iban rumbo a La Habana a sumarse al proceso de paz.

Además, filtró los datos exactos de la retención del Brigadier General Rubén Darío Álzate a manos de las Farc. Estas acciones aún no han generado responsabilidades y continúan poniendo en vilo la seguridad nacional.

Se descongela el Polo, una vez más


En la contienda electoral a la Presidencia de la Nación, Clara López, presidenta del Polo Democrático Alternativo terminó apoyando al presidente Juan Manuel Santos en su aspiración a la reelección.

Esta decisión llevó a que el Moir, y sus representantes, la reprobaran. El senador Jorge Enrique Robledo fue el abanderado de esa oposición al apoyo de Clara López. El escándalo creció tanto que en algún momento se habló de un posible retiro de la presidenta de esa colectividad y sus seguidores dejando el Polo en manos del Moir.

Álvaro Uribe contra el mundo


Este 2014 que pasa fue el año en el que el expresidente Álvaro Uribe Vélez se enfrentó a varios sectores políticos y de opinión. A el ya mencionado enfrentamiento con el presidente Juan Manuel Santos, a quien no ha dudado en considerar como un traidor se suman los ataques constantes a Gustavo Petro o Iván Cepeda.

Sobre este último vale mencionar el debate sobre paramilitarismo que se llevó a cabo en el Congreso y en el que varios sectores manifestaron que la posición del uribismo, y en especial del expresidente, fue de evasión constante. Como consecuencia de este debate Uribe inició una guerra en contra de Cepeda a través de Twitter, que se ha convertido en la tribuna y trinchera del actual senador.

En la misma vía se dieron acusaciones y señalamientos en contra del exgerente del Canal Capital, periodista y actual precandidato a la Alcaldía de Bogotá, Hollman Morris. Los ataques siguen en la vía de señalar a Morris como aliado de las Farc.

Por último, la insistencia del expresidente en señalar al proceso de paz como un acto de injerencia del “castrochavismo” perdió bastante fuerza por cuenta de la decisión de los gobiernos de Raúl Castro y de Barack Obama de reanudar relaciones diplomáticas, después de más de 50 años. Esto desactiva el argumento de una Cuba enemiga del mundo y aliada del terrorismo que es la matriz en la que Uribe concibe el proceso de paz con las Farc.

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